El próximo 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer y pese a que los movimientos sociales que buscan la equidad de género suman cada vez más adherentes, dicho entusiasmo por la mayor presencia femenina no se estaría reflejando en las cifras de participación laboral. Así al menos lo muestran las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Según datos de la entidad, en el trimestre octubre-diciembre de 2019 las personas residentes en Chile de 15 años y más que se han integrado al mercado -ya sea ocupando un puesto de trabajo u ofreciendo su fuerza laboral- llegó a 59,3%, lo que implicó una caída de 0,3 punto porcentual en contraste con el año anterior.
En el mismo período, la participación laboral de las mujeres bajó levemente en comparación con 2018, pasando de 49,5% a 49,2%, la más baja en los últimos tres años. La presencia laboral de los hombres también mostró una caída en relación con el ejercicio anterior, pasando de 70,1% a 69,7%.
El escenario a nivel nacional muestra que la mayor participación femenina la tiene la región de Aysén, con una tasa de 62,4%. Le sigue Magallanes y Antártica Chilena (54,8%) y Atacama (53,5%). En la vereda contraria, el Biobío, Valparaíso y O’Higgins fueron las regiones que mostraron la menor presencia femenina, con tasas de 43,6%, 45,3% y 46,3% de participación, respectivamente.
En el caso de los ocupados, los datos del INE arrojaron que a nivel nacional existen 8.547.633 personas, de dicha cifra 3.569.503 corresponden a puestos de trabajo ocupados por mujeres. El sector comercio al por mayor y al por menor es el que emplea a más mujeres, con 769.465 plazas de trabajo; le sigue enseñanza con 541.805 ocupadas y luego actividades de atención de la salud humana y de asistencia social con 378.720.
Si la información se separa según rango etario, los datos revelan que los grupos de 40 a 44 años y de 35 a 39 años son los que tienen la mayor participación femenina en el mercado laboral, con tasas de 72,9% y 72,7%, respectivamente.
AUN BAJA PARTICIPACIÓN
El estancamiento de la participación laboral femenina generó debate entre los expertos, quienes difieren respecto a las razones tras el fenómeno.
“Más que centrarnos en las cifras, es importante reconocer que el cambio cultural asociado a género y la mujer está avanzando más rápido que las estructuras y modelos de las empresas”, sostuvo Carmen Luz Morales, gerenta general de People & Partners.
A juicio de la ejecutiva, se trata de un proceso que toma tiempo. “Depende de una evolución y cambio de mentalidad de los hombres, ya que son espacios que ellos han dominado por mucho tiempo”, dijo.
Para Carolina Varela, directora de servicio y calidad de la empresa de Adecco Chile, la clave está en las brechas.
“Actualmente es común encontrarse con mujeres que asumen diferentes roles y que en varios casos las jornadas laborales no les permiten compatibilizar vida laboral con responsabilidades o derechos personales. Sin dejar de mencionar que aun en algunos casos, continúan existiendo brechas en los salarios de hombres y mujeres”, dijo Varela.
Para la directora de Adecco es necesario “tener acuerdos legislativos relacionados a igualdad de salarios, flexibilidad o ajuste de jornadas, igualdad de cuota y participación en el mercado” para aumentar la presencia de mujeres.
Desde Randstad, el director de staffing & outsourcing, Francisco Torres, apuntó a la falta de actualización de las políticas públicas, ejemplificando la norma que exige que las empresas con más de 20 mujeres otorguen el beneficio de sala cuna.
“Hay políticas que se impulsan, pero no generan un impacto de manera transversal, porque a las empresas no se les obliga a aumentar la participación femenina, como existe en los países nórdicos (…) Hecha la ley, hecha la trampa”, dijo, agregando que en el caso de dicho beneficio muchas empresas contratan hasta máximo 19 mujeres, para no entrar en la exigencia legal.
SALA CUNA UNIVERSAL
El proyecto del gobierno que promueve el derecho a sala cuna universal para los hijos menores de dos años de madres trabajadoras no avanza rápido en el Congreso. Ingresada en agosto de 2018, la iniciativa tuvo su último trámite legislativo en noviembre del año pasado en el Senado.
Se trata de una propuesta símbolo de la Agenda Mujer propuesta por el Ejecutivo, ya que pretendía favorecer a 230 mil mujeres.
Cuando el proyecto logró zanjar su primer trámite legislativo, el entonces ministro del Trabajo, Nicolás Mönckeberg, se refirió a los beneficios que tendría para las mujeres del país. «Va a tener un tremendo impacto a que tengamos una sociedad más justa, en que las mujeres puedan tener trabajos de calidad», sostuvo el exsecretario de Estado.
En octubre pasado, pese a que la iniciativa pudo superar la etapa de la comisión del Trabajo tras un acuerdo con la oposición para aprobar las indicaciones, su posterior avance ha sido leve.
El pasado 6 de noviembre la propuesta fue rechazada por tres votos por la comisión de Educación y se espera que en marzo el proyecto sea retomado por la comisión de Hacienda de la Cámara Alta. (DF)