“Patria y vida” para Cuba y las primarias-Isabel Plá

“Patria y vida” para Cuba y las primarias-Isabel Plá

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Nací pocos años después de la instalación de Fidel Castro en el poder. He visitado la isla dos veces: una naturaleza de ensueño, tardes para enamorarse, noches para bailar bajo las estrellas; ciudades que conservan la huella de un pasado glorioso y pujante; gente buena, talentosa, muy educada y porfiadamente alegre; y la opresión y miseria que se respiran por todas partes.

En 61 años se han registrado algunos brotes de rebelión clamando libertad. Como todo régimen marxista, con el control hegemónico del poder, cada uno de esos brotes ha sido aplastado por el terror como política de estado, el asedio a los cabecillas, fusilamientos y encarcelamientos sin juicio previos; y por cuadrillas de civiles regalones del poder intimidando en cada barrio a los vecinos que levantan la voz.

Por varias razones, el movimiento que observa el mundo desde el domingo parece tener una profundidad mayor que los anteriores. Miguel Díaz-Canel no es Fidel ni Raúl Castro, carece de su liderazgo para ejercer el poder; las redes sociales han hecho lo suyo, cuando millones de cubanos ya cuentan con conexión 4G y lanzan al mundo desde sus celulares el registro de lo que está ocurriendo. Y el hambre y la pandemia, dolorosas guindas de la torta, agotaron la paciencia de un pueblo que ya sabe que la utopía nunca llegará.

Pasadas ya varias décadas, los chilenos naturalizamos la dictadura cubana. Hasta hoy. Hay evidentes razones para mirar muy de cerca lo que está ocurriendo en esa isla bella y dolida, cuando uno de los dos probables ganadores de las primarias presidenciales del próximo domingo es militante del PC chileno, un marxista que no se molesta en disimularlo, defensor irreductible de la fallida revolución y cuyo modelo –algo más edulcorado– es el que inspira su programa de gobierno.

No es campaña del terror, no es noticia falsa. Chile enfrenta hoy la posibilidad cierta de un próximo gobierno encabezado por el Partido Comunista. Si usted sigue con dudas o cree en la “renovación” de esa izquierda, revise la posición que ha mantenido el PC chileno frente a Cuba, que el domingo respaldó de inmediato al gobierno de Díaz-Canel y, como es habitual, acusó “interferencias y agresiones norteamericanas”. Y, sobre todo, dedíquele algunas horas a la lectura del Programa de Gobierno de Daniel Jadue: restricciones a la libertad de expresión y control de la prensa; debilitamiento del derecho de propiedad; severas limitaciones a la empresa privada (“no vengan a llorar porque cierren pymes, siempre pasa”, ya lo advirtió el locuaz encargado de su programa económico); señales de penetración en las Fuerzas Armadas y de Orden, proponiendo su refundación. Y una visión de la violencia que no merece más explicación, cuando exige amnistiar graves delitos cometidos al amparo del estallido e indultar al asesino del senador Jaime Guzmán. El programa completo se resume con extrema claridad en la confesión de Camila Vallejo en el 2012, tras reunirse con Fidel Castro, en su calidad de dirigenta estudiantil: “Para nosotros lo que diga, reflexione, lo que nos señale, es como una carta de ruta”.

Por estos días ha circulado el discurso del Secretario General de la OEA Luis Almagro, cuando el régimen castrista cumplió 60 años, vale la pena oírlo completo, porque describe sin eufemismos los resultados de la “revolución”: “La dictadura cubana es probablemente el ejemplo más perfecto de la mitología de la miseria y de las violaciones de los derechos humanos”… “ha fracasado en el acceso a derechos y equidad; ha fracasado en su sistema productivo, ha fracasado en su manejo financiero; ha fracasado en el manejo de la economía” … “su gran legado es la gente muriéndose en el mar, los fusilamientos, las víctimas de la tortura, los asesinatos, la distribución de la miseria y la falta absoluta de libertades y de garantías fundamentales”.

Poco más que agregar. Así de importante es votar el domingo en las primarias. (El Líbero)

Isabel Plá

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