Hasta 282,4 puntos de diferencia en el puntaje de corte presentan las carreras más demandadas y ofrecidas en las 33 universidades adscritas al Sistema Unico de Admisión (SUA). La mayor brecha se dio en Ingeniería Civil Industrial. Aquí la lista es liderada por la U. Técnica Federico Santa María en su sede en Santiago, donde el último seleccionado del proceso logró un puntaje ponderado de 695,3 puntos en la PSU, mientras que el mismo programa en la U. de Antofagasta cortó en 412,9.
El análisis, realizado por la U. Católica, considera como carreras más demandas aquellas que tuvieron en este proceso de admisión las mayores postulaciones y donde figuran programas como Derecho y Medicina, entre otros (ver infografía).
La carrera de Medicina es la que presenta la menor diferencia, con 88,7 puntos en los puntajes de corte entre las 22 universidades del SUA que la dictan. La U. Católica en este ítem cortó la lista de sus seleccionados con 794,5 puntos, mientras que la U. de Magallanes lo hizo con 705,9. Para el experto y director del Mide UC, Jorge Manzi, la menor diferencia en esta carrera se debe a que en ésta “la carrera está más formalizada y hay acuerdos acerca de aquello que constituye la formación médica. Además, hay mayor autorregulación, porque las universidades tienen que cumplir con ciertos requisitos para ofrecer el programa, como exigencias curriculares y de infraestructura”.
Medicina por años ha sido una de las carreras más demandadas por los futuros universitarios. Pese a ello, las autoridades de cada plantel han mantenido casi sin movimiento las ofertas de cupos. Una realidad distinta enfrenta, por ejemplo, Ingeniería Comercial, donde el promedio de vacantes alcanza los 300 y va aumentando con los años en varios planteles. Aquí la diferencia de puntaje es de 277,5 puntos. Para Manzi, esta brecha refleja, también, la calidad ofrecida por cada institución, porque “detrás de esas diferencias de puntaje hay diferencias de formación en calidad de docentes e infraestructura, por ejemplo”.
En Ingeniería Comercial, el último seleccionado en la U. Católica logró 727,5 puntos. Varios puntos más atrás está la U. Andrés Bello que cortó con 450 puntos en la misma carrera, siendo el más bajo del sistema. El director de admisión del plantel privado, Leonel Vega, explica que “efectivamente hay un grupo de universidades que llevan la delantera que son la U. de Chile y Católica, donde los mejores estudiantes las eligen como casa de estudios”. Sin embargo, dice, “la brecha de puntaje en nuestro plantel se da por la cantidad de cupos que entregamos, porque somos inclusivos y matriculamos a alumnos diversos y con sobre o igual a 450 puntos”.
La autoridad recalca que no es lo mismo ofrecer una carrera con 40 cupos que con 160: “con esta última cantidad de cupos, obviamente el último seleccionado tendrá un menor puntaje”.
Las ingenierías son las que lideran las mayores diferencias. Una realidad que se debe, a juicio de Manzi, a la poca unificación del sistema. “El consenso de qué se enseña en ingeniería es confuso. Cuál es la diferencia entre Ingeniería Civil Industrial o Civil a secas. Tienen muchos apellidos”.
Entre las universidades no tradicionales, la U. de los Andes lidera la lista. Por ejemplo, en Derecho ocupa el tercer lugar con más alto puntaje de corte (643.6), pero es la primera entre los planteles privados adscritos al SUA. Según la directora de Admisión, Carolina Jacir, eso se debe a que “hemos tenido un buen desempeño de nuestros egresados y toda esa reputación hace que los mejores de los egresados nos elijan. Es por eso que año a año hemos subido los puntajes de los últimos seleccionados”.
MÁS REGULACIÓN
En Chile para crear una universidad o abrir nuevas carreras es necesario cumplir con una serie de requisitos y pasar por un período de licenciamiento antes de la autonomía, la cual lo otorga el Consejo Nacional de Educación (Cned) en conjunto con el Mineduc. Sin embargo, a juicio de Manzi, nuestro sistema de regulación es nuevo y no se compara con el de países de Europa, que ponen grandes barreras de entrada fijadas por el Estado.
En ese sentido, insistió Manzi que las diferencias tienen que ver “con las reglas institucionales de cada plantel y del peso que tiene la acreditación. En Chile, la ley se aprobó en 2006, somos muy nuevos comparados con sistemas como el de EEUU, donde la certificación lleva décadas”. (La Tercera)