Han pasado 12 días desde que el Presidente Gabriel Boric anunció públicamente que evaluaba una nueva fórmula para que la fuerzas militares apoyen las tareas de resguardo en la macrozona sur; un «estado intermedio» que evita recurrir al estado de excepción constitucional.
Son tres los puntos clave de la medida: no limita las libertades o derechos de las personas, existe una autoridad civil a cargo, y el Presidente la puede prorrogar por dos periodos de 15 días sin recurrir al Congreso, luego de eso, debe pasar por los legisladores.
Sin embargo, el Gobierno aún no cuenta con los respaldos necesarios para sacarla adelante, incluso en su propio bloque.
Así lo reconoce el ministro de la Segprés, Giorgio Jackson, quien está a cargo de las tratativas para que avance la agenda legislativa del Gobierno en el Parlamento. «Es algo que todavía no genera el consenso necesario. Esta es una reforma constitucional que requiere tres quintos del Congreso y, por lo tanto, queremos que todas las dudas que se han planteado al interior de nuestra coalición puedan ser resueltas para poder avanzar con firmeza a conseguir los votos que faltan», sostuvo Jackson a El Mercurio de Valparaíso.
Así, la tarea que ha asumido el Gobierno, explica el ministro, es buscar «puntos de equilibrio» para que la iniciativa avance, los que se traducen en «escuchar los testimonios tanto de las personas que sufren de inseguridad de transitar por las vías transportando, realizando su trabajo, como también de aquellas personas que no quieren que siga habiendo paralizaciones en las carreteras que impidan el paso tanto de alimentos como de suministros o incluso ambulancias que muchas veces no han podido pasar«.
«Si pensamos lo que les está pasando a las personas afectadas, es más fácil poder generar un clima de mayor consenso en torno a algunas medidas que, me imagino, a ningún gobierno le gustaría tener que aplicar. Nos encantaría que esto no existiera, pero una vez que el conflicto está, la pregunta es cómo uno lo aborda«, reconoció Jackson.
Lo anterior, además, debe conjugarse con las garantías que se transforman en un piso mínimo para el Gobierno: que no se vuelvan a vulnerar los derechos de las personas, la seguridad en las rutas, y «que las personas que cometan delitos o que estén asociadas al crimen organizado se les va a perseguir«, apuntó.
Así, el cuadro se torna complejo, pues oscila en la fórmula con base democrática de «tratar de que ese poder de la fuerza y uso de ella tenga que tener ciertos límites, ciertos contrapesos y validaciones democráticas«, afirmó el titular de la Segprés.
«Eso es una de las complejidades de situaciones como ésta, donde alguien podría decir por qué no las aplican inmediatamente. Bueno, es porque tenemos que tener ciertos balances que permitan que cuando haya una persona en el gobierno que piense distinto a uno, no la pueda ocupar de manera indiscriminada, como ha ocurrido en muchos países de nuestra región», zanjó.
PLEBISCITO E INFORMACIÓN
Anoche se realizó el último Pleno de la Convención Constitucional y se aprobó el borrador de la Nueva Constitución. Son 499 artículos que ahora deberán pasar a un proceso de afinamiento y armonización.
Todo, para que quede listo el texto que se votará el próximo domingo 4 de septiembre en el Plebiscito de salida y donde habrá dos opciones: Apruebo y Rechazo.
Ante este escenario en el Gobierno reconocen que no hay nada claro en cuál postura triunfará. De hecho, las encuestas marcan un triunfo del Rechazo.
«Yo creo que mientras no se cuente el último voto, tratar de adivinar cuál va a ser el resultado es jugársela muy rápido por una proyección. Yo creo que el escenario está abierto, pero ojalá se decida desde la información y no desde la desinformación, y esa es nuestra tarea como Gobierno«, sostiene en la entrevista con El Mercurio de Valparaíso el ministro Jackson.
El ex diputado agrega que «hay dos opciones en la papeleta: Apruebo y Rechazo. Mi impresión es que el proceso de cambios que Chile ha venido demandando, con los ajustes que eso implique, va a tener dos caminos muy distintos en el momento en que se zanje el Plebiscito».
Jackson considera que «las personas van tener que elegir entre aprobar el nuevo texto, con las cosas buenas que le parezcan y aquellas que quizás no le gusten tanto, y por lo tanto tendrá que hacer un análisis entre lo bueno y lo malo y hacer la ponderación dentro de su preferencia, y de cómo es posible o no cambiar aquellas cosas que no le gustan de esta nueva Constitución y su factibilidad; o rechazar, con las cosas buenas o malas que la gente considere la que fue iniciada en el 80 con la dictadura, y analizar cuán factible es cambiar aquellas cosas bajo las reglas de ella misma, que son mucho más estrictas». Y cierra con que «el escenario va a ser entre estos dos caminos, legítimos ambos». (Emol El Mercurio de Valparaíso)