En un nuevo enfrentamiento entre la Convención y el Congreso se convirtió la idea de colocar un quorum especial para hacer modificaciones al nuevo texto hasta el año 2026. Repitiendo una genial idea de Jaime Guzmán, en la comisión de Normas Transitorias pusieron un quorum más alto. Hay que recordar que, a partir del 2026, surgirá otro Congreso, donde podrán postular los actuales convencionales, y varios tienen puesto el ojo, y por ello siguen buscando aparecer en los medios a como dé lugar.
La verdad es que a diferencia del eficiente Jaime Guzmán, ese intento de blindar la nueva Constitución no tiene mucho sentido político. Si se logra el difícil escenario que el Apruebo gane por una ventaja amplia, a ningún parlamentario actual se le ocurrirá proponer modificaciones que podrían ser impopulares. Si la victoria es por un margen estrecho, escenario mucho más probable, es muy factible que se busquen amplios acuerdos para reformas, incluso por el gobierno, y así tener gobernabilidad.
En un nuevo enfrentamiento entre la Convención y el Congreso se convirtió la idea de colocar un quorum especial para hacer modificaciones al nuevo texto hasta el año 2026. Repitiendo una genial idea de Jaime Guzmán, en la comisión de Normas Transitorias pusieron un quorum más alto. Hay que recordar que, a partir del 2026, surgirá otro Congreso, donde podrán postular los actuales convencionales, y varios tienen puesto el ojo, y por ello siguen buscando aparecer en los medios a como dé lugar.
La verdad es que a diferencia del eficiente Jaime Guzmán, ese intento de blindar la nueva Constitución no tiene mucho sentido político. Si se logra el difícil escenario que el Apruebo gane por una ventaja amplia, a ningún parlamentario actual se le ocurrirá proponer modificaciones que podrían ser impopulares. Si la victoria es por un margen estrecho, escenario mucho más probable, es muy factible que se busquen amplios acuerdos para reformas, incluso por el gobierno, y así tener gobernabilidad.
¿Entonces dónde está el problema? No es tanto en el intento de proteger la Constitución, como se hizo en su momento con la de 1980, para las negociaciones anteriores al plebiscito olvidado de julio de 1989, sino en la profunda desconfianza en el Congreso. Prueba de ello, es el hilo en Twitter de Fernando Atria, donde dice, sin tapujos, que la idea del cerrojo “es un modo de proteger la Constitución de instituciones que no tienen razones para tener lealtad con ella.” ¿Es efectivo que el Congreso será desleal con una Constitución aprobada por el pueblo o es otro intento más del profesor Atria de llamar la atención y asegurar presencia en programas de TV?
Este Congreso es bastante complejo por el alto grado de atomización de sus fuerzas políticas, pero no hay evidencia alguna que tenga entre sus intenciones ser desleal con la Constitución. Es cierto que el anterior lo fue en muchos momentos con la vigente, al aprobar retiros de fondos de pensiones mediante subterfugios constitucionales, o intentar legislar en asuntos donde no tenían atribuciones legales, pero no hay evidencia que se repita el fenómeno. Los presidentes de la Cámara y el Senado no han puesto traba alguna, pese a los ninguneos de varios constituyentes.
La Convención no aprovechó el momento de oro cuando se aprobaron derechos fundamentales y no ha logrado revertir la desaprobación. Es cierto que las frases impropias de algunos, como la violenta del escribidor Baradit para defender la idea de proteger la nueva Constitución, están más allá de las posibilidades de la mesa, pero hay un desafío comunicacional pendiente. Si además los más mediáticos de los convencionales ocupan sus espacios para insultar a los actuales parlamentarios, en un intento por reemplazarlos en las elecciones del 2026, se están ganando nuevos enemigos, y va a ser más difícil encontrar voces que defiendan el Apruebo en la campaña del plebiscito de salida.
La campaña por el Rechazo está desatada y sus financistas han sido hábiles en buscar voces en ex funcionarios de gobierno de centroizquierda, en vez de las figuras tradicionales de la derecha. En contraste, escasean las voces ciudadanas por el Apruebo. Esto ha hecho a varios soñar con la idea que la ex Presidenta Bachelet pudiera encabezar dicha campaña, asunto imposible por sus funciones internacionales. Por tanto, debiera la propia Convención empezar a ampliar el círculo y aislar a quienes por intereses electorales en el año 2026, optan por insultar a los actuales parlamentarios. (La Tercera)
Carlos Correa