Friedman tenía razón-Sebastián Claro

Friedman tenía razón-Sebastián Claro

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El drama educativo derivado de la pandemia es mucho mayor al que el Simce es capaz de revelar. A todo nivel es posible ver el déficit de conocimientos de los alumnos, la falta de método de estudio y las dificultades sociales que el encierro gatilló. Existen pocos golpes transitorios que tengan efectos tan persistentes en la vida como un paréntesis educacional de dos (¿tres?) años. El impacto social y económico será grande, y la desigualdad solo puede aumentar fuertemente a partir de las tremendas diferencias que dos años en la casa producen.

Por ello, es inentendible que el Gobierno no haga de este su tema prioritario. Su énfasis en aspectos culturales y de género es, a estas alturas, una verdadera bofetada a las familias y los estudiantes, que con desesperación buscan recuperar el tiempo perdido. Es posible que el masivo apoyo de las actuales autoridades al cierre total de las escuelas las lleve a evitar un nuevo cambio de posición, pero a estas alturas tapar un gran error con otro aún mayor raya en lo inmoral.

En cualquier caso, lo más probable es que la explicación vaya por otro lado. El Colegio de Profesores es parte central de los grupos de interés que habitan el Gobierno. Así como a veces se acusa a la derecha —no sin razón— de defender intereses de organizaciones empresariales, en la izquierda el Colegio de Profesores ronca. Y lo hace a la luz del día. Pero una cosa es que un gremio vele por los intereses de sus miembros, y otra cosa es que lo haga a costa del interés de millones de niños. El Gobierno, llamado a cautelar el bien común, no actúa porque parece estar cooptado por un grupo de interés.

La posición del Colegio de Profesores y la incapacidad del Gobierno de salir de su sombra me recuerdan la última exposición de Milton Friedman, en California. Al final de la conferencia, uno de los asistentes se paró y preguntó: “Mr. Friedman, ¿cuál considera usted que es la principal amenaza al desarrollo de Estados Unidos en los próximos 50 años?”. La audiencia, en silencio, especulaba sobre su respuesta. ¿China? ¿El cambio tecnológico? Frío, frío. “El Colegio de Profesores”, respondió el economista, mientras guardaba sus apuntes.

El Presidente Boric debiera proponer un plan de recuperación social y educativa durante dos veranos. No un programa de tutorías parcial y amateur, sino uno profesional a tiempo completo, que no escatime recursos e involucre actividades recreativas y deportivas, y reforzamiento de lectura y matemáticas. Para lograrlo se necesita voluntad y disposición a romper con el Colegio de Profesores, que con seguridad pondrá el grito en el cielo. Apostaría que hay miles de jóvenes universitarios dispuestos a ayudar, y de paso, recibir unos pesos para financiar sus vacaciones. (El Mercurio)

Sebastián Claro