¿Un plebiscito que pudo salvar la democracia?

¿Un plebiscito que pudo salvar la democracia?

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En las últimas horas de su gobierno, el Presidente Allende preparaba un discurso en que llamaría a un plebiscito.

La idea de un referendo había circulado en los días iniciales de la Unidad Popular, pero fue perdiendo fuerza en la medida que los resultados electorales empezaron a mostrarse adversos. En las municipales de abril de 1971, efectivamente la UP superó a la suma de los partidos de la oposición, pero por una fracción de un uno por ciento. Con ese resultado era absurdo convocar a un plebiscito, y aunque los socialistas tibiamente lo plantearon, no los siguió nadie.

Las elecciones de un senador y un diputado, en enero de 1972, mostraron un inocultable declive electoral de la UP, lo que alejó aún más la idea de un plebiscito. A fines de enero de ese año, Allende propone ir a un referendo y la respuesta, unánime, de los partidos es un no rotundo, que el secretario general del PC, en su estilo campechano, justifica diciendo que en él “perdemos de aquí a Penco”.

El resultado de las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 (un 55% de votos para la oposición y un 45% para el gobierno) alejó aún más esa posibilidad. Sin embargo, el Presidente, el 5 de junio de 1973, volvió a plantear la idea del plebiscito, obteniendo nuevamente un rechazo unánime de los partidos.

Seis días antes del Golpe, el 5 de septiembre, Allende convoca al Comité Político de la UP y le expone (Joan Garcés, “Allende y la Experiencia Chilena”, p. 332.) la urgencia de “optar entre a) recurrir a las urnas, b) un acuerdo con la Democracia Cristiana, c) formar un gabinete de seguridad y defensa nacional integrado esencialmente por militares. Por último, si los partidos no se ponen de acuerdo sobre alguna de las opciones anteriores el Presidente solicita que durante un período máximo de tres meses acepten que él tome decisiones… pues el gobierno no puede permanecer semiparalizado en medio de la insurrección”.

Pide una respuesta para el día siguiente, pero que no llega sino el 8 de septiembre, dos días y horas antes del Golpe. Su contenido —y cito de nuevo a Garcés— es: “acuerdo con la DC, rechazado; convocatoria de un referéndum, rechazado; formación de un gobierno de defensa y seguridad nacional, rechazado; voto de confianza al Presidente para que adopte temporalmente decisiones inaplazables, rechazado. Recomendaciones propias del comité político en sustitución de las anteriores: ninguna”.

El 9 de septiembre (48 horas antes del Golpe) la idea del plebiscito registra dos nuevos hechos. “El primero es que el Partido Comunista informa al Presidente que acepta la convocatoria. El otro es que Edgardo Boeninger, rector de la Universidad de Chile y con el pleno respaldo de la DC, propone que el Presidente de la República deje el ejercicio de su cargo, lo mismo que los parlamentarios, y se llame a elecciones generales donde el pueblo, en ejercicio de su soberanía, zanje la disputa eligiendo nuevo Presidente y Congreso Nacional” (Patricio Aylwin, “La Experiencia Política de la Unidad Popular”, p. 725). Los días 9 y 10 Allende informa a ministros y a los comandantes en jefe que pronunciará un discurso el 11 o 12 de septiembre llamando a un referendo.

Aun cuando hubiera habido un respaldo pleno de los partidos de la UP a la convocatoria, es claro que no existía acuerdo con la DC. El PDC propone que ese plebiscito sea un revocatorio que lleve a la renuncia y la inmediata elección del Presidente y la totalidad del Parlamento. El PC, en cambio, plantea que debe ser para aprobar la convocatoria a una Asamblea Constituyente que funcionará paralelamente al Parlamento y no hace mención a la idea de una revocación de mandatos.

El borrador del discurso tantas veces citado —y nunca conocido—, hay quienes dicen haber conocido sus ideas centrales, no considera una revocatoria de mandatos, pero sí el llamado a elegir una asamblea constituyente y la mantención del Presidente y el Parlamento. Dicho en honor de Salvador Allende, su decisión de ir al referendo es ajena a un cálculo electoral mezquino; de ello da cuenta Carlos Prats: “Piensa (el Presidente) que de ese veredicto saldrá perdedor, pero será una honrosa derrota para la UP… que evitará la guerra civil”. Sin embargo la oposición del Partido Socialista, la Izquierda Cristiana y el MAPU-Garretón se mantiene inalterada.

El tiempo se ha agotado. Es lo que le dice, dos días antes del Golpe, el general Prats a Allende: “Perdone, Presidente, usted está nadando en un mar de ilusiones. ¿Cómo puede hablar de un plebiscito que demorará 30 o 60 días en implementarse, si tiene que afrontar un pronunciamiento militar antes de diez días?”. Allende le pregunta: “¿Qué salida ve usted, entonces?”. El general Prats le da una respuesta dramática: “Que el lunes usted pida permiso constitucional por un año y salga del país”. La respuesta del Presidente es “¡Jamás!…” (Memorias del Gral. Prats, p. 510). (El Mercurio)

Genaro Arriagada