Aunque algunas encuestas muestren que la diferencia se viene estrechando, casi todos los sondeos en los últimos meses han mostrado sistemáticamente que hay más chilenos inclinados a votar «En contra» que aquellos que pretenden votar a favor de cara al referéndum constitucional de diciembre. Para revertir ese escenario desfavorable para el proceso constituyente, es crucial que los dos líderes políticos más importantes en el país, el Presidente Gabriel Boric y el candidato presidencial José Antonio Kast, logren un acuerdo que les permita convertirse en rostros de la campaña del voto a favor de la nueva Constitución. Aunque persistirá el riesgo de que el plebiscito de diciembre se convierta en una oportunidad para que la gente castigue a la elite política en su conjunto, la mejor posibilidad de victoria que tiene el voto «A favor» es logrando el apoyo unido de los dos principales líderes políticos del país hoy. Cualquier otro escenario producirá un resultado cuya legitimidad será cuestionada y, por lo tanto, no bastará para cerrar el proceso constituyente de buena manera.
Desde que hace cuatro años Chile inició este proceso constituyente, la incertidumbre asociada a no tener certezas constitucionales ha contribuido a empeorar la crisis social y política por la que atraviesa el país. Aunque el Partido Republicano se opuso decididamente a iniciar un proceso constituyente, siendo el único partido importante que llamó a votar Rechazo en el plebiscito de octubre de 2020, el péndulo de la historia llevó al Partido Republicano a tener una mayoría relativa en el Consejo Constitucional, uno de los dos cuerpos encargados de redactar la constitución en esta segunda iteración del proceso constituyente.
Porque está sentado en la silla del piloto del proceso constituyente, el Partido Republicano arriesga mucho si el proceso fracasa. Si bien para la derecha más extrema, la Constitución de 1980 no necesitaba demasiadas modificaciones, ahora que los republicanos son un actor muy importante en el proceso, un nuevo fracaso del proceso dañaría la capacidad de ese partido de ofrecer gobernabilidad y de demostrar que puede liderar en solucionar los problemas que enfrenta Chile. Por eso, es esencial para el Partido Republicano que el texto que se proponga refleje los valores y principios del partido, pero que también sea aceptable para una mayoría de los electores. Si no puede liderar exitosamente el proceso constituyente, el Partido Republicano difícilmente podrá convencer al electorado que puede liderar al país.
Es verdad que algunos republicanos equivocadamente creen que, redactando un texto cargado a la derecha, lograrán convertir el plebiscito en un referéndum sobre el gobierno de Boric. La victoria del Rechazo en el plebiscito de 2022 fue parcialmente explicada por la alta reprobación de Boric. Pero esta vez, la votación de diciembre será también un referéndum sobre el Partido Republicano. Por eso, si el referéndum de diciembre reproduce la división de la elección presidencial de 2021, bien pudiera repetirse la victoria de Boric sobre Kast.
Por el lado del Gobierno, el proceso constituyente se ha convertido en una pesadilla. Después de la derrota del oficialismo en septiembre de 2022 y de la aplastante victoria de los republicanos en las elecciones de mayo de 2023, el gobierno de Boric ha quedado arrinconado en una posición minoritaria. Para todos los efectos prácticos, el Gobierno ya no tiene mayoría en ninguna cámara del Congreso. Boric no ha podido avanzar sus prioridades legislativas de las reformas de pensiones y tributaria. Tan arrinconado está el gobierno que Boric ha debido recurrir al veto presidencial para evitar que el congreso le imponga su propia agenda legislativa al gobierno.
Boric necesita cerrar bien el proceso constituyente. La mejor opción que tiene el gobierno de salvar lo que se perfila como el peor gobierno desde el retorno de la democracia es a través de una victoria de la opción favorecida por Boric en el plebiscito de diciembre. Si el gobierno se la juega por el voto en contra, incluso una victoria sería pírrica. Pero si el gobierno se la juega por el voto a favor, y el país apoya mayoritariamente la propuesta de nueva constitución, el gobierno de Boric dejará un incuestionable valioso legado histórico.
De ahí que, para Kast y para Boric, la mejor estrategia hoy es la de negociar. Es verdad que esa negociación debe ser especialmente cuidadosa, para que los partidos de derecha moderada y los presidenciables de izquierda no torpedeen el proceso. Nadie en la izquierda quiere ver a Boric facilitándole el camino a La Moneda a Kast. Los partidos de derecha tradicional no quieren que, gracias al proceso constituyente, Kast se convierta en el líder del sector. Pero todos quieren salir de este embrollo que significa estar en un proceso constituyente. Si los réditos del éxito del proceso pueden ser distribuidos de forma equitativa, una gran negociación entre Kast y Boric podría ser aceptada por todos los otros actores políticos. Después vendrá la ardua tarea de convencer a la gente que este es el mejor camino y de evitar que la ciudadanía aproveche el plebiscito para castigar a la elite en su conjunto. Pero para darle viabilidad a la opción del voto a favor en diciembre, es imperativo que Boric y Kast se sienten a conversar para concordar un texto que sea aceptable para una amplia mayoría de los chilenos. (El Líbero)
Patricio Navia