Sharp: un abandono nada de notable-Roberto Munita

Sharp: un abandono nada de notable-Roberto Munita

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En medio de la aluvión de noticias que hemos visto en los últimos días (secuestros, isapres, Hermosilla, Irina) ha habido una que ha pasado, quizás, demasiado piola: la suspensión del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, por un mes, por notable abandono de deberes.

El asunto es grave; que me disculpen los penquistas, pero Valparaíso es por lejos la ciudad más importante y emblemática fuera de la capital del país. No sólo alberga la sede oficial del Congreso Nacional, la comandancia de la Armada y varios servicios (como el Ministerio de la Cultura o Sernapesca), sino que además es Patrimonio Cultural de la Humanidad según Unicef, y un importante polo científico, cultural y comercial. No es una comuna rural ni un pueblo secundario, por lo que el hecho de que su alcalde haya sido suspendido en sus funciones por un mes -y hasta haya estado a un paso de ser destituido- merece más de una reflexión.

Valparaíso hoy es una vergüenza nacional. Quienes hemos vivido en la zona recordamos con angustia cómo era hace algunos años. Pasear de noche por el paseo Gervasoni, bajar por alguno de los ascensores, recorrer los bares del Plan y terminar en La Piedra Feliz era un panorama incomparable y seguro. El lugar era, además, un destino obligado para turistas, junto con las playas de Viña y los vinos de Casablanca. Hoy, en cambio, hay que hacerle una serie de advertencias a los gringos, junto con pedirles que eviten los cerros y el centro de la ciudad, desde cierta hora. A pesar de contar con el título de la Unicef, Valparaíso hoy no cuenta ni con medio título por parte de la ciudadanía.

¿Qué responsabilidad le cabe en esto al alcalde? Demasiada. Y no sólo en el plano turístico o de desarrollo. Es cosa de conocer el detalle del caso que dio lugar a la sentencia del Tricel: la sanción se debe a que, frente a una serie de denuncias graves de seis concejales sobre irregularidades en un par de liceos municipales, Sharp no hizo nada. Tal como lo lee. Hoy, que sufrimos una de las crisis educacionales más severas de la historia, y antes hechos gravísimos que llegaron a oídos de la municipalidad, no se hizo nada.

La denuncia de los concejales se basó en un informe de la Contraloría que daba a conocer de evidencia sobre distintas irregularidades comprometedoras: dos liceos municipales cobraban arriendo a la corporación municipal, generando al mismo tiempo ingresos y egresos; además, arrendaban sus dependencias de forma ilegal, y para cuadrar las platas, presentaron boletas hasta de compra de alcohol, lo que es improcedente. Además, en uno de los liceos, el ente contralor desaprobó el pago de un “bono de producción” de más de 28 millones. Y pese a todo lo anterior, en ambos colegios municipales las platas no cuadran, y hay un forado que hasta hoy nadie puede explicar.

Pero pese a las denuncias y el informe de la Contraloría, el edil se quedó de brazos cruzados.

Sin embargo, el problema de Sharp va mucho más allá que esta denuncia. Incluso va más allá de lo sucia y peligrosa que está la comuna (el mismo alcalde fue víctima de un robo hace pocos días atrás). Desde que está a cargo de la comuna, Jorge Sharp se ha destacado más por ser un soldado de la política nacional, antes que un gestor comunal. Es cosa de recordar que renunció a CS cuando el entonces diputado Boric firmó el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, el 15 de noviembre de 2019. Para Sharp, dicha firma representaba una derrota cultural y el fracaso de un intento por refundarlo todo. Sin embargo, lo que ha pasado en Valparaíso demuestra que, más que refundación, lo que único que logra hacer esta izquierda extrema es deflagración.

A pesar de lo anterior, Sharp sigue teniendo votos en Valparaíso. Bastantes. Puede que deje de gobernar por un mes, pero volverá con más épica. Y se acerca su segunda reelección. ¿Qué se puede hacer? Tal como en la comuna de Providencia, alguna vez se reunieron todas las fuerzas opositoras al coronel Labbé en torno a una candidatura (Josefina Errázuriz, quien fue la elegida tras una peculiar primaria), quizás la opción es organizar una sola candidatura, desde el socialismo hasta la derecha, con el compromiso de que quien gane dicha primaria le compita en el uno-a-uno a Sharp. Sólo así, aplicando un “Plan Labbé” se podrá asegurar que Valparaíso vuelva a ser “la joya del pacífico” que alguna vez cantó Víctor Acosta. (El Libero)

Roberto Munita