La crisis migratoria en Chile exige acciones decisivas, y en ese contexto se ha presentado una ley que modifica los requisitos para la regularización de extranjeros.
Diversos sectores, usualmente ligados a movimientos religiosos o de izquierda, han promovido la regularización masiva de extranjeros, argumentando beneficios económicos y que hay que ser buenistas y permisivos con quienes no respetan nuestras normas. Sin embargo, estas visiones ignoran problemas graves como el hacinamiento y el aumento de la criminalidad, y la presión en ingresos de los más vulnerables.
Actualmente, mientras los extranjeros alcanzan un 8% de los residentes en el país, el 15% de la población penal en Chile es extranjera, y un 13% de los homicidios tienen como victimarios a extranjeros.
Es esencial reconocer que la inmigración descontrolada no solo afecta la cohesión social, sino que también pone en riesgo la seguridad pública. La permisividad en las fronteras ha permitido la entrada de organizaciones criminales, incrementando la violencia.
Este proyecto de ley es crucial para establecer un control migratorio efectivo, garantizando que solo aquellos migrantes que cumplen con la legalidad puedan integrarse y contribuir a la sociedad. La regularización indiscriminada no puede ser la solución, y menos aplaudir que trabajen ilegalmente.
Es necesario un enfoque que equilibre el respeto a sus derechos con la necesidad de mantener la seguridad y el orden en nuestras comunidades.
Avanzar en este proyecto de ley es fundamental para asegurar un futuro más seguro y cohesionado, que mejorará la relación entre nacionales y extranjeros, y es justo con los migrantes que sí solicitan su visa y respetan nuestras normas.
No se debe privilegiar a migrantes clandestinos por sobre extranjeros que vienen a aportar y por sobre los nacionales. (El Mercurio Cartas)
Álvaro Bellolio A.
Director Escuela de Gobierno UNAB, ex director nacional del Servicio Nacional de Migraciones
