37 asesinados en una semana.
100 inmigrantes ilegales que ingresan clandestinamente cada día.
Esos son los datos duros de la realidad, aquellos que la Ministra Toha y el Presidente Boric se resisten a ver y comprender.
“La cantidad de víctimas de homicidios de estos días ha sido más o menos similar a la que hay en días habituales” afirmó la Ministra, con una falta de empatía impresionante. No solo porque es mentira, dado que el 18 recién pasado fue el 18 más sangriento de nuestra historia reciente; sino porque la frialdad a la hora de comentar homicidios y palmotearse la espalda por lo bien que lo están haciendo resulta intolerable.
Al día siguiente, el Subsecretario Vergara, quien es la persona en Chile encargada de prevenir los delitos, agregó que estaban orgullosos de su trabajo y que las cifras en realidad mostraban algo muy positivo, que es la equidad territorial en los homicidios: ahora no había homicidios de primera o segunda clase según el lugar en que se cometían, sino que ahora, gracias a la gestión del gobierno, estos se cometían en todas partes de Chile. Delirante.
Para rematar, el Subsecretario Monsalve dijo que no todas las muertes eran iguales, sino que muchas eran por riña y arma blanca, y no necesariamente como resultado del crimen organizado. ¿Entonces ya no es lo habitual sino que fue algo excepcional? ¿Hay mejores muertos que otros? Insólito.
Y por si fuera poco, nuestro excelentísimo Presidente, a quien este nivel de violencia no lo conmueve y que pasó directamente, sin escalas, de las fondas del Parque O´Higgins a Nueva York, se presenta en la ONU para hablar de conflictos internacionales y de la paz mundial, agregando que Chile no está disponible para recibir más migrantes. ¿Sabrá el Presidente que en su gobierno han entrado más de 100 mil inmigrantes ilegales por pasos clandestinos? ¿Sabrá el Presidente que en las últimas 24 horas, probablemente, más de 100 inmigrantes ilegales entraron clandestinamente? ¿Alguno de sus millonarios asesores le entregará alguna cifra o lo orientará respecto de la responsabilidad que tiene a la hora de enfrentar la inmigración o la crisis de seguridad? ¿De qué sirve ir a discursear afuera, cuando los problemas que tiene literalmente, a metros de su casa, no los puede resolver adecuadamente?
Ese es el problema de la burbuja en que viven el Presidente sus Ministros y asesores. No tienen idea el país que gobiernan y por lo tanto, jamás serán capaces de elaborar las mejores soluciones para enfrentar y resolver las urgencias de la ciudadanía.
Es cosa de leer las columnas de uno de los asesores más cercanos al Presidente, Eugenio Tironi, que habla de la migración como una bendición y que los chilenos somos muy tontos por no apreciar la enorme calidad de inmigrantes que tenemos. Seguramente el señor Tironi conoce muy bien las calles de Nueva York y Paris, pero hace un buen tiempo que no recorre Chile ni está enterado del devastador efecto de la inmigración ilegal en nuestro país. No tiene idea de la proliferación de campamentos; de la ocupación ilegal de terrenos privados; del colapso de los servicios públicos de salud y educación; o del aumento explosivo de la población penal extranjera.
Para salir del estancamiento en Chile y para enfrentar con decisión la crisis de inseguridad que nos tiene al mismo nivel de Botswana, Namibia y Gambia, hay que romper la burbuja que habitan en La Moneda y exigir un cambio de conducción política para enfrentar la crisis de inseguridad y de inmigración ilegal. Luego de dos años de fallido liderazgo de la Ministra Toha y ante la ausencia de liderazgo del Presidente para hacer efectiva su responsabilidad, ¿no será hora de que el Congreso actúe con mayor vehemencia en esta materia? (La Tercera)
Cristián Valenzuela