Elecciones: 9 claves para entender sus resultados

Elecciones: 9 claves para entender sus resultados

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La elección tendrá el efecto provisorio de darle un respiro al gobierno, que tendrá un resultado más que razonable, pero éste durará pocas semanas, porque la segunda vuelta del 24 de noviembre se prevé menos favorable para el oficialismo, sin contar el recrudecimiento que seguramente tendrá la situación judicial y política derivada del caso Monsalve.

1.- Lo primero que debemos saber es que no se trata de UNA elección ni de UNA campaña electoral, ni de UN resultado, sino de 345 elecciones de alcalde, 16 elecciones de gobernadores regionales, 2.245 de concejales y 302 de consejeros regionales, con sus respectivas campañas y votaciones.

Por lo mismo, el aforismo de que en las elecciones todos se reclaman vencedores aquí es más verdadero que nunca, pues todos podrán exhibir victorias, aunque unos más y otros menos. También todos sufrirán derrotas. El primer criterio de éxito en elecciones múltiples como éstas, es justamente el balance para cada partido y bloque político entre sus victorias y sus derrotas, sus alegrías y sus penas, las municipalidades y regiones que logró conquistar versus aquellas donde actualmente gobierna y dejará de hacerlo en diciembre próximo porque su alcalde o gobernador fue derrotado.

En las últimas 4 elecciones de alcaldes lo que ha ocurrido en magnitudes diversas es que las oposiciones avanzan y los gobiernos retroceden. No hay razón para pensar que esta vez  no ocurra lo mismo, particularmente porque la actual oposición obtuvo el peor resultado del que se tenga memoria en materia de alcaldes y uno catastrófico en la primera elección de gobernadores regionales, por lo que su avance respecto de 2021 es inexorable.

2.- La elección de alcaldes era la única elección de medio término en un periodo presidencial (la parlamentaria y presidencial es al momento de cierre) y solía enfrentar nítidamente un candidato de gobierno versus otro de oposición, de manera que los ciudadanos tendían mayoritariamente a expresar en su voto la adhesión o rechazo al gobierno y al presidente de turno.

La elección de este sábado y domingo será la cuarta vez que el gobierno deba enfrentar un resultado electoral, además con niveles inéditos de fragmentación opositora y numerosas candidaturas independientes, diluyendo buena parte de la dimensión plebiscitaria al gobierno que tienen los comicios en la mitad de un mandato presidencial.

Agréguese la despolitización sin precedentes de las campañas de los alcaldes en ejercicio y también de sus contendores, la ausencia completa del presidente y de las eventuales figuras presidenciables del oficialismo en éstas, para pensar que el resultado estará mucho más determinado por la enorme asimetría (2,5 veces) en la cantidad de alcaldes que presenta la lista de gobierno y las listas opositoras, que en las cifras de adhesión y rechazo que tiene el presidente Boric y su gobierno. Como es sabido, la probabilidad de que un alcalde se reelija es varias veces mayor que la probabilidad de que gane un desafiante, particularmente en un escenario donde los alcaldes en su gran mayoría tienen múltiples desafiantes.

Las elecciones de Alcalde son en buena medida un plebiscito a la figura y gestión de la autoridad que ejerce el cargo y la fragmentación opositora permite que, aunque pierda de manera categórica ese plebiscito, de todas maneras gane la elección porque el rechazo mayoritario a su gestión se distribuye entre 3, 4 o más candidaturas alternativas.

Es tan grande la superioridad del oficialismo en materia de alcaldes en ejercicio hoy día, que resulta muy improbable que la oposición, que sin duda avanzará respecto de 2021, supere al gobierno en número de alcaldes y población gobernada.

3.- Aunque la superioridad oficialista es aun mayor en materia de gobernadores regionales (13 oficialistas, un opositor y dos independientes), muy pocos han logrado en estos 3 años consolidar liderazgos y construir clientelas propias que trasciendan las alineaciones políticas, porque los territorios son mucho más extensos que una comuna, las atribuciones menos concretas que las de los alcaldes y su rol más desconocido por la ciudadanía.

Lo anterior explica que la asimetría en materia de gobiernos regionales en favor del oficialismo será muchísimo menos incidente que en materia de alcaldes y, por lo mismo, es previsible que sea aquí donde la oposición obtenga su mejor resultado. Además, porque en la gran mayoría de las regiones será necesario una segunda vuelta el 24 de noviembre, en casi todos los casos entre un candidato oficialista y otro opositor, donde el plebiscito al gobierno nacional será la dimensión principal de la elección.

4.- Hay más de 400 candidaturas a Alcalde fuera de pacto y es previsible que ganen en torno a 80 alcaldías. Eso hará más difícil determinar si ganó el gobierno o la oposición, la noche del domingo, porque habrá que esperar a saber cómo se posicionan estos alcaldes en materia política y en la perspectiva presidencial. Buena parte de ellos provienen de partidos de centro y de izquierda y podrían alinearse luego con el oficialismo, como lo hizo la gran mayoría de los 103 alcaldes independientes elegidos en 2021, pero nada garantiza que así sea.

5.- Se ha consagrado como un lugar común que el sector político que gana la elección municipal gana luego la presidencial. Porque así ha sido las últimas 4 elecciones. A mi juicio, por dos razones. La primera es la moral de las tropas, evidentemente enfrentar la siguiente elección habiendo ganado la precedente es movilizador, facilita la unidad y proyecta imagen de triunfo, factores muy relevantes en una campaña.

Y la principal, porque hace diferencia significativa para una candidatura presidencial entrar a una comuna de la mano de un alcalde recién legitimado por el voto popular en lugar de hacerlo acompañado de dos o tres concejales, y si bien la transferencia de confianza ha mermado mucho en el último tiempo, la que viene de abajo hacia arriba es aún mucho más eficaz, es decir, un alcalde pidiéndole a sus electores que voten por una figura nacional para la presidencia de Chile porque si resulta electa podrá estar muy cerca de la comuna y facilitará el cumplimiento de los compromisos alcaldicios.

Debemos considerar, eso sí, que el voto obligatorio y la masiva participación en una elección presidencial, que previsiblemente será muy semejante a la de los plebiscitos de septiembre 2022 y diciembre 2023, y en votos válidos con uno a 2 millones más que en la municipal, introduce un factor de incertidumbre mayor que pone en duda este acoplamiento de resultados electorales ocurrido en las elecciones anteriores. Porque el elector que se incorpora por la obligatoriedad es esencialmente voluble, no determina su voto de acuerdo a un marco de referencia ideológico ni político, sino según sus urgencias y las que aparezcan en el contexto temporal de la elección.

Por lo mismo, más importante que quien haya ganado la municipal y regional, será quién sintoniza mejor con la preocupación por la seguridad y el crecimiento económico, así como el que se gana la confianza de la mayoría para abordar con éxito soluciones a esos problemas.

6.- Resultará difícil establecer un claro ganador la noche del domingo. Para el especialista que escribe, el criterio principal es la proporción de chilenos que gobernará cada sector con sus alcaldes, luego la votación obtenida por las listas de gobierno y de oposición en la papeleta de alcaldes, gobernadores, concejales y cores, y finalmente el número de alcaldes, concejales, gobernadores y cores opositores y oficialistas.

Para la gente, sentada frente a su televisor, ganará el gobierno si logra retener Santiago, Ñuñoa, Viña del Mar y Concepción, y aparecerá como triunfadora la oposición si logra derrotar a los alcaldes oficialistas en estas comunas. Será difícil ocultar la desazón de Chile Vamos si pierde Puente Alto después de 24 años gobernando esa comuna, aunque no sea el gobierno quien gane allí. Claro que pueden venir a compensar en algo esa pérdida para la derecha tradicional victorias posibles en Copiapó, Quilpué, Rancagua, Chillán, Osorno y Puerto Montt, entre otras.

En verdad, el único que tiene garantizado una percepción neta de triunfo es el Partido Republicano, porque no tiene nada que perder. Sólo sumará victorias. No tiene alcaldes y está peleando con opción en Valparaíso, Concepción y San Bernardo, entre las más significativas. No tiene gobernadores y podría pasar a segunda vuelta con opción de ganar en noviembre en tres a cuatro regiones. Obtuvo 3,1% de los votos y eligió sólo 12 concejales, superará el 15% y elegirá en torno a trescientos. En la medición de fuerzas de los distintos partidos, se convertirá sin duda en el primer partido de Chile, el más votado en la elección de concejales y seguramente también en la de cores, que son las elecciones donde compiten en igualdad de condiciones todas las fuerzas políticas.

El Frente Amplio tendrá también fundamento para celebrar, porque aunque perdiera algunas de las comunas en disputa (Ñuñoa, Quilpué, San Miguel, Independencia, Quilicura), habrá elegido en Maipú al alcalde con más votos de la historia de Chile (más de 200 mil), muy probablemente conquistado la populosa comuna de Peñalolén y logrado mantener Viña del Mar y Valdivia, reelegir al gobernador de la región de Valparaíso y aparecer como el partido más votado y con mayor población gobernada por sus alcaldes de todos los partidos oficialistas.

La DC y al PPD no podrán ocultar su desazón. Los candidatos a concejal presentados por la Democracia Cristiana sumaron casi 10% de los votos y eligieron bastante más de 200 concejales, ahora estarán muy probablemente bajo el 5% y en torno a un centenar. Eligieron 60 alcaldes que gobiernan más del 11% de los chilenos, perderán una veintena y disminuirán su cobertura de gobierno a la mitad. El PPD muy probablemente pierda Huechuraba y se quede gobernando una sola comuna en la provincia de Santiago, mirando con melancolía la época en que tenía alcaldes y alcaldesas en Santiago, La Pintana, San Joaquín, La Cisterna, Cerro Navia, Independencia y Lo Prado. Cayó significativamente en votos de concejales en 2021 al 6,6% y seguramente quedará el domingo por debajo del 5%, continuando su tendencia declinante.

El Partido Comunista sufrirá seguramente de su atrincheramiento político en el extremo retrocediendo significativamente del expectante 9,2% en concejales de 2021, pero tendrá el rostro del triunfo o la derrota según consiga o no reelegir a su alcaldesa en la comuna de Santiago.

El Partido Social Cristiano y el Partido de la Gente enfrentan, en muy distintas fases de desarrollo, sus primeras elecciones municipales y regionales. El PDG envejecido prematuramente y camino a su desaparición luego de la desaparición de toda su bancada parlamentaria, el PSC preparando su fuerza de tarea para enfrentar las próximas elecciones legislativas.

7.- Hace meses nos preguntábamos por el impacto electoral del caso Fundaciones, hace semanas nos hacíamos la misma pregunta por el caso Audios y luego Hermosilla, después por el involucramiento del ex ministro Chadwick en el affaire, más tarde por el sueldo de la exministra Cubillos y ahora por la acusación de violación contra el exsubsecretario Monsalve y la torpe reacción del gobierno.

La verdad es que nada de eso hace cambiar sino muy marginalmente la intención de voto por un candidato a gobernador o a alcalde en alguna de las 345 comunas y 16 regiones. Nadie deja de votar por el alcalde o candidato UDI o PS de su preferencia porque en las filas de uno de esos partidos aparece alguien acusado de corrupción o de violación. El efecto principal de los escándalos sucesivos que sacuden a la élite nacional es del aumento del descrédito, distancia y desconfianza respecto de todas sus autoridades, de manera que lo que sí puede esperarse es un incremento de los votos blancos y nulos.

8.- Apostaría que este sábado y domingo concurrirán a votar más de 12 millones de personas. En la elección municipal de 2016 participaron poco menos de 5 millones de personas con 175 mil votos blancos y nulos, y en 2021 se empinó a los 6,5 millones con apenas 125 mil blancos y nulos, todo esto con voto voluntario. En las tres elecciones con voto obligatorio ha concurrido a votar prácticamente el doble de personas: casi 13 millones en los plebiscitos de septiembre 2022 y diciembre 2023 y 12,5 millones en la elección de consejeros constitucionales de mayo 2023. La diferencia la han puesto los votos blancos y nulos, que sumaron 270 mil y 650 mil en los plebiscitos de 2022 y 2023, respectivamente, pero ascendieron a 2,7 millones en la elección de consejeros constitucionales.

Mi pronóstico es que participarán más de 12,5 millones en la elección de este fin de semana, pero los blancos y nulos sumarán a lo menos 2,5 millones en la elección de alcaldes y gobernadores, y más de 3 millones en la de concejales y cores. Habría, entonces, casi 10 millones de votos válidos en la elección de alcaldes y gobernadores.

9.- La elección tendrá el efecto provisorio de darle un respiro al gobierno, que tendrá un resultado más que razonable, pero éste durará pocas semanas, porque la segunda vuelta del 24 de noviembre se prevé menos favorable para el oficialismo, sin contar el recrudecimiento que seguramente tendrá la situación judicial y política derivada del caso Monsalve. (Ex Ante)

Pepe Auth