El inicio de la guerra en Ucrania ha sometido al mundo a una sensación de vértigo que ha sido despiadadamente usada por los dirigentes rusos cada vez que han percibido que la OTAN se acercaba peligrosamente a su operación militar contra Ucrania -véase la entrada GUERRA EN UCRANIA, FRACASO DE LA INSTITUCIONALIDAD EUROPEA Y ARMAS NUCLEARES, de mayo de 2024, y otras entradas ahí relacionadas-.
Los historiadores dedicarán bastante tiempo a estudiar y completar las informaciones sobre este período en un ámbito tan significativo y también tan exclusivo (en cuanto al manejo de la información), pero baste recordar algunos momentos puntuales en los que el Kremlin esgrimió la amenaza nuclear: primero, durante los días iniciales de la invasión (con Occidente en estado de sorpresa); después, en septiembre de 2022 cuando, mientras se replegaban de Járkov, completaban la maniobra político-estratégica de anexionarse los territorios del sur de Ucrania (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia); más tarde, como argumento para bloquear la entrega a las fuerzas ucranianas de proyectiles contracarro de ucranio empobrecido; durante la primavera de 2023 como recordatorio de que Crimea era línea roja durante los preparativos para la fracasada ofensiva ucraniana contra Zaporiyia; y más recientemente cuando, antes y después del verano de 2024, varias potencias europeas y los Estados Unidos han jugado con la baza de conceder a Ucrania autorización para emplear misiles de largo alcance de origen occidental contra instalaciones críticas en territorio ruso.
En todos esos momentos la retórica nuclear rusa marcada por sus funcionarios cualificados (Medvedev, Riabkov, Nebenzia, Peskov, Zajárova, cada uno en su papel) ha respondido a las necesidades de cada momento e, incluso, desde el mundo académico ruso, se ha acuñado la doctrina Karaganov que básicamente pide la restauración de la disuasión por el miedo, es decir, mediante el empleo ejemplificador de armas nucleares tácticas contra un país de la OTAN que no tenga armas nucleares después de un proceso de escalada donde no habría funcionado la disuasión -véase la entrada AMENAZAS DE EMPLEO Y PRUEBAS DE MISILES CON CAPACIDAD NUCLEAR EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA, de junio de 2024-.
Precisamente, el 28 de octubre de 2024 los académicos Serguei Karaganov y Dmitry Trenin y el excomandante de la Flota del Pacífico, almirante retirado Serguei Avakyants (quien mandó una gran fuerza de combate nuclear), presentaron en Moscú un libro titulado De la disuasión a la disuasión en el que han sistematizado las ideas fundamentales que deben servir de base para una nueva doctrina nuclear rusa que sea efectiva, es decir, que funcione y disuada a los enemigos de Rusia, incluso frente al uso de proxies y guerras por delegación cuando lo que esté en juego sean intereses vitales de seguridad (como en el caso de Ucrania, pero probablemente no sea el único). Según estos autores, su no uso pone de manifiesto una debilidad que es aprovechada en términos político-estratégicos por los potenciales enemigos para avanzar en sus posiciones antirrusas.
Estas posiciones han sido también incentivadas desde el centro del poder ruso bajo la concepción de que ya solo el debate público en sí mismo conlleva un grado de intimidación que, en manos de propagandistas exitosos, se puede manejar y ajustar a cada público objetivo (propio, ajeno, occidental, europeo, estadounidense o mundial) para alcanzar los fines de la disuasión.
Pero, también requiere acciones y demostraciones de poder, necesita que esas capacidades que se declaran y la preparación que se adquiere en ejercicios se conecte con el factor más importante en el caso de las grandes potencias: la intención o voluntad de usar dichas armas en caso necesario (Tucídides continúa vigente). Así y solo así es como funciona la disuasión nuclear.
De este modo, tanto los Estados Unidos como Rusia, también Francia (y la China comunista por primera vez en 2024) activan ejercicios anuales de guerra nuclear destinados a certificar la capacidad de sus fuerzas de disuasión nuclear y el funcionamiento efectivo de los sistemas de mando y control al inicio de un conflicto nuclear (después de iniciado poco o nada se podrá hacer, porque el uso de armas nucleares contra otra gran potencia de forma masiva conllevará inevitablemente la devastación por aplicación de la estrategia de destrucción mutua asegurada).
De este modo, del 14 al 24 de octubre de 2024 fuerzas con capacidad nuclear de países de la OTAN participaron en ejercicio Steadfast Noon y del 18 al 25 de octubre el Mando Estratégico americano (STRATCOM) activó el ejercicio anual Global Thunder 25 (GT25) de guerra nuclear, que incluyó el vuelo de bombarderos estratégicos en Europa.
Concluida esta parte, el 29 de octubre, un día después de la presentación del libro de Karaganov, Trenin y Avakyants, el presidente Vladimir Putin declaró que el uso de armas nucleares es una medida extrema para garantizar la seguridad del país, que Rusia no participará en una carrera armamentista, que mantendrá un nivel de suficiencia necesaria y que continuará mejorando todos los componentes de la triada nuclear (terrestre, naval y aéreo).
A continuación dirigió desde el puesto de mando de guerra nuclear en el Kremlin el ejercicio anual GROM-24 (“Trueno”) con demostraciones prácticas de las fuerzas de disuasión nuclear: lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) RS-24 Yars de las Fuerzas de Misiles Estratégicos (RVSN) desde un lanzador móvil ubicado en uno de los sitios de pruebas del cosmódromo de Plesetsk, en Arcángel, norte de la Rusia europea, contra un objetivo situado a 6000 kilómetros en el campo de tiro de Kura, en Kamchatka; disparo de sendos misiles balísticos intercontinentales navales (SLBM) Sineva y Bulavá desde los submarinos nucleares estratégicos (SSBN) Novomoskovsk (clase Delta IV) de la Flota del Norte y Knyaz Oleg (clase Borey) de la Flota del Pacífico en inmersión en los mares de Barents y Ojotsk que volaron trayectorias de 6300 y 5700 kilómetros hasta los campos de tiro de Kura y Chizhá, en Arcángel, respectivamente; estos misiles volaron sobre el Ártico.
Además, bombarderos estratégicos Tupolev Tu-95MS lanzaron misiles de crucero con capacidad nuclear contra blancos asignados en varios campos de tiro en territorio ruso -compárese con la edición en la entrada GROM-23: EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL, de octubre de 2023-.
El seguimiento de las actividades se llevó a cabo desde el Centro de Gestión de la Defensa Nacional en Moscú y el Ministerio de Defensa ruso informó que se habían alcanzado con éxito todos los objetivos programados, como no podía ser de otra manera. Este es el lenguaje propio de la disuasión.
Es preciso anotar, además, que desde un mes y medio antes las fuerzas nucleares rusas activaron de forma sucesiva una decena de ejercicios tácticos en los que participaron unidades de ICBM de las RVSN, bombarderos estratégicos y fragatas armadas con misiles de crucero de largo alcance Kalibr con capacidad nuclear.
Por tanto, la ejecución de estos ejercicios pone de manifiesto que el régimen de estabilidad estratégica sigue funcionando, que cada parte cumple su función y que el riesgo de empleo de armas nucleares continúa siendo extremadamente bajo. Pero, también que las grandes potencias tienen la capacidad y la preparación para entablar una guerra nuclear. En cuanto a su intención, dependerá de las circunstancias y de cuánto la contraparte se acerque al umbral de uso. (Derecho y Política Internacional, Universidad de La Laguna, Tenerife, España)
Luis Pérez Gil