Laberintos-Iris Boeninger

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Este año que termina deja una sensación amarga en la gente. Homicidios e inseguridad en aumento. La calidad de la educación por el suelo. La economía estancada sin visos de recuperación. La inflación más alta. La salud pública con muertes en su haber por las listas de espera. Un Estado cada vez más grande e ineficiente que reclama ser modernizado. Corrupción. El caso Monsalve, el caso Audios, el caso Fundaciones, dos jueces de la Corte Suprema destituidos es mucho. La dificultad para acceder a una vivienda. Inversiones que no llegan no solo por la “permisología”, sino porque no están claras las reglas de juego. Hay más. Lo antes dicho se valida con datos duros, no son afirmaciones agoreras.

Uno de los grandes enemigos de la libertad es el miedo. ¿Es legítimo el miedo, a circular por la calle, a perder el trabajo, la casa, incluso cuando lo que nos jugamos en el futuro? Cuando la gente tiene algo que perder, el miedo llega de manera individual y colectiva.

Al gobierno le queda un año, dos meses y diecisiete días, sin embargo se sabe que la salida comienza antes, mucho antes. Ha sido un mal gobierno en varios aspectos. También fue una mala oposición al gobierno del expresidente Sebastián Piñera (reconocido por el mismo Presidente Boric).

Chile está en un laberinto complicado. Un caos donde los ciudadanos están perdidos. Cada decisión que toma un político, cada agresión que le hace a un adversario, cada acuerdo que no se logra, cada rechazo a una posible unidad, es un paso en falso que se adentra en el laberinto, en el cual se encuentran las oposiciones. Será difícil encontrar la salida si es demasiado tarde cuando se reconocen los errores de apreciación cometidos.

No hay ninguna duda de que si se confecciona un diagnóstico y un programa de gobierno que detalle los problemas a resolver, la coincidencia sería superior al noventa por ciento, en quienes hoy son oposición al gobierno. Salir del laberinto requiere elegir un camino. En la actual oposición no se ven visos de la unidad que Chile necesita. Chile, no los partidos ni los proyectos personales.

La alternativa debería estar lejos de los extremos. La unidad entre la derecha progresista, la centroderecha y la centroizquierda que permita la construcción de un proyecto país que ponga a Chile adelante podría ser una.

Se ve lejana la salida.

El Frente Amplio y el Partido Comunista acompañados por el socialismo democrático, están inmersos en su propio laberinto: no cambiaron su proyecto refundacional porque, por ahora, no pudieron. Hoy Chile no resiste la mentira en el discurso político; porque si la deshonestidad se incorpora al ánimo colectivo, se agrava la inestabilidad del país. Permanecer en este laberinto, es elegir un lugar de extravío y prisión para los ciudadanos, que no encuentran un camino claro hacia el futuro. Otro mundo para Chile es posible, pero requiere comprometerse rápido, para que esa otredad tenga un porvenir más sostenible, más humano, más digno, más justo y sea realizable.

Iris Boeninger