Chile enfrenta retos significativos en la gestión de sus recursos hídricos, lo que implica sortear un tema central para el crecimiento, el desarrollo sostenible y el bienestar de las personas. Por ello debemos hacernos cargo con sentido de urgencia de este tema, a raíz del implacable cambio climático. En medio de este escenario, el ODS6 que busca garantizar la disponibilidad de agua y su gestión, y saneamiento para todos, es un marco crucial para abordar estos desafíos. En este contexto, en Pacto Global, somos testigos que tanto el Estado como el mundo empresarial han avanzado en un diagnóstico y camino hacia la adopción de modelos de gestión que buscan equilibrar la necesidad de conservación del hoy escaso elemento, con el desarrollo económico y social, pero aún estamos al debe.
Según el Ministerio de Medio Ambiente, hay una disminución promedio de precipitaciones de 5% a 15% entre las cuencas de los ríos Elqui y Baker. Además, cifras de la Dirección General de Aguas indican que el 76% del país está afectado por sequía, desertificación y degradación de tierras. La estrategia nacional de Chile para la gestión de recursos hídricos se basa en una combinación del uso eficiente del agua y protección del medio ambiente, lo que implica una serie de políticas y regulaciones que buscan asegurar que el agua sea utilizada de manera responsable. Además, se han implementado acciones concretas como la protección de zonas naturales para la recarga de acuíferos, la forestación con especies nativas, la reparación de riberas de ríos, la tecnificación de riego y el cambio a cultivos con menor requerimiento hídrico, medidas que contribuyen a la conservación del ciclo natural del agua.
Una materia clave trata del manejo de las cuencas. Con más de un centenar de cuencas que se relacionan geosistémicamente con el océano, el estado y gestión de estas se torna vital para la vida de las comunidades y la sociedad, la preservación de los servicios ambientales y la biodiversidad, y la conservación de los suelos para combatir la erosión y asegurar las fuentes alimentarias del futuro. Así también es clave que la gobernanza de las cuencas hidrográficas sea una prioridad que requiere la colaboración y coordinación entre todos los actores involucrados para gestionar la demanda del recurso, con mayor eficiencia y equidad.
La colaboración entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, es clave para implementar estrategias hídricas que enfrenten la triple crisis planetaria: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Son destacables ambiciosos proyectos, como las desaladoras, y aunque hay algunas que producen agua potable, hasta ahora han sido principalmente usadas para la minería y otras industrias.
Cabe señalar que casi la mitad de las causas de los problemas hídricos en Chile tienen relación con una insuficiente gestión e institucionalidad hídrica, mientras sólo un 17% se debe al cambio climático. Por ello, el trabajo territorial en proyectos concretos ha demostrado ser una vía auspiciosa para asegurar un futuro más resiliente y sostenible en términos de recursos hídricos para Chile y el mundo. (La Tercera)
Margarita Ducci
Directora ejecutiva Pacto Global Chile, ONU