El 28 de junio de 1919 se firmó el Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial entre Alemania y las potencias aliadas. Para muchos, el Tratado de Versalles fue un buen acuerdo ya que puso fin a la guerra y creó además las bases para un nuevo orden internacional. Además, en el artículo 231, Alemania y sus aliados se hacían responsables de haber comenzado esta guerra. Dado esto, el tratado impuso a Alemania restricciones militares, pérdidas de territorio y compensaciones económicas que para muchos fueron excesivas y humillantes. El costo de estas reparaciones contribuyó a la hiperinflación de los años 20 en dicho país, y a la inestabilidad política que facilitó el ascenso del nazismo. En la actualidad, muchos historiadores consideran que el origen de la Segunda Guerra Mundial radica justamente en la dureza del Tratado de Versalles o en lo malo del mismo. Al final, como dijo el mismísimo Winston Churchill, “el tratado de Versalles no fue una paz, sino un armisticio de 20 años”.
Hago esta introducción en momentos en que nuevamente nos encontramos ad portas de un acuerdo en materia de pensiones. Todos coincidimos a esta altura en que se debe aumentar la cotización y en que el sistema de AFP ha entregado buenos resultados en materia de rentabilidad. Sin embargo, aun cuando el foco de la discusión debiera centrarse en cómo lograr mejores pensiones, y por lo tanto cómo mejorar el régimen de inversiones permitiendo una mayor inversión en activos alternativos y mejorar la medición de riesgos, el foco de la discusión siempre sigue siendo otro. El gobierno sigue insistiendo en la repartija de la cotización adicional del 6%; el componente de solidaridad y la transición a los fondos generacionales desde el actual sistema de multifondos.
La transición a un sistema de fondos generacionales es a mi juicio un tremendo error, ya que restringe la libre elección de las alternativas de ahorro para los cotizantes. También se sigue insistiendo, además, en la reestructuración de las Administradoras de Fondos de Pensiones y con planteamiento de separar la administración de cuentas individuales de la gestión de inversiones, y la disminución de las diferencias de pensiones entre hombres y mujeres.
Sin embargo, como de acuerdo a la encuesta Plaza Pública un 80% de los consultados considera que el proyecto debería ser aprobado antes de que concluya el mandato del actual Presidente, y a todos los políticos les interesa su reelección, ahora los partidos políticos están dispuestos a firmar un acuerdo cualquiera que este sea. De esta manera, todos pueden aparecer en la foto como “preocupados por el bienestar de la ciudadanía”. Sin duda que, con la aprobación del proyecto, el gobierno mostraría señales de moderación mientras que la oposición mostraría señales de ser capaz de ceder. Los cotizantes, mientras tanto, retrocedemos en nuestras libertades de poder elegir nuestras alternativas de ahorro. Al menos para mí, menos libertad nunca es un buen acuerdo.
Gabriela Clivio
Economista y académica