El 11 de marzo de 2025, el mundo empresarial perdió a Horst Paulmann, fundador de Cencosud, una de las mayores cadenas de retail de América Latina. Tuve el privilegio de trabajar estrechamente con él durante ocho años, desde el 2000, cuando él tenía 64 años y yo, 39. Ser parte de su equipo no solo transformó la empresa, sino que también dejó una huella imborrable en mi vida profesional y personal.
Conocí a “Don Horst” —así fue siempre llamado por todos— en un momento crucial para Cencosud. Su energía y pasión por el crecimiento eran contagiosas. A pesar de su edad, mostraba una vitalidad y una visión que inspiraban a todos a su alrededor. Desde el inicio, admiré su capacidad para identificar oportunidades y su inquebrantable deseo de innovar en el mercado minorista.
Como CEO, me otorgó una confianza invaluable, delegando decisiones estratégicas que marcarían el rumbo de la compañía. Juntos formamos un equipo de profesionales de primer nivel, unidos por la convicción de llevar a Cencosud a nuevas alturas. Esa confianza mutua nos permitió implementar estrategias audaces que impulsaron un crecimiento extraordinario.
Uno de nuestros mayores logros fue la expansión regional de Cencosud. Identificamos mercados clave en América Latina y logramos establecer una presencia sólida en países como Argentina, Brasil, Perú y Colombia, ampliando además los rubros en que la compañía participaba. Esta expansión posicionó a la compañía como líder del sector retail en la región.
Además, lideramos la apertura en la Bolsa de Comercio de Santiago y la posterior cotización en la Bolsa de Nueva York (NYSE), hitos que permitieron a la empresa acceder a nuevos capitales y fortalecer su posición financiera. ¡Qué lindo fue ver a “Jumbito” en el piso de la NYSE! Estos avances consolidaron la reputación internacional de Cencosud.
Don Horst siempre fue pragmático. Un ejemplo: en la crisis del 2008 tuvimos que suspender la construcción del Costanera Center. Eso fue un golpe duro. Frenar un proyecto de tal magnitud enseñó la importancia de la prudencia y la resiliencia ante crisis, claves para el éxito a largo plazo.
Trabajar con Don Horst fue una experiencia enriquecedora. Su enfoque en la excelencia operativa y su capacidad para anticiparse a las tendencias del mercado me enseñaron el valor de la adaptabilidad y la innovación permanente. Lideraba con el ejemplo, convencido de que el trabajo arduo y la dedicación son pilares fundamentales del éxito empresarial.
Pero más allá de los logros corporativos, Don Horst siempre demostró un profundo compromiso con sus colaboradores y con las comunidades donde Cencosud operaba. Este enfoque humano es, sin duda, uno de los legados más significativos que deja.
Su partida deja un vacío en el mundo empresarial, pero su legado perdurará en las vidas que impactó y en las empresas que ayudó a construir. En lo personal, siempre recordaré con gratitud y admiración los años que compartimos, las lecciones que me dejó y los sueños que, juntos, hicimos realidad.
Laurence Golborne