El jefe de los senadores del PS, Carlos Montes, es uno de los pocos que se ha manifestado a favor de una asamblea constituyente. Sin embargo, dice que le preocupa que el impulso por cambiar la Constitución “se diluya en el camino, si hubiese un cambio muy fuerte en las próximas elecciones”. Cree que existe la posibilidad de que los próximos parlamentarios cambien lo que se tramita actualmente, más aún, ante el escenario de múltiples dificultades que ha encontrado el gobierno para impulsar su agenda de reformas.
¿Cómo cree que será la correlación de fuerzas del próximo Congreso?
Que va a cambiar bastante, y va a haber personas que no estén en los grandes bloques.
¿La Nueva Mayoría se va a mantener en la elección municipal?
Sí, sobre todo en los alcaldes, que es lo más importante.
¿Cuál es la mejor configuración para enfrentar la elección de concejales?
Forzar una lista única es lo que más me gusta, porque este va a ser un torneo muy político. Aquí la derecha va a decir “no a las reformas”, y nosotros, queramos o no queramos, vamos a tener que salir a decir “sí a las reformas”, a recuperar apoyo popular. No podemos pretender hacer propuestas en lo local sin asumir la responsabilidad política general del proceso que hemos desencadenado.
Usted dice “queramos o no queramos”.
Tengo la impresión de que los errores que se han cometido han desdibujado las reformas. La reforma educacional, por ejemplo, tenía un objetivo clarísimo: tener un sistema educacional más justo, más equitativo y de mejor calidad.
Pero no repunta en las encuestas…
Se empezó a implementar por la vía de la ley de inclusión y es cosa de pensar un ratito: era muy difícil que se viera el alcance final sin ir simultáneamente fortaleciendo la educación pública. El problema está en la estrategia. “¿Cómo me van a obligar a que mi hijo vaya a una educación pública que está como está?”. Eso me lo dice gente de distintos lados. Y es verdad.
Se ha hablado mucho de los problemas de gestión del gobierno.
No es un problema de gestión del gobierno, es un problema de decisiones políticas. La sociedad chilena tiene un problema de desigualdad, claro, es un diagnóstico justo. No podríamos seguir solamente pensando en que había que tratar de crecer sin asumir ese problema estructural. Pero aquí había un problema de desaceleración de la economía internacional y particularmente de la economía china que se debió tener muy presente. Hay un proceso de agote de una manera de crecer de Chile, que empezó hace rato -antes de este gobierno- y no se enfrentó.
¿Ese fue el problema inicial de este gobierno?
Ese es un elemento bastante determinante del cuadro político del año 2016, porque ese va a ser el tema político principal: ¿Cómo seguimos creciendo? Y la derecha lo va a usar contra las reformas y contra el enfrentar la desigualdad. Lo tendríamos que haber enfrentado de todas maneras.
Desde la reforma tributaria en adelante, el tema económico se discutió mucho, pero en un importante sector del oficialismo se desestimó.
El tema económico nos influyó y también en la ciudadanía. La ciudadanía votó por Michelle Bachelet pero obviamente no era llegar y decir “upa” y que la gente iba a decir “chalupa”. O sea, no era llegar y decir “mire, quiero hacer estas reformas”. Requería un trabajo social, político y cultural explicando, recogiendo ideas, requería mucho más trabajo del Estado y sobre todo de los partidos.
¿Los partidos no han tenido convicción con las reformas?
Mucha gente se metió para que el Estado hiciera las cosas y el Estado no las hizo en los ministerios, etc., pero a su vez tampoco los partidos lo han hecho. Esto no es solo decir “¡vivan las reformas!”. Es explicar el sentido profundo de las cosas. Si una gran cantidad de personas no siente la importancia de las reformas, las reformas no caminan, no son tales. Y en ese sentido se cometieron errores políticos.
¿Entonces hubo un error de diagnóstico al no ver que quizá el país no estaba preparado para un cambio tan abrupto?
Los cambios se hacen o no se hacen. Se podría haber ido más lento y tener la misma resistencia. No es un problema de ritmo, sino del orden de las cosas. El error de diagnóstico fue, en lo económico, no ver la tendencia internacional y cómo nos iba a afectar. Y en segundo lugar, hubo problemas de diagnóstico de la forma como la ciudadanía estaba vinculada a los cambios. Que no era llegar y hacerlos. No era una cuestión que la tecnocracia y los funcionarios de gobierno con el Parlamento iban a hacer los cambios y eso bastaba.
¿Va a seguir afectando al gobierno?
Todavía lo económico no se nos viene con toda la fuerza encima, se nos puede venir más fuerte. Las inversiones del cobre van bajando pero no han terminado, y va a llegar un punto en que van a parar.
¿Cree que el próximo candidato presidencial de la Nueva Mayoría va a querer hacer su programa basado en la continuidad del programa de Michelle Bachelet?
Sí. No me imagino una candidatura futura que no tenga como eje enfrentar la desigualdad junto con hacer que el país crezca.
¿Incluso si es de la DC?
Sí.
¿Ve posible que un DC represente a la Nueva Mayoría en la presidencial?
Hasta ahora no aparece ninguno con posibilidades.