Hoy domingo son las elecciones en Venezuela. Hay muchos ojos puestos en estos comicios pues podría ser el primer revés importante del chavismo en sus 15 años de historia. Y aunque sean muy pocos los dispuestos a defender que en dicho país hay una democracia, lo cierto es que la oposición no siempre ha estado a la altura de las circunstancias.
Se trata de una cuestión importante de destacar, pues más allá de cuán irritante nos pudo resultar la llegada de Hugo Chávez al poder, y la prolongación que de éste hicieron sus sucesores, lo cierto es que aquello fue el resultado de la propia farra de la clase dirigente venezolana por décadas. Pese a tratarse de un país ampliamente respetado por su estabilidad y tradición democrática, fue tal la corrupción y el abuso a manos de los políticos gobernantes, que el propio Rafael Caldera tuvo que enfrentar dos intentos de sublevación militar junto al enjuiciamiento del ex Presidente Carlos Andrés Pérez.
Fue así que mediante el expediente de las urnas Hugo Chávez llegó al poder; no sin antes -sería importante recordarle a algunos- haber sido detenido por un intento de golpe militar contra el gobierno de turno. El resto de la historia es por todos conocida. Chávez inició un profundo proceso de cambios, el que acompañó con grandes dádivas y transferencias de recursos hacia la población, como parte de los ciclos más altos en el valor del petróleo. Con todo, su estilo y retórica “milico-popular”, en un personaje que estaba a medio camino entre Fidel Castro y Rafael Trujillo, rápidamente transitó desde el verbo a las acciones, imponiéndose severas restricciones a los derechos políticos de los ciudadanos, con el acoso cuando no clausura de los medios de comunicación, sumado a la mayor violencia contra los disidentes. Y aunque Maduro sea un personaje todavía menos virtuoso que Chávez, fue la baja mundial en el precio del crudo lo que puso freno al mejor instrumento de seducción y adoctrinamiento que poseía el régimen; lo que ahora ha sido reemplazado con mayores represalias hacia todos aquellos que públicamente osan proponer alternativas diferentes.
Es en ese escenario donde se verifican las elecciones de hoy, las que han sido precedidas de intolerables amenazas proferidas por el propio jefe de Estado a través de medios de comunicación tan serviles como partisanos. Sin embargo, la condena internacional a lo que ahí está sucediendo, especialmente simbolizada en la arbitraria condena de Leopoldo López a 14 años de prisión, por un fiscal que confesó la parodia de proceso judicial después de haberse fugado junto a su familia, hará un tanto más difícil -aunque quizás brutalmente violento- el que Maduro pueda desconocer el resultado electoral en caso de que no le sea favorable.
Lo digo en términos potenciales, porque también podría ocurrir que el chavismo se imponga en las elecciones, resultado que sólo reforzará la irracionalidad de quienes hoy detentan el poder, prolongando la agonía de tantos que sólo quieren ejercer y ver respetados sus derechos más fundamentales.