Casi un año y medio tuvo que pasar. En ese lapso recorrió varias regiones del país, escribió un libro, dio cuanta entrevista pudo dar y, como a él le gusta decir, “supo escuchar” el ánimo de la gente, con el que se fue construyendo una lectura del momento político. Fue durante algún tiempo el DC mejor evaluado según la encuesta CEP, lo que coincidió con su posición de presidente del partido. Tras dejar la primera línea partidaria a principios de 2015, lanzó un señuelo. “Si la DC lo estima, yo estoy disponible para un desafío presidencial”, dijo a La Tercera en un frío mes de mayo de ese año.
Casi un año y medio después, revisa esa decisión y adelanta sus nuevos planes.
¿Cómo ve el escenario presidencial después de todo lo que ha pasado en estas semanas? El casi empate de Guillier con Piñera en Adimarik, los dilemas del PS y el PPD con Lagos y sus otras candidaturas…
El escenario presidencial sigue absolutamente fluido, líquido. Si bien se va sincerando el escenario presidencial, no hay ningún liderazgo político indiscutido en el país, por lo menos comparable a lo que fue Michelle Bachelet en 2013. Y segundo, en la centroizquierda no hay ninguna candidatura presidencial indiscutida. Se pueden decir muchas cosas de las encuestas, pero creo que no han dicho nada definitivo y no tienen ningún carácter predictivo.
¿Sigue habiendo espacio para una opción como la suya?
Yo hace un año y medio, cuando dejé la presidencia de la DC, dije que si el partido así lo estima, yo estaba disponible para una candidatura presidencial. Ahora bien, a un año de esa elección yo constato que no están dadas las condiciones para impulsar una candidatura presidencial como la que yo pudiera representar. Por lo tanto, he decidido ir a la reelección como senador por la Región de Valparaíso. Además, porque tengo un compromiso muy grande con la región a la que he podido representar como diputado y senador. La Región de Valparaíso necesita a alguien que la defienda porfiadamente, y por lo tanto hay un compromiso también con la Región de Valparaíso.
¿Su decisión tiene que ver con que usted nunca pudo consolidarse en las encuestas?
En parte, sí, porque junto con un elemento de voluntad, en política hay que saber actuar con las realidades. “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”, decía Gramschi. Siempre hay un espacio para la voluntad política, no para el voluntarismo. Pero siempre hay que actuar con realismo. Quiero decirlo con claridad; quiero tener mucha libertad para marcar mis propias convicciones. Creo que en los tiempos que vienen es muy importante, porque un aspecto de la crisis de la política es saber actuar con convicciones, y creo que el Parlamento, como un elemento central de la democracia deliberativa frente a lo que puede ser el Ejecutivo, es un espacio muy propicio para poder actuar de acuerdo a esas convicciones.
¿Por qué cree que su forma de mostrar sus convicciones no permeó en la sociedad, como sí lo hacen alternativas como la del senador Alejandro Guillier?
Tal vez esto tenga que ver con la necesidad de perfilar las opciones políticas y presidenciales y parlamentarias de acuerdo a lo que uno verdaderamente es. Hoy la gente le exige a los partidos y a las candidaturas quién es realmente usted. Y creo que la DC tiene que actuar de acuerdo a lo que es, no a lo que no es. Nosotros no somos un partido de izquierda. Sin embargo, la gente siente que hemos diluido nuestra identidad con este giro a la izquierda que ha habido en los gobiernos de la Nueva Mayoría. Creo que nos ha faltado, más allá de las limitaciones que pueda tener yo en lo personal, que las asumo, y como partido, jugárnosla por ciertas convicciones y por una visión de país y de futuro. La gente quiere un liderazgo que sepa mostrar un norte, un camino, una visión del desarrollo con ciertas convicciones fundamentales, y creo que en la DC, lo digo autocríticamente, nos ha faltado creernos el cuento y marcar nuestras convicciones con mucha fuerza.
¿Quien podría tomar esa posta si la DC decide tener una candidatura propia? ¿La senadora Goic?
No hay un liderazgo político indiscutido en el país, no hay una candidatura presidencial indiscutida en la centroizquierda. Y es cierto que tampoco aparece ningún candidato o candidata de la DC marcando en las encuestas, y me incluyo por supuesto en ello. Sin embargo, según la encuesta Cadem-Canal 13, seis de los 25 personajes mejor evaluados de Chile son DC. Entre las encuestas se menciona a Carolina Goic, Mariana Aylwin, Ximena Rincón, Soledad Alvear, Claudio Orrego, Jorge Burgos… Bueno, ahí tenemos seis potenciales candidatos o candidatas. Lo importante es que con esos liderazgos que la DC pueda ofrecer al país actuemos con mucha unidad, con mucho sentido de cuerpo, porque la gente nos ve dispersos y ve muchos proyectos individuales.
La encuesta Adimark mostró ayer que la única de la DC que aparece entre las preferencias presidenciales y mención espontánea, con un 1%, es la senadora Goic…
Por eso he mencionado 5 o 6, porque hay potenciales candidaturas de la DC. Ahora, hay que saber leer las encuestas; a un año de la elección presidencial, ninguna capacidad de predicción, ninguna. Eso a mí no me preocupa; me preocupa, más bien, la visión, la decisión política, la voluntad de levantar una candidatura presidencial que, en el fondo, es un proyecto de país, de futuro. En eso siento que la DC no es suficientemente consciente del espacio que ahí tenemos.
Insiste en su tesis de que la DC tiene que ir a la primera vuelta…
Creo que sería un profundo error ir a una primaria de la Nueva Mayoría. Primero, porque no podemos ofrecer al país más de lo mismo. La Nueva Mayoría no es una alternativa para el próximo gobierno.
O sea, la DC tiene que romper necesariamente con el bloque oficialista…
No. La Nueva Mayoría es un acuerdo político-programático que define a este gobierno. Por lo tanto, no nos vamos a desembarcar cuando queda más de un año para el término de este gobierno. No estoy dándola por terminada.
Pero la decisión de ir a una primera vuelta puede ser un anticipo…
Eso sí. Y yo creo que tenemos que revisar nuestra política de alianzas. Esa es la gran definición que va a tomar la junta nacional de enero. La DC tiene que contribuir a recrear un espacio político de la centroizquierda desde lo que somos, desde nuestra propia identidad, desde nuestras convicciones. Ese no es el camino propio. Es una forma distinta de hacer las cosas, y yo digo, qué mejor que enfrentar una primera vuelta electoral que podemos transformar en una gran primaria de cara a toda la ciudadanía y no solo al mundo de la Nueva Mayoría, que es muy minoritario hoy en el país. La DC tiene que levantar una candidatura presidencial, y tiene que proponer, en buena, competir en el espacio de la centroizquierda en una primera vuelta electoral. Primero contemos los votos, después formamos gobierno.
Los que saben de estrategia electoral dicen que a la DC le conviene ir en una lista única del bloque y que arriesgaría su plantilla parlamentaria si no es así. ¿No le parece que la DC puede caer en la irrelevancia?
Los que así piensan actúan con mentalidad de sistema binominal. Efectivamente, cuando había sistema binominal, había que negociar por aquí, por allá, un cupo, nos omitíamos… En 2013 , como presidente del partido, tuve que omitirme en 21 distritos. Esa es mentalidad defensiva. Hoy podemos llevar una, dos o tres listas. Lo acabamos de hacer en la elección municipal. Es completamente natural. Yo siento que hay que parlamentarizar la elección presidencial.
¿Con esto se da por descontado que no apoyaría al ex Presidente Ricardo Lagos?
Nunca me he cerrado a la posibilidad de Ricardo Lagos. Incluso he dicho que es la única variante que nos puede desviar de una opción propia. Siempre he privilegiado una candidatura presidencial DC. Quiero decirlo derechamente: encuentro admirable lo que están haciendo Ricardo Lagos y José Miguel Insulza. En medio de toda esta crisis de la política, son gestos que hay que valorar. Yo miro lo que ocurre en el país, en mi región, en la DC, y no veo que prenda la candidatura de Ricardo Lagos. Quiero ser claro. La única posibilidad que tenía Ricardo Lagos de apelar al apoyo de la DC era llegar a la junta nacional de fines de enero diciendo ‘tengo el apoyo del PS, tengo el apoyo del PPD’. Bueno, ninguna de las dos cosas ha ocurrido y no es claro que vaya a ocurrir. La posición política de Ricardo Lagos se ha debilitado frente a sus dos partidos más afines, sobre todo el PS y frente a la posibilidad de que la junta nacional lo pudiera proclamar en enero.
¿Qué piensa cuando ve a Alejandro Guillier casi alcanzando a Piñera, considerando que usted cree que es un populista?
Siento que Alejandro Guillier está ocupando un espacio político que nosotros no hemos sabido ocupar. Y que hemos abandonado por un problema de conducción. La gente nos ve vitrineando. Si la gente ve a la DC tercerizando o subcontratando una candidatura presidencial, recurriendo a terceros, alguien va a ocupar ese vacío. No quiero desmerecer sus cualidades personales o profesionales, o su credibilidad, que es el gran atributo de Alejandro Guillier que explica en buena parte por qué está en ese sitial en las encuestas. Pero así como creo que no podemos ofrecer más de lo mismo y que la Nueva Mayoría no es una alternativa para el próximo gobierno, no podemos apoyar a cualquiera. Tenemos que ser particularmente cuidadosos en resistir la tentación de la demagogia y el populismo que son la ruina de la democracia.
Usted dice “contemos los votos, después vemos cómo gobernamos”. ¿Qué pasa si pierden la elección y gana el mejor posicionado, que es el ex presidente Piñera?
Tendremos que ser por segunda vez oposición al gobierno de Piñera. Ya lo fuimos una vez. Hay que asumir lo que es la libre expresión de la voluntad popular. Sería lamentable que la Presidenta Bachelet por segunda vez consecutiva le entregue la banda presidencial a Sebastián Piñera. Yo vislumbro que la posibilidad de ese escenario no lo podemos descartar, producto de nuestros propios errores como gobierno. De que no supimos hacer un diagnóstico adecuado, de la desmesura refundacional, del primer tiempo de la retroexcavadora y los patines, que significó alienarnos de una parte importante de la clase media y que significó realmente que la gente se fuera para la casa. Piñera y Guillier ocupan un espacio que nosotros, la DC, hemos abandonado. Lo que fue la virtuosa convergencia de la DC y el socialismo democrático, lo que desgraciadamente se ha visto desdibujado.
La Tercera/La Tercera