La catarsis de San Damián

La catarsis de San Damián

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“No se preocupe, el arroz no tiene cianuro”, le dijo Sebastián Piñera, el dueño de casa, a Carlos Larraín, el miércoles pasado, cuando el plato fuerte de la noche -pollo al cognac con arroz- llegó a la mesa.

La frase desató las risas de los demás comensales. Ese mismo día, pero en la mañana, el ex timonel de RN -con quien Piñera ha tenido históricamente una relación compleja y distante- había bromeado con que esperaba que no le echaran veneno a su arroz en la comida que el ex Presidente brindaría esa noche a los máximos dirigentes del partido. Era, de hecho, la primera vez en varios años que ambos volvían a reunirse.

Los invitados a la casa del ex mandatario -ubicada en el sector de San Damián, Las Condes- habían comenzado a llegar alrededor de las 20.30 horas. Allí asistieron -además de Larraín- el presidente de RN, Cristián Monckeberg, y el secretario general, Mario Desbordes; los senadores Andrés Allamand, Alberto Espina, Francisco Chahuán y José García; y los diputados Nicolás Monckeberg y Paulina Núñez. A Piñera lo acompañaban, en tanto, sus ex ministros Andrés Chadwick y Cecilia Pérez.

La cita se extendió hasta pasada la una y media de la madrugada. En total, cinco horas en las que, como era el motivo inicial, se hicieron proyecciones políticas sobre cómo enfrentar el 2017, pero que más tarde derivaron en una suerte de catarsis, “un desahogo”, como lo explican algunos de los invitados, en el que los asistentes hicieron sus propias autocríticas y repasaron algunos de los conflictos y rivalidades internas que marcaron la administración piñerista. Un ejercicio necesario, dicen, para poder llegar a un acuerdo: dar vuelta la página y trabajar “con unidad y lealtad” para enfrentar una nueva presidencial.

Diversos asistentes relatan que la cena se dividió en tres partes. En la primera, el ex Presidente expuso un detallado análisis de la situación del país, dividido por áreas de gestión, en el que iba consultando a cada uno de los invitados sus opiniones, mientras tomaba apuntes. Allí se llegó a la conclusión de que el próximo gobierno -sea de quien sea- recibiría un país en condiciones “dramáticas” tras la gestión de la Nueva Mayoría, por lo que será muy complejo gobernar.

En la segunda, en tanto, se debatieron los principales ejes que debería tener una futura administración de la centroderecha. Allí, el ex mandatario detalló las propuestas que viene elaborando en su fundación, Avanza Chile.

Y en la tercera parte, en tanto, se abordó el tema presidencial. Allí, según los presentes, Piñera remarcó que sólo en marzo tomará la decisión de competir o no, pero que si lo hace, y eventualmente vuelve a La Moneda, haría varias cosas de manera distinta. “Tengo lecciones aprendidas”, dijo. Entre ellas, que esta vez procuraría mantener una mejor relación con los partidos y que no designaría en cargos de primera línea a personeros que no tuviesen tonelaje político. Una autocrítica que fue valorada por los presentes.

“Fuego amigo”

El ex mandatario también dijo que competiría sólo si tenía tras él una coalición ordenada y fuerte. En ese sentido, llamó a la unidad de Chile Vamos y pidió conformar una lista parlamentaria en unidad. Agregó, además, que esperaba lealtad por parte de los líderes de la coalición: que aceptaría todas las críticas en privado, pero no en público, como ocurrió durante gran parte de su administración. “Nada me dolió más que el fuego amigo”, comentó.

Esto último generó la respuesta de Carlos Larraín. “Quiero responder, porque me siento aludido”, dijo el ex timonel RN. “No estoy haciendo ninguna alusión personal”, contestó Piñera. “No, no, pero yo quiero responder, porque me siento ‘autoaludido’”, replicó Larraín, quien fue uno de los mayores críticos de la gestión de Piñera en La Moneda.

En ese momento, el ex senador recordó la mala relación que mantuvo con varias autoridades de gobierno, e insistió en su cuestionamiento de que una buena parte de la militancia de RN que trabajó para la campaña de Piñera no fue considerada para su administración. Además, recordó la falta de apoyo de La Moneda a algunos proyectos del partido, y lamentó el “poco respaldo” que la colectividad había obtenido en momentos clave. Entre ellos, dijo que a RN le “dolió” la imposición de Evelyn Matthei (UDI) como la candidata presidencial de la coalición en 2013, en desmedro de Allamand.

En ese momento, Piñera respondió que esa fue una decisión de los partidos, que La Moneda siempre se mantuvo “neutral”, y pidió no endosar la responsabilidad en esta materia a su gobierno.

Tras esto, según los presentes, intervino el propio Allamand, quien habría recordado que vio a muchos ministros y autoridades cuadrados con Matthei cuando aún los partidos no tomaban una decisión. Tras hacer un repaso de algunas situaciones, el senador llamó a la unidad: “Tenemos que dar vuelta la página, no nos podemos pasar la vida en esto”, fue su mensaje, según relatan los invitados.

“Estoy de acuerdo, hay que dar vuelta la página. El desafío que tiene Chile es muy grande, y tenemos que estar unidos”, fue la respuesta de Piñera.

Ya era casi la una y media, y los invitados comenzaron a retirarse. “Se habló de todo. En realidad era más una comida amistosa, social y al final terminó siendo un análisis de la cosa política muy amplio”, dijo Larraín a la salida.

La Tercera/Agencias

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