La posverdad de Pilar Molina

La posverdad de Pilar Molina

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“Él me aseguró, de hecho me requete aseguró y yo, por supuesto, lo pasé por cedazo. No era un tipo pagado, no era una persona que no pierde nada con salir a dar la cara. Es una persona que tiene una gran empresa y que tiene mucho que perder”, dijo ayer la periodista Pilar Molina, en un nuevo capítulo de la serie que comenzó el jueves pasado, durante el debate radial de Chile Vamos. Se refiere a Juan José Gana, empresario de 52 años, que –según dijo– le pagó cinco millones de pesos a la hermana de Ossandón usando boletas falsas.

Después que la prensa divulgara que se trataba de Ximena Ossandón, la única hija de los seis Ossandón Irrarázaval que tiene un perfil político público, Molina aclaró que “yo nunca mencioné a Ximena”, al tiempo que culpó a los medios de la confusión. “Los medios insisten en equivocarse y decir que yo mencioné a Ximena o que él mencionó a Ximena. Yo nunca mencioné a Ximena Ossandón, yo no sé a qué hermana”, se defendió ayer en el programa ‘Punto de Encuentro’, de Radio Agricultura.

La periodista, por último, criticó a Fernando Barraza, director del SII, quien reveló que en los registros de la entidad no existe la boleta aludida, que por lo demás nadie ha mostrado públicamente hasta ahora. “El SII se apuró al decir que no existe la boleta de Ximena Ossandón al empresario”, remató Molina, dejando la puerta abierta respecto a que pudiera tratarse de la otra hermana del senador, Olga.

El factor Chadwick: el filtro de sus redes

Lo cierto es que el “cedazo” por el que pasó Pilar Molina al empresario Juan José Gana, es el filtro de sus redes, muy cercanas a la UDI y al piñerismo. En efecto, Gana –que desde marzo está en Estados Unidos– es socio de 45 compañías de distintos rubros, de acuerdo a información de la SVS, y fue en 2012 director de Sonda, labor que compartió con Andrés Navarro, fundador de la compañía tecnológica y uno de los amigos más cercanos de Sebastián Piñera.

Cerca de Piñera está también su primo y hombre fuerte en la campaña, Andrés Chadwick con quien Molina tiene una larga relación de amistad, desde cuando eran estudiantes universitarios, él de derecho y ella de periodismo, y además cercanos al gremialismo de Jaime Guzmán en la Universidad Católica. Algunos de los que cubrieron en 1998 la detención de Pinochet en Londres, recuerdan cómo Chadwick, por entonces senador de la UDI, y Molina, reportera de El Mercurio, en ocasiones se desplazaron en el mismo auto por la capital británica.

Otra persona que acerca a la periodista con el círculo más influyente de la UDI y el piñerismo, es el penalista Luis Hermosilla, con quien tiene una relación más estrecha. Hermosilla es el histórico socio de Andrés Chadwick en su estudio de abogados, junto a Álvaro Morales.

Cuando Chadwick fue ministro del Interior, el bufete se adjudicó contratos con el Estado por al menos $74 millones de pesos.

Independencia piñerista

Desde el entorno de Ossandón afirman que, hace más de un mes, “a un dirigente de RN se le escapó que venía una operación que iba a meter bulla. Sabíamos que algo iban a inventar. Era muy previsible que, después que esta señora dijera lo de la boleta, el próximo en hablar fuera Chadwick para negar la evidente presencia de Piñera detrás de todo este asunto”, afirman en el comando del senador.

Efectivamente, fue Chadwick quien respondió al hijo de Ossandón cuando, en una carta a El Mercurio, el sábado, pidió que la periodista aclarara sus vínculos con Piñera. Al día siguiente, Chadwick contestó afirmando que la campaña del senador se ha fundado “casi exclusivamente en mentiras y constantes e injuriosos ataques a Sebastián Piñera, utilizando incluso su franja televisiva para deslizar falsas acusaciones contra él”.

Pilar Molina afirmó, en una entrevista reciente, que “no acepta” ser identificada como una partidaria de la dictadura. Aunque en 1988 votó por el Sí, solo porque –indica– estaba de acuerdo con mantener las políticas económicas del régimen. Igual, su idea de esos años, específicamente sobre el rol de El Mercurio, puede inscribirse dentro de lo que se conoce como posverdad. En el programa ‘En Buen Chileno’, de Canal 13, donde es panelista, le dijo a Patricio Fernández, fundador de The Clinic:  “Si tú te dieras la lata de leer un poco más de historia y no creyeras que la historia nació contigo, te podrías dar cuenta que El Mercurio cumplió un rol de combate y trató de abrir la democracia”, señaló.

Más allá de la batalla epistolar para empatar respecto de quién ha dicho más “falsedades”, lo cierto es que la relación de Piñera con Pilar Molina bordea incluso lo familiar. La periodista es hija de Germán Molina Morel, constructor civil, dueño de la inmobiliaria que lleva sus dos apellidos y de la que fue socio el ex senador de la UDI Carlos Bombal, uno de los investigados en el caso Penta.

Su abuela, María Morel Herrera, es tía abuela de Cecilia Morel, esposa del ex Mandatario.

Poco después de asumir el Gobierno del empresario, Molina renunció a El Mercurio para trabajar como asesora de Jaime Mañalich, en esa época ministro de Salud. Cabe recordar que Mañalich es amigo del ex Presidente desde que era director de la Clínica Las Condes y Piñera uno de sus principales accionistas.

En 2012, el Gobierno nominó a Pilar Molina para el cupo de la UDI en el directorio de Televisión Nacional, en reemplazo de Juan de Dios Vial. Renunció a ese puesto hace un año. Pero, en este contexto de cuestionamientos a su independencia, afirmó que su relación con Piñera era solo la de “una periodista con una figura pública” y, respecto de su nombramiento en el directorio del canal público en forma unánime por el Senado, sostuvo lo siguiente: “Lo entendí como un reconocimiento a mi trayectoria de más de 30 años y no como una pérdida de mi independencia”, como consigna en la carta que El Mercurio le publicó el domingo, mismo día que a Chadwick.

En la misma misiva, la periodista sostiene que en este incidente “hay una distancia sideral con las fuentes anónimas del montaje de Gemita Bueno en que participaron tantos periodistas y medios”, refiriéndose al caso Spiniak. Precisamente, en esos años, desde diciembre de 2003, la sección Claves de El Mercurio, que encabezaba Molina, fue uno de los primeros espacios donde se publicó información apoyando la tesis del “complot” contra la UDI que impulsaba Longueira y que también sustentó el abogado de Spiniak, Luis Hermosilla.

La radio Kioto

Este no es el primer episodio controvertido en el que aparece el nombre de Pilar Molina. La periodista era parte del equipo del programa político “A eso de…” el 23 de agosto de 1992, cuando estalló el “Piñeragate” y, aunque fue una de quienes renunció apenas se conoció la grabación de Piñera para perjudicar a Evelyn Matthei, el hijo de Ossandón le recordó el episodio, afirmando que “este país no resiste una nueva Radio Kioto”, en alusión a la marca del aparato en que Ricardo Claro reprodujo la interceptada conversación entre Piñera y Pedro Pablo Díaz.

Pilar Molina afirmó, en una entrevista reciente, que “no acepta” ser identificada como una partidaria de la dictadura. Aunque en 1988 votó por el Sí, solo porque –indica– estaba de acuerdo con mantener las políticas económicas del régimen. Igual, su idea de esos años, específicamente sobre el rol de El Mercurio, puede inscribirse dentro de lo que se conoce como posverdad. En el programa ‘En Buen Chileno’, de Canal 13, donde es panelista, le dijo a Patricio Fernández, fundador de The Clinic:  “Si tú te dieras la lata de leer un poco más de historia y no creyeras que la historia nació contigo, te podrías dar cuenta que El Mercurio cumplió un rol de combate y trató de abrir la democracia”, señaló.

Lo cierto es que, en enero de 1991, Molina escribió con la derecha más dura un artículo en contra de la reforma constitucional que permitió a Patricio Aylwin indultar a personas condenadas por “delitos terroristas” y que la UDI, especialmente Jaime Guzmán, pretendía extender a violadores de derechos humanos.

Por ahora, la periodista permanece como profesora del “Taller de Conducción Política” en la Fundación Jaime Guzmán, ligada a la UDI.

Por otra parte, Pilar Molina es ex pareja de Felipe Montero, ex alcalde de Lo Prado designado por Pinochet y que, en las elecciones de 2001, perdió una postulación a diputado por la zona frente a Guido Girardi.

El Mostrador/Agencias

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