Una de las repisas del living su departamento está llena de anteojos. Todos más o menos de la misma forma, pero de distintos colores. Los ha ido acumulando a través de los años, quizás freudianamente, para mirar algún día su trayectoria política. Un camino que lo ha hecho pasar un par de veces por La Moneda, por el Congreso y que lo tiene hoy, a sus 60 años, incorporándose al comando presidencial de Carolina Goic.
Jorge Burgos viene llegando de Londres, donde fue a cuidar a su única nieta, Antonia (3), mientras los padres de ella viajaban. A su vuelta, dice, se encontró con un país que “se ha crispado, probablemente más por la campaña, pero que tiene una polarización que viene de antes”. La preocupación de Burgos tiene que ver con que, a ojos suyos, “Chile fue perdiendo el sentido de la búsqueda de grandes acuerdos. Es más, empezaron a ser repudiados por muchos, y para qué decir la palabra consenso, que se convirtió casi en un insulto. Mi impresión es que la construcción de una mejor sociedad está más vinculada a tomar acuerdos que al camino de la polarización”.
¿Este repudio a los acuerdos lo siente desde que estaba en La Moneda, como ministro del Interior de Michelle Bachelet?
Creo que se instaló eso. Estaba demasiado presente eso de que este es el primer gobierno de la Nueva Mayoría y, no el quinto de la Concertación. Es una cosa sicológica, de decir “antes hicimos lo que pudimos, ahora vamos a hacer lo que queremos”. Los hechos han demostrado que para el desarrollo del país es mucho mejor lo otro. Y ahí está el desafío: convencer a quienes creen que es mejor la alternativa de los acuerdos, de que Carolina Goic representa mejor que nadie esa idea.
El gobierno de Piñera también fue ajeno a los pactos, no hubo nada. De hecho, tuvo a la mano la posibilidad de una gran reforma constitucional y no lo tomó.
Piñera hoy se plantea muy proclive a los acuerdos. Está promoviendo un acuerdo nacional por la crisis del Sename.
Eso también lo planteó Carolina, y está bien, pero uno tiene que juzgar a las personas no solo por sus dichos, sino también por sus gestiones, y el gobierno de Piñera en materia de búsqueda de acuerdos fue un mal gobierno.
¿Como el de Bachelet?
La experiencia de la Nueva Mayoría también en eso ha sido deficitaria. La incorporación del PC en la Nueva Mayoría complejizó brutalmente esa posibilidad. Tal como hay un aporte del PC respecto de una “calle” más tranquila, al final demasiadas veces cuando había posibilidad de acuerdo, se terminaba mirando qué iba a decir el PC. Se le daba demasiada importancia para su peso específico.
A dos semanas de las primarias presidenciales, ¿fue un error que Goic no haya ido?
Si la respuesta es exclusivamente en función de la exhibición pública, medios y movilización de las personas, la respuesta no puede ser sino que sí. Pero la decisión de la DC de no ir a la primaria fue por una razón más profunda que eso. Se tomó en función de otras decisiones políticas, particularmente la del PS de desechar la candidatura de Ricardo Lagos y ponerse detrás de una candidatura en virtud de las en uestas. La DC fue llevada a tomar esa decisión y no había otra posibilidad. Las primarias son para determinar las candidaturas de coaliciones que tienen puntos esenciales en común, pero nosotros teníamos aquí una diferencia sustancial respecto de la forma y modo como se iba a orientar la propuesta de la Nueva Mayoría.
¿Y estas diferencias sustanciales siguen estando?
La justificación política profunda de la candidatura de Carolina Goic sigue estando plenamente vigente, porque tenemos diferencias respecto de la forma en que hay que construir una coalición de centroizquierda, que mira el futuro del país desde el punto de vista de la inclusión, pero también del crecimiento de la economía. Mientras ni más ni menos que la vocera de Guillier piensa que lo que hizo la Concertación fue administrar el modelo de la dictadura, nosotros estamos profundamente orgullosos de lo que hicimos, que comparado con la Nueva Mayoría fue bastante mejor. Qué duda cabe que tenemos una diferencia sustancial. Nosotros aspiramos a construir una sociedad como la alemana, yo me temo que ella aspira a construir una como la cubana.
¿Pero existe la posibilidad de hacer un acuerdo programático para la segunda vuelta?
Creo que se pueden hacer acuerdos programáticos sobre ciertos puntos, pero también marcar diferencias.
Existe, entonces, la posibilidad de ver a la DC apoyando a Guillier en una segunda vuelta.
Existe. O que Guillier esté apoyando a Carolina Goic. Por cierto que existe y puede ser más que necesario. Pero eso va a tener que ser construido con mucha honestidad: buscar los acuerdos y marcar las diferencias.
Pero esta diferencia que usted plantea es bastante radical. Tiene que ver con el rumbo que se quiere para el país. Usted acaba de decir que Cariola quiere ser Cuba mientras ustedes, Alemania.
Sí, pero no creo que la vocera en ese punto represente a toda la Nueva Mayoría, para nada. Es una demostración de que ahí también hay extremos, pero para dar gobernabilidad tienes que ser capaz de llegar a acuerdos, y también marcar diferencias.
¿Qué características tendría que tener este acuerdo?
Para cualquiera de los dos lados, pienso que tiene que rescatar cinco o seis puntos de políticas públicas que vamos a implementar, y que establezcan diferencias en otras materias, como la economía o las relaciones exteriores. Claro que puede haber un acuerdo entre Goic y Guillier para la segunda vuelta, en la medida en que haya convergencia real, no solo electoral.
¿Cree que el antipiñerismo es un motivo suficiente para unir el mundo de Goic con el de Guillier y hacer un acuerdo programático? Suena algo forzado.
Sí, los acuerdos pueden ser más o menos forzados, pero son necesarios para dar gobernabilidad, y uno tiene que estar abierto a hacerlos. Ahora, no creo que el mensaje sea antipiñerismo, sino que creo que la posibilidad de que Piñera gobierne de nuevo no es una buena noticia para el país. La derecha gobernando no lo hace bien. Su éxito económico está vinculado a lo que pase en el mundo, y creo que en lo económico la Concertación demostró que es capaz de hacerlo mejor. Mi tesis no es que hay que estar en contra de Piñera, sino que en contra de la derecha como posibilidad de gobernar.
¿No ve, entonces, ese sueño dorado de la alianza Piñera-DC?
No lo veo en el horizonte, lo que no significa que si termina gobernando la opción centroizquierda Goic, o Guillier, o centroderecha Piñera, busques grandes pactos. Eso lo tienen que hacer los políticos desde el gobierno y la oposición. Obviamente, hay que estar disponible para los grandes acuerdos.
¿Y es posible un acuerdo con la candidatura de Beatriz Sánchez?
Lo veo muy difícil, en lo personal. Difícil llegar a acuerdos con personas que tienen una visión tan radicalmente distinta de la sociedad. Además, no creo que se dé ese escenario. Al que más le interesaría es a Piñera.
LA CULPA DEL RUMOR
¿Entre Piñera y Sánchez, por quién vota?
Por Goic, en las dos vueltas.
Pero Goic tiene un 1%.
Sí, pero vamos a ir subiendo.
¿Cómo?
Con propuestas, ideas, equipos. Vas a ver.
¿Viene una arremetida, alguna sorpresa?
Ahora vamos a entrar en tierra derecha, después de las inscripciones de candidatos. Y ha habido muchos casos de personas que antes no figuraban mucho en las encuestas y después son la opción preferida.
¿No se va a bajar?
No, es una majadería insistir en eso. Llega hasta la segunda vuelta. Eso esta despejado.
¿Por qué no prende?
Va a prender, pero hemos tenido dificultades. En primer lugar, siempre ha estado en el aire si iba a llegar al final o no. Y eso no está en discusión. Segundo, ha faltado convencimiento de algunos DC de que eso es así, y a veces se producen discusiones internas que se hacen públicas, lo que es bastante inútil. Pero, en fin, hay que seguir adelante y vamos a llegar a un buen puerto.
Tironi planteaba que a Goic le faltaba audacia. ¿Es posible o está muy amarrada por la DC?
Creo que ha habido un avance en eso, creo que es posible y es necesario. No creo en la diferenciación porque sí, pero pienso que es necesario hacerlo acá. Por ejemplo, tenemos un equipo económico -José De Gregorio, José Pablo Arellano, Alejandro Foxley y Guillermo Larraín, entre otros-, que marca diferencia con la forma en que las otras candidaturas proponen salir del aletargamiento económico. Es posible diferenciarse, porque sí hay diferencias.
Ahora circula el rumor de que se baja Guillier.
Está claro que no soy guillierista, pero más allá de la buena opinión que tengo de él como persona, creo que no hay ninguna posibilidad de que se baje. Creo que es pura especulación.
¿Qué pasa con el laguismo? Hay personas que se han ido con Guillier.
Hay de todo. En el comando de la Carolina hay varios que están históricamente con Lagos, otros están con Guillier. El laguismo no tiene una sola conducta. Afortunadamente, no he encontrado laguistas con Piñera.
¿Juntará Guillier las 33 mil firmas necesarias para inscribirse?
Yo creo que sí. Mi apuesta es que ya las tiene, y va a mostrar una cantidad mayor de las requeridas.
Como la estrategia de los millones guardados de la Teletón.
Exacto. Esta en la doctrina Kreutzberger.
Crisis de identidad
¿Va a ir finalmente de candidato en la parlamentaria?
No. Sería difícil, porque voy a estar involucrado en la campaña de Carolina.
¿Es posible que la DC vaya en una lista con el Partido Radical?
En eso no estoy metido, pero he escuchado que se abrió esa posibilidad, que es una vieja aspiración. A título personal, más allá de la legítima decisión del consejo de la DC de buscar un acuerdo parlamentario, que yo respeto, si yo hubiese tenido capacidad de decidir, habría preferido una lista propia. Creo que habría sido mas redondo desde el punto de vista de la candidatura presidencial.
¿Por qué la DC querría ir con los radicales?
Porque aun con el nuevo sistema, los ingenieros electorales indican que hay más posibilidades de elección y reelecciones de los incumbentes cuando hay un sostenimiento mutuo entre las candidaturas. Yo soy un convencido de que la DC, en la lógica de la Nueva Mayoría, el mejor camino que puede tomar es uno que le permita a la gente identificarla más claramente. Me van a pegar algunos, pero tengo la impresión de que aun a riesgo de perder cuatro o cinco diputados, es un costo que se puede pagar, porque para el futuro es mucho mejor.
¿Está dispuesto a que la DC pierda diputados con tal de diferenciarse de la Nueva Mayoría?
Con tal de diferenciarse de una coalición que corrió su eje brutalmente a la izquierda. Y desde ahí reconstruir, aunque sea con menos diputados, una alianza social cristiana, porque hay bases para reconstruir eso, más allá de la moda del momento. La DC debe priorizar su identidad aun a riesgo de perder diputados.
Igual esta idea, de arriesgar diputados incluso por marcar una diferencia, y por el otro lado, estar dispuesto a llegar a acuerdo programático con Guillier, que es la Nueva Mayoría, hace ruido.
Sí, claro. Yo estoy pensando en un acuerdo programático que dé gobernabilidad al país. Es importante eso, y ahí ves una tesitura distinta de lo que había en la Concertación. Por ejemplo, habría que acordar cosas concretas.
Pero eso es seguir estando en un gobierno de la NM.
No, pues. Primero, va a depender de si te invitan o no; segundo, tú puedes entrar con condiciones. Yo no entraría incondicionalmente a ningún gobierno.
Se arrepiente de haber entrado al de Bachelet.
No. Más allá de las diferencias políticas que podemos tener, yo tengo una muy buena opinión humana de ella. De haber entrado al Ministerio de Defensa no me arrepiento, pero creo que fue un error mutuo haber ido a Interior. En fin, ya pasó.
¿Qué le parece que su partido lleve a la ex directora del Sename Marcela Labraña como candidata a diputada?
Entiendo que la junta nacional de la DC va a nominar los candidatos. Yo espero que un caso como ese se discuta. Merece una atención especial. (La Tercera)