Por varios días cada agosto un remoto valle de Wyoming llamado Jackson Hole, ubicado en el oeste de Estados Unidos y conocido por sus espectaculares montañas y su vida silvestre, alberga las más serias conversaciones sobre las tasas de interés, la inflación y los mercados internacionales.
¿Pero cómo logró esta cuenca, situada a más de 3.000 kilómetros al oeste de la capital Washington, convertirse en el lugar favorito de reunión para los principales banqueros y economistas del mundo?
La razón oficial es el trabajo.
Allí se celebra la conferencia anual de una de las entidades regionales de la Reserva Federal de EE.UU., el Banco de la Reserva Federal de Kansas City.
En concreto, el Simposio de Economía tiene lugar en el Jackson Lake Lodge, un hotel situado en el corazón del Parque Nacional de Grand Teton, al que pertenece el valle.
Este año se celebra desde el 24 hasta el 26 de agosto, bajo el lema «Fomentando una economía global dinámica», con la asistencia de los gobernadores de los principales bancos centrales, además de otras autoridades y de académicos.
Pero en realidad, como para los millones de turistas que frecuentan la zona cada verano, el motivo original fue la naturaleza.
PESCA DE LA TRUCHA
El Banco de la Reserva Federal de Kansas City organizó la conferencia por primera vez en 1978.
En sus primeras ediciones, las discusiones se centraron en la agricultura, pero los organizadores tenían otras aspiraciones. Querían convertir el evento en una cita de más alto nivel.
Y tenían la esperanza de que el lugar, situado en medio de un parque natural, ayudara a cortejar al entonces presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, quien era conocido por su afición a la pesca con mosca.
Así se recoge en los archivos del propio banco.
«Propuse que el próximo simposio lo hiciéramos en un lugar en el que la gente pudiera pescar truchas», recordó Tom Davis, quien fuera el vicepresidente y el director de investigación económica de la Reserva Federal de Kansas City.
Y Volcker aceptó, aunque no sin dudas por lo remoto de Jackson Hole.
«Me dijo:’Roger, ¿pero cómo diablos se llega a Jackson, Wyoming?», contó Roger Guffey, quien fuera el presidente de la Reserva Federal de Kansas City entre 1976 y 1991 y hoy fallecido.
REFUGIO DE FAMOSOS
Jackson Hole ha sido el refugio favorito de los plutócratas durante décadas.
John D. Rockefeller, el heredero de la fortuna de Standard Oil, una gigantesca compañía que llegó a controlar la extracción, el refinamiento, el transporte y la distribución de más del 90% del petróleo de EE.UU., pasaba sus vacaciones allí.
Tanto le gustaba que compró miles de acres de terreno que ahora conforman el Parque Nacional de Grand Teton.
En este valle poseen propiedades también los actores estadounidenses Sandra Bullock y Harrison Ford.
Los famosos frecuentan el área y el cantante británico James Blunt grabó allí el videoclip de su canción «Bonfire Heart».
«Es uno de los lugares más bellos de Estados Unidos, por lo que a veces se hace difícil dejar de deleitarse con las vistas para regresar a la mesa a escuchar las discusiones sobre política económica», dice Alan Auerbach, experto de la Universidad de California en Berkeley, quien participa en la edición de este año.
La Reserva Federal es consciente de que la localización es uno de los factores que hacen popular la conferencia y está alerta para que ésta no se convierta en la excusa perfecta para unas vacaciones de lujo.
«El simposio no es para vacacionar», insiste el banco.
«Jackson Hole es famoso por sus hoteles de lujo, en los que se alojan entusiastas del aire libre de todo el mundo. Pero el simposio se celebra cada año en el Lodge, un establecimiento en línea con el entorno y que no cuenta con las facilidades que ofrecen otros hoteles, como spa o gimnasio», explica.
«De hecho, en sus habitaciones ni siquiera hay televisores«.
Aunque el sitio web del establecimiento es un poco más entusiasta y anuncia que se ofrecen «todas las comodidades y servicio que los huéspedes pueden esperar de un complejo hotelero así».
TODO RESERVADO
Un portavoz de la Reserva Federal se negó a revelar cuánto cuesta el evento y cuánto se cobra a los participantes.
Asimismo, la empresa que gestiona el Jackson Lake Lodge no quiso hacer comentario alguno sobre el simposio o sobre cuán rápido se reservan las habitaciones que cuestan más de US$300 la noche.
Aunque también hay disponibles cabañas, así como espacio para acampar.
Pero este fin de semana no parecía haber nada disponible.
Técnicamente, el hotel, como parte de las instalaciones del parque nacional, permanece abierto al público durante el simposio.
En 2014 un grupo de manifestantes con camisetas verdes irrumpió en el evento.
Pertenecían a Fed Up!, una coalición que insiste en que la economía no se ha recuperado y rechaza las decisiones de la Reserva Federal, a la que tacha de subir las tasas de interés para frenar el crecimiento del empleo y frenar así el aumento salarial.
Sin embargo, los convencieron para que regresaran en dos años y se reunieran con los funcionarios de una manera más formal, algo que también están haciendo este año.
Los lugareños observan esto como parte del ir y venir de cuatro millones de turistas en la temporada estival.
Y mientras los inversores de todo el mundo están atentos a las propuestas que puedan hacer este viernes la presidenta de la Reserva Federal de EE.UU., Janet Yellen, y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, los residentes locales apenas parecen darse cuenta de su presencia.
«La mayor parte de nuestra comunidad ni siquiera sabe que están aquí», confirma la directora de la Junta de Viajes y Turismo de Jackson Hole, Kate Sollitt.
Además, que Jackson Hole haya sido uno de los lugares desde el que apreciar el eclipse solar total del pasado 21 de agosto ha multiplicado los visitantes.
A eso apunta Gavin Fine, el dueño del Fine Dining Restaurant Group, una empresa de gestión hostelera, y del restaurante Rendezvouz Bistro, que frecuentan, entre otros, los expresidentes de la Reserva Federal Alan Greenspan y Ben Bernanke.
«Estábamos en la ruta del eclipse total, así que nos llegaron cientos de miles de visitantes«, dice.
Pero a pesar de la afluencia anual de visitantes asegurada, Fine reconoce que hospedar a la Reserva Federal cada agosto «tampoco hace daño». (BBC Mundo)