Los nuevos métodos para combatir la delincuencia en el mundo

Los nuevos métodos para combatir la delincuencia en el mundo

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Mientras que en Chile algunos municipios han abordado la seguridad ciudadana con medidas como drones, globos aerostáticos y cámaras de reconocimiento facial para la vigilancia de espacios públicos, en el mundo están utilizando algoritmos para predecir lugares de posibles delitos, seguimiento en tiempo real y geoprevención (como geolocalización) en operativos policiales.

Aunque hoy su aplicación tiende a ser aislada, se proyecta que estas tecnologías permitan generar un sistema que las integre en una misma plataforma.

Por ejemplo, la compañía Motorola Solutions planea crear un centro de comando virtual, donde a través de gafas de realidad aumentada se pueda acceder a fuentes de video de la policía y vehículos o de cámaras instaladas en la ciudad, en tiempo real, lo que permitiría compartir información sobre cualquier tipo de incidente y gestionar la ayuda de forma remota. La propuesta también considera la integración de radios digitales, drones conectados con captura de fotos y videos, y cámaras en 360° en los techos de los vehículos.

En Estados Unidos hace unos años, la policía de Los Ángeles usó algoritmos para intentar predecir en qué lugares se producirían delitos, para evitar que ocurriesen. Con este modelo, y con Big Data, los robos se redujeron en 33% y los delitos relacionados con la propiedad en 12%.

Este tipo de tecnologías se extiendió a la seguridad de grandes eventos como los Juegos Olímpicos de Atlanta, Atenas y Río 2016, y en lugares de interés como el Vaticano y la Torre Eiffel. En ellos se han utilizado servicios de seguridad de origen israelí como sistemas de gestión de tráfico, monitoreo e identificación facial e información geográfica.

Algunas capitales latinoamericanas ya cuentan con centros de comando unificados. En Ciudad de Panamá, Bogotá y Montevideo se han instalado sistemas que logran conectar áreas críticas de la urbe, monitorear incidentes y rastrear vehículos, lo que permite dar una respuesta más eficiente a las emergencias.

Olga Espinoza, directora del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC) del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, advierte que si bien este tipo de herramientas son un insumo relevante, no pueden reemplazar un diseño riguroso que responda a las necesidades específicas de la seguridad.

“En algunos casos se han diseñado programas que han incorporado tecnología proyectando los problemas que pueda resolver. Sin embargo, cuando no se cuenta con la información suficiente, los resultados corren el riesgo de no ser efectivos”, dice.

LA EXPERIENCIA CHILENA

Al parecer el país va por el camino correcto en prevención de delitos. Según el Balance Seguridad Pública del Ministerio del Interior los delitos de mayor connotación social -robo con violencia, por sorpresa, de vehículo motorizado y en lugar habitado, entre otros- cayeron en 3,8% el primer semestre de 2017, comparado con el mismo período del año anterior, en 14 de las 15 regiones del país.

La directora del CESC destaca que ha nivel regional Chile es uno de los países que ha logrado mejores resultados gracias a un trabajo constante en la creación de políticas de seguridad ciudadana, a través de distintos programas con participación de todos los actores.

A nivel local, el trabajo de los municipios se ha materializado no sólo en el monitoreo de espacios públicos, sino también con herramientas como botones de pánico y aplicaciones móviles para alertar en caso de emergencias, como SoSafe, implementada en comunas del sector oriente.

El emprendimiento también ha aportado, principalmente con aplicaciones para organizar a las comunidades en condominios o barrios y otras que comparten información sobre lugares donde roban vehículos y situaciones de riesgo.

Y aunque la herramienta más utilizada a nivel público es la videovigilancia, comienzan a surgir instancias que combinan tecnología y participación ciudadana. Eso se demostró tras la convocatoria del Laboratorio de Gobierno, Impacta Seguridad, en que personas naturales presentaron métodos para resguardar la seguridad local.

“Contrario a lo que uno puede creer, la gente propone, por experiencias que han resultado bien, más soluciones offline que digitales”, comenta Juan Felipe López, director ejecutivo del Laboratorio de Gobierno.

Explica que a las propuestas que recogen tendencias como las plataformas tecnológicas, se suman otras como el cambio en la infraestructura urbana, es decir, modificar determinados lugares para volverlos más seguros.

“Cambiar las plazas con juegos tradicionales por unas donde haya muros de escalada, que sirvan como reales espacios de deporte, o cambiar los materiales de lugares oscuros, pueden significar una mejora en la seguridad de las ciudades”, dice. (DF)

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