Donald Trump, el más voluntarioso Presidente de los Estados Unidos, está siendo puesto en su lugar. Su grosero autoritarismo se estrella con un sistema que limita los desvaríos presidenciales.
No solo los obstáculos de la oposición demócrata condicionan a Trump. Tampoco únicamente está sometido a los equilibrios constitucionales, la separación de los poderes públicos, el Judicial, Legislativo y Ejecutivo. Allí la independencia no aceptaría siquiera una foto de la Corte Suprema con el Presidente, frente a un televisor, compartiendo las finales de un evento deportivo.
Ahora Trump suma a las restricciones que le imponen sus ministros, funcionarios y dirigentes moderados del Partido Republicano, las del senador John McCain.
Trump quisiera, y no ha podido, despedir a su ministro de Justicia, al director subrogante del FBI y al fiscal especial que investiga la trama rusa en la última elección presidencial.
Trump, molesto por el curso de la investigación, removió al director del FBI por no haber cerrado el caso. Ahora alega que los investigadores tienen conflictos de intereses, por ser parte del Ejecutivo. Ignora que juraron cumplir con la Constitución y las leyes, por encima de las órdenes del Presidente. Despacharlos desencadenaría una tormenta. Está asediado por sus propios funcionarios.
El diagnóstico de cáncer cerebral del senador John McCain evidencia otra barrera a Trump. Siendo de su mismo partido, forma parte de un grupo de opositores en materia migratoria, defensa, en las relaciones con Rusia y en nombramientos de altos funcionarios.
John McCain, héroe de guerra, piloto naval, siete veces elegido senador, presidente de la Comisión de Defensa y candidato presidencial en la primera candidatura de Obama, cuenta con excepcional admiración y respeto, dentro y fuera de los Estados Unidos. Cuando se impugnó a Obama por sus ancestros musulmanes, reaccionó enérgicamente y apoyó la idoneidad de su contendor. Pudo haber permanecido indiferente, pues los demócratas pretendieron anular su candidatura presidencial por haber nacido en Panamá, pese a que sabían que lo hizo en una base militar norteamericana.
McCain conoce bien Chile. Nos visitó durante el gobierno militar. Fue al sur, atendido gentilmente por Marco Cariola, más adelante senador. Regresó en democracia. Siempre ha tenido gran estima por nuestro país.
Trump desprecia al senador McCain. Objetó su condición de héroe por haber sido capturado. Fue derribado por un cohete en Saigón. No aceptó el chantaje comunista para una liberación anticipada. Su padre era almirante y dirigía la flota norteamericana en Vietnam. Permaneció prisionero y en las peores condiciones, durante 5 años. Fue de los últimos en ser liberado, una vez celebrada la paz.
McCain es un luchador y en ocasiones anteriores superó la misma enfermedad. Su madre, de 105 años, dice que es porfiado. Siendo clave en el Senado, junto a otro senador forma la mayoría de los 52 republicanos. Presente o ausente, hay un grupo republicano que seguirá acorralando a Trump cada vez que corresponda. (El Mercurio)
Hernán Felipe Errázuriz