El diagnóstico de Andrés Allamand sobre el devenir del Gobierno es severo. El senador de RN apuntan a una “desprolijidad” y “déficit” en la gestión, y enumera área por área las que, a su juicio, han sido las principales fallas de la actual administración de Michelle Bachelet.
La encuesta UDD-PULSO deja al actual Gobierno de la Presidenta Bachelet como el peor evaluado, con un 53% que le puso nota bajo 4. ¿A qué atribuye este resultado y la distancia con las otras administraciones?
La encuesta de alguna manera viene a confirmar lo que ya se sabía. El actual Gobierno es, por lejos, el que tiene una peor evaluación ciudadana. En ello influyen varias razones. En primer lugar el contraste entre las promesas y una enorme cantidad de expectativas. Para graficarlo con dos elementos que han estado sobre la mesa: el fracaso completo de la promesa en salud en torno a los hospitales con la fórmula 20-20-20 y el incumplimiento de la promesa de gratuidad universal en el ámbito educacional, confirman que parte del rechazo se genera por el convencimiento de la ciudadanía, al cabo de dos años, de que las promesas fundamentales del actual Gobierno, aquellas que según muchos lo llevaron a ganar la elección, en definitiva se verán incumplidas. Hay, en consecuencia, un elemento muy importante de desengaño. Muchas personas que confiaron en el actual Gobierno sienten que fueron defraudadas muy centralmente.
¿El rumbo del Gobierno también ha incidido?
Hay un aspecto que tiene que ver no solamente con los malos resultados, sino con el convencimiento de que el viraje que introdujo el actual Gobierno, en términos de lo que Chile venía haciendo durante los años anteriores, fue un viraje equivocado. El convencimiento fundamental del actual Gobierno fue que los últimos 25 años habían sido en balde, y que lejos de constituir una historia de éxito y de esfuerzos positivos compartidos eran, a la larga, una historia de fracaso y decepción. De alguna forma el Gobierno de Bachelet impuso una visión sobre un Chile negativo, en vez de una visión del Chile positivo que se había forjado desde el retorno a la democracia. Entonces, a los malos resultados se agrega un segundo elemento que es la percepción de que el país adoptó en el último tiempo un rumbo equivocado.
¿Pesa también el estilo que se utilizó durante el primer año de Gobierno?
No ha sintonizado con la ciudadanía el rechazo a los consensos y los acuerdos, y sobre todo la lógica, más allá de que en las últimas palabras haya desaparecido, de la retroexcavadora. Chile aprendió desde los ’90 a esta fecha que cuando las políticas públicas se hacen buscando convergencias, entendimientos de mediano y largo plazo, al país le va mejor. A la inversa, qué ve hoy día, un Gobierno empeñado en sacar propuestas aún al costo de la desprolijidad y la improvisación. No puede entenderse de otra forma que todas las reformas que el Gobierno ha impulsado tengan una valoración negativa en la opinión pública.
¿Estos problemas del Gobierno que usted identifica son de orden político, de estrategia, de mirada o es una mezcla?
Creo que se mezcla una visión profundamente equivocada respecto de las necesidades y el rumbo del país y, al mismo tiempo, hay que agregarle una desprolijidad y déficit en la gestión que desde hace mucho tiempo no se veía. El anterior Gobierno de la Presidenta Bachelet era la culminación de un período en el cual la buena gestión se fue evaporando. El elemento más emblemático de la mala gestión de los gobiernos del ciclo que terminó el 2010 fue particularmente el ejemplo del Transantiago, y por eso en una medida importante el Gobierno de Piñera tuvo un énfasis en mejorar la gestión. Ahora no solamente hemos tenido un rumbo ideológico y político equivocado, sino que han vuelto a aparecer los problemas concretos de deficiencias en la gestión. Existe una ineficiencia generalizada a la hora de la ejecución presupuestaria y todo el mundo admite que los equipos que se conformaron en el segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet, desde el punto de vista técnico y de sus capacidades, dejan mucho que desear. En consecuencia, el rechazo al Gobierno hoy día no sólo tiene que ver con una orientación que la ciudadanía advierte como equivocada, sino que tiene que ver con un elemento muy concreto: las cosas van en mala dirección, pero además tienen una ejecución muy deficiente.
Salud, Educación y Seguridad Ciudadana son las áreas con evaluación más negativa en esta encuesta. ¿Están convertidas en un talón de Aquiles ?
Creo que estas tres áreas, junto con el mal desempeño en general de la economía, son las que resultan más importantes. En todas las encuestas estos tres temas alternan en términos de cuál es el que la ciudadanía le otorga más prioridad de acuerdo a sus preocupaciones, y objetivamente en las tres áreas los balances son muy negativos. La crisis de la salud se encuentra todavía en una etapa donde no se han expresado todos los gravísimos problemas que están incubándose. En el caso de seguridad ciudadana no hay duda alguna que simplemente no hay respuestas efectivas a una sensación de inseguridad que tiene el efecto que todo el mundo conoce, y en educación el balance también es negativo, pero creo que en ese campo hay muchas más dificultades por venir.
¿Qué dificultades ve en esa materia?
La reforma que se aprobó a principios de este año en la llamada ley de inclusión y todos sus efectos negativos en la educación subvencionada, que es la alternativa preferente de las familias en el Chile de hoy, aún no se deja ver, toda vez que los cambios están previstos para producirse fundamentalmente el año 2017. Si a eso uno le agrega las dificultades que ya se advierten en términos de la desmunicipalización, permite avizorar en todo el sistema educacional un escenario de completa tensión. Hasta ahora no se ven avances en aspectos fundamentales como es la calidad, pero sí lo que se aprecia es un sistema tensionado en todos sus frentes. Existe tensión en la educación particular subvencionada, aunque la mayoría de los efectos negativos se verán entre fines del 2016 y el 2017. La llamada desmunicipalización va a generar conflictos de enorme proporción en todo el sector municipal, y en materia de educación superior está claro que, más allá de los arreglos de última hora al costo de la improvisación que se conoce, tampoco generan horizontes de estabilidad y de progreso. La educación técnico-profesional, a través de los CFT y de los IP, son también otro campo donde lejos de haber progreso lo que se advierte son enormes dificultades. Todo eso conduce al balance que hoy la ciudadanía tiene. Este es el Gobierno más impopular desde el retorno a la democracia y hay razones fundadas para que la gente lo califique de esa manera.
Por el contrario, el Gobierno de Piñera aparece con mejor evaluación en la encuesta. El ex Presidente es quien se aprecia mejor posicionado de cara a la elección del 2017. ¿La fórmula para elegir candidato debiera ser una primaria, o la proclamación como ocurrió el 2009?
En esto no hay vuelta atrás: todos quienes postulen o se planteen como candidatos presidenciales deben, necesariamente, postular en primarias abiertas. Considero que un esquema de primarias favorece, sin duda, al buen perfilamiento de tales candidaturas y creo que hoy todos los sectores van a tener.
¿Hoy día ve a Piñera como candidato?
No hay duda que hoy día es quien aparece de lejos con el mejor perfilamiento y la mayor adhesión, pero no creo en los esfuerzos individuales en esta materia. Lo fundamental es que puedan desplegarse ojalá diversas candidaturas, pero en el marco de una identidad común que hasta ahora no aparece con suficiente fuerza.