Analistas apuntan claves para revertir desinterés por el proceso constituyente

Analistas apuntan claves para revertir desinterés por el proceso constituyente

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La presentación de indicaciones al anteproyecto y la discusión de las iniciativas populares de norma (IPN), son vistas por los consejeros como una oportunidad para que crezca el interés de la ciudadanía por el proceso constitucional y el cual pese a los esfuerzos aún resulta lejano para la población.

De acuerdo a la última encuesta Cadem, sólo un 29% dice que votaría a favor del texto en el Plebiscito de diciembre, mientras que un 53% votaría en contra.

Aquello, sin duda, enciende las alarmas, respecto a la posibilidad de un nuevo fracaso en la materia, tal y como ocurrió con el texto de la Convención.

«Uno de los problemas que tiene en este momento el anteproyecto es que no tiene vocero», advirtió el académico de la Escuela de Gobierno de la U. Católica y ex presidente de Adimark, Roberto Méndez, en entrevista con «Crónica Constitucional» de El Mercurio.

Esto pues, a su juicio, «nadie se la está jugando por el proyecto, siendo que todos los actores políticos debiesen tomar un rol, sobre todo el gobierno del Presidente Gabriel Boric».

En ese contexto, Méndez afirmó que «sería una gran desgracia que este nivel de indiferencia se mantuviera hasta las elecciones. Yo tengo confianza de que se va a producir esa participación y que el espíritu del proyecto de los expertos va a trascender».

RIESGOS PARA DICIEMBRE

Este es un tema que genera inquietud en los consejeros, quienes de manera transversal han intentado poner énfasis en los cuatro mecanismos de participación ciudadana (diálogos, consulta, audiencias e IPN), llamando a la ciudadanía a hacerse parte.

Al respecto, el académico de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, dijo que «evidentemente existe un desgaste del proceso, el proceso constitucional en sí padece este agotamiento y me parece que también la ciudanía, según los sondeos, está a esta altura más bien por rechazar que por aprobar el proceso, lo cual también debe ser preocupante para que el proceso termine adecuadamente en diciembre».

Según el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, «hay una desafección en general de la política y del proceso mismo, porque de alguna manera los problemas cotidianos han absorbido los problemas de la gente y en el caso del tema constitucional ha estado comunicacionalmente muy bajo. No hay nadie que no esté preocupado de un resultado en el cual el Rechazo pueda ser más alto».

Es más, Guzmán planteó que «en un escenario en que el Rechazo es muy alto o la abstención, ningún actor va a querer prestar ropa, arriesgar capital político para el Apruebo. Lo cual plantea otro problema; ¿cómo vamos a seguir sin una nueva Constitución? Hasta donde sabemos la gente sí quiere que haya un cambio constitucional. Estamos en una paradoja».

El académico de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián, Kenneth Bunker, opinó que «claramente no existe el mismo ánimo que existía para el proceso anterior, ha pasado mucha agua bajo el puente (…) los escándalos de corrupción terminan de girar el eje del debate, de la discusión en que no nos podemos estar preocupando de problemas de largo plazo como la Constitución, si es que hay tantos problemas de corto plazo. Esto se suma a los problemas de inmigración, de la economía, etc., yo creo que la gente está viendo que tal vez esto no es prioritario y evidentemente eso va a tener un costo en la elección de diciembre».

En tanto, el profesor de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), Gonzalo Müller, consideró que «esto tiene mucho que ver primero con la frustración, producida por el fracaso del proceso anterior, y lo segundo, es porque hay menos información objetivo, la cobertura de medios es mucho menor a la del primer proceso. En tercer lugar, recién a fines de julio el proceso va a empezar a tomar cuerpo, en términos que se van a empezar a discutir y zanjar elementos importantes del proyecto constitucional».

El académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, cree que «no será fácil convencer a los chilenos que una nueva Constitución sea la decisión correcta luego del estruendoso fracaso de la Convención Constitucional. Además de la fatiga electoral en la que entró el país en 2020, enfrentamos varias crisis simultáneas, siendo la más actual la seguidilla de escándalos de corrupción. En un ambiente económico desfavorable y con un gobierno débil. será muy difícil el cambio de opinión, pues según Cadem, el 53% se inclina por rechazar el texto».

¿QUIÉN DEBE PROMOVER EL PROYECTO?

En relación a la idea que planteó Méndez sobre un «vocero» que promueva el proyecto, Müller expresó que «esa debilidad de no tener un vocero es real, pero no sé si va a haber suficiente espacio. Cuando una mira a Beatriz Hevia que está hoy liderando el proceso como presidenta del Consejo, también al mismo tiempo se está instalando, son figuras nuevas. Por lo tanto, no tienen la trayectoria o credibilidad necesaria para poder ellos ser un elemento importante de generar confianzas en el proceso».

Y agregó que «creo que eso va a recaer más en cómo el sistema político procese el resultado, hoy ya tenemos señales de como se empiezan a pronunciar, si están a favor o en contra del proyecto constitucional. Está el caso de José Antonio Kast que está a favor, en la medida que el Presidente también lo había dicho antes, siempre con algún condicionamiento, pero ya se empiezan a pronunciar a favor del proyecto».

Así cree que algunos esperarán a la reacción que el proyecto final genere «en sus pares, pero también en los líderes de opinión». En la misma línea, Duval expresó que lo central es «la importancia que pueden tener los actores más bien hacia el final del proceso, quizás en noviembre, uno esperaría que dos actores principales que han dado señales sobre el texto constitucional va a ser importante conocer su opinión. Son José Antonio Kast y el Presidente Boric, ambos en escenarios distintos han demostrado una disposición favorable a este proceso y en el texto elaborado por los expertos (…) Yo creo que esos dos actores van a ser decisivos para cómo va a salir el proceso constitucional en diciembre».

De acuerdo a Morales, «la pregunta de fondo es qué actor político tiene la suficiente credibilidad para salir a la calle y pedir el voto a la gente. La élite está tan desprestigiada que cuesta identificar a rostros creíbles que inclinen la balanza hacia el ‘A favor’. La única estrategia posible es sacar esto por cansancio. Es decir, comunicarle a la ciudadanía que con este texto se cierra definitivamente el proceso. En simple, hay que pedirlo casi como favor».

No obstante, aseveró que «ningún actor se va a jugar por el ‘A favor’ si ve que las encuestas indican una derrota segura. Si en octubre las tendencias actuales de intención de voto no cambian, entonces el proceso constitucional morirá antes de la elección. Muy pocos saldrán a defender un texto perdedor de cara al plebiscito del 17 de diciembre, pues eso implica absorber todos los costos de esa eventual derrota. Incluso el Partido Republicano, que es mayoría en el Consejo, podría tomar esa decisión, pues jugarse con una Constitución que será rechazada, equivale a perder todo lo ganado en las recientes elecciones».

Por otra parte, Bunker apuntó que los contenidos «se promocionan cuando uno quiere que las cosas pasen y hoy no me queda claro que ningún actor político está de lleno detrás de este proceso. Obviamente la oposición puede estar por detrás, en tanto, tienen una mayoría, pero Republicanos es un sector político que está a favor del status quo y obviamente la izquierda tiene un poco de temor sobre lo que puede ser el producto final (…) El segundo problema es que no puedes promocionar un producto desde el gobierno, porque te vas a encontrar con la situación que pasó en el primer proceso» cuando se les acusó de intervención.

Finalmente, Guzmán precisó que «hay contenidos que logran y suscitar mucho interés en la población y en la medida que sean parte del documento pueden ser un instrumento y una herramienta para motivar a la gente a votar. Ahora quién asume ese rol finalmente, yo creo que va ser una función de los partidos políticos». (Emol)