El inicio de la gratuidad universitaria ha dado un respiro estival al gobierno; modesto y acotado, pero respiro al fin y al cabo. En un contexto en que se mantiene un cuadro general muy negativo para la actual administración, la encuesta mensual de Adimark consigna que el respaldo a la Presidenta Michelle Bacheletsubió en enero desde un 24% a un 28%, mientras la desaprobación descendió de 71% a 64%. En paralelo, el apoyo a la gestión de la ministra Adriana Delpiano aumenta de 34% a 43%, al tiempo que la aprobación a la reforma educacional se alza desde el 47% a 54%, disminuyendo su rechazo desde un también 47% a un 40%.
Son cifras que sin duda ilustran el positivo alcance de la gratuidad, una política pública de alto impacto social, que comenzó a aliviar la carga financiera a un sector importante de la población que ya estudia en la educación superior o que este año accede por primera vez a ella. Del mismo modo, el inicio de este proceso ha alimentado las expectativas en un extendido segmento de personas pertenecientes a los primeros cinco deciles de menores ingresos, que aspira a ver cumplido el compromiso presidencial, para empezar a disfrutar a mediano plazo de la eliminación de las barreras económicas de ingreso a la universidad.
Con todo, es significativo que la concreción de la más emblemática de las reformas comprometidas por el Ejecutivo esté teniendo un impacto más bien modesto en materia de aprobación; en rigor, el mes en que la gratuidad comienza a hacerse realidad el gobierno sigue ostentando un respaldo de apenas un 25%, junto a niveles de rechazo que se mantienen sobre el 70%, en una medición que no alcanzó a considerar los eventuales efectos de la formalización de Natalia Compagnon.
En resumen, Bachelet y su administración disfrutan de una pequeña bocanada de oxígeno, en un momento en que la decisión de adelantar el inicio de una política obviamente popular exhibe sus innegables aciertos, pero donde también vuelve a quedar de manifiesto la gravitación de su consistente y estructural deterioro, una realidad que hasta ahora -gratuidad mediante- se mantiene inconmovible.
