El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, que enfrenta desde hace semanas protestas inéditas en 20 años de poder, retira su candidatura a un quinto mandato, anunció la agencia oficial de noticias APS.
En un comunicado leído en el principal informativo de la noche de este lunes (11.03.2019), Buteflika anunció también el aplazamiento de las elecciones presidenciales previstas para el próximo 18 de abril y la apertura de un período de transición, que permita elegir en las urnas a un sustituto.
El proceso de transición se vertebrará a través de la convocatoria de una conferencia nacional «independiente e inclusiva», cuyos detalles no se precisaron, y de la formación de un Gobierno de unidad nacional que tutele todo el proceso.
La elección presidencial se realizará al término de esa conferencia nacional encargada de reformar el sistema político y elaborar un proyecto de Constitución de aquí a fines de 2019, precisó la oficina presidencial.
PROTESTAS MASIVAS
La decisión se produce en medio de una oleada de protestas masivas en todos los rincones de Argelia y entre rumores sobre su verdadero estado de salud, ya que el mandatario, de 82 años, estuvo ingresado en un hospital de Suiza durante quince días hasta este domingo.
La renuncia de Buteflika, quien lleva dos décadas en el poder, a la reelección para un quinto mandato consecutivo llega acompañada con la dimisión del primer ministro, Ahmed Ouyahia, y de todo su Gabinete.
La decisión se produce apenas tres semanas después de que cientos de miles de argelinos salieran pacíficamente a las calles del país para exigir la renuncia del mandatario y la caída de régimen, al que acusan de corrupto.
Las movilizaciones arrancaron hace varios meses en los campos de fútbol y saltaron a las calles del país el pasado 22 de febrero, dos días antes de que fuera trasladado a Ginebra para ser hospitalizado y antes de que el régimen suspendiera la inauguración del nuevo aeropuerto de Argel, a la que iba a asistir.
Desde entonces fueron creciendo cada viernes y mutando para pasar de ser una protesta contra el quinto mandato de Buteflika a convertirse en un clamor popular de centenares de miles de personas contra la corrupción de un régimen dominado por el Ejército y los servicios secretos desde la independencia de Francia en 1962.
FIGURA DE COMPROMISO
En la presidencia desde 1999, Buteflika sufrió en 2013 un «derrame cerebral» que mermó sus facultades físicas y que ya le impidió hacer campaña en las presidenciales del año siguiente, aunque ganó los comicios.
Desde entonces no habla en público, se mueve en una silla de ruedas empujada por su hermano Said y sus apariciones públicas son escasas, reducidas a las imágenes grabadas por la cadena estatal con motivo del consejo de ministro o de visitas de altos dignatarios extranjeros.
En los dos últimos años ha cancelado en el último momento por «recaídas de salud» reuniones ya confirmadas con altos responsables como la canciller alemana, Angela Merkel, o el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamad bin Salmán.
Los observadores coinciden en que la persona de Buteflika es hoy, en última instancia, no más que una figura de compromiso entre las fuerzas de un complejo entramado de poder que, a su sombra, ha determinado el destino del país en los últimos años: oligarcas, militares y políticos de varios partidos. (dw, afp, reuters, efe)