El 26 de diciembre de 2001 comenzó un capítulo muy interesante de la historia económica mundial. Argentina declaró el impago de su deuda, cosa nada rara en países con problemas. De hecho un año antes lo había hecho Kenya, Marruecos, Zimbawe, Ecuador y Costa de Marfil y ese mismo año Nigeria y Surinam. Lo excepcional del proceso vino después.
Ya se anticipaba que no iba a ser un proceso de impago normal. Primero, eldefault fue en su día el más grande de la historia, 132.000 millones de dólares. Segundo, el impago venía precedido de unos meses convulsos que llevaron a la presidencia a Adolfo Rodríguez Saá, un gobernador rural. Y tercero, la escenificación fue sorprendente: en lugar de la solemnidad y la preocupación hubo un parlamento en pie aplaudiendo la decisión del presidente y gritando «¡Argentina! ¡Argentina! ¡Argentina!».
Normalmente cuando un país entra en default comienza a negociar con los tenedores de deuda de forma inmediata. La idea es tener una reducción de la deuda (haricut), crear un plan de pagos rápido y poder volver a pedir prestado a los mercados internacionales. Sin embargo en esta ocasión no fue así.
CUATRO AÑOS
Normalmente las reestructuraciones de deuda son rápidas. Los bonistas se conforman con poco, recuperar parte del dinero y los Gobiernos quieren volver rápido a los mercados porque es complicado crecer sin ayuda externa. Pero hasta 2005 no hubo el primer acuerdo.
De hecho las conversaciones se demoraron tanto que muchos bonistas prefirieron vender sus bonos a fondos especializados en recobrar deudas de Estados que esperar. Estos fondos han sido denominados por Argentina desde entonces fondos buitre (y por ejemplo tenemos a NML, Dart y Aurelius).
La actitud negociadora de Argentina para la finalización del default siempre ha sido poco abierta al acuerdo. Básicamente se sentaban en la mesa ofreciendo un 75% dehaircut y ya. Y así fueron pasando los años.
Al final en 2005 se llegó a un acuerdo con la mayoría de acreedores y el recorte de la deuda fue del 66%. El 76% de los acreedores aceptaron el canje (holdins) pero siguió quedando un alto porcentaje sin aceptar (los holdouts).
CLAUSULA RUFO
Una de los temores de los holdins es que si eres el primero en aceptar un acuerdo puedes cobrar menos que los que más resisten. Y por eso en los acuerdos de canje se incluyeron unas clausulas denominadas RUFO, Rights Upon Future Offers. Estas clausulas garantizaban que si se llegaba a un acuerdo mejor en el futuro dichas condiciones también aplicarían a los que ya se habían acogido previamente al canje.
Esta clausula permite negociar mejor, no deja a nadie fuera que quiere aceptar el acuerdo por miedo a perder dinero futuro. Y sin embargo complicaron las cosas en el futuro como veremos. Eso sí, las clausulas RUFO del canje de 2005 expiraban el 31 de diciembre de 2014. Una fecha increíble.
2011 SEGUNDO CANJE
En 2011 se llegó a un segundo acuerdo con los bonistas. En esta ocasión el recorte fue solo de 50% y se llegaron a acoger al canje el 92% de los bonistas. Pero siguió quedando un grupo reducido, el 7%, que tenían bonos por valor de 4.000 millones de dólares, que querían cobrar más.
La cifra era muy pequeña, 4.000 millones de dólares, pero no podían darles todo lo que querían sin tener que compensar al resto de bonistas debido a las clausulas RUFO. Así que Argentina decidió simplemente ignorar a este 7% de los bonistas unos días y otros llamarles buitres. Una estrategia que no funcionó.
LITIGIOS Y SEGUNDO DEFAULT
En realidad los holdouts eran básicamente expertos en recobrar deuda impagada de Estados soberanos y decidieron pasar a la acción (legal). Argentina empezó a tener problemas internacionales debido a este grupo de tenedores de bonos.
En un primer momento los holdouts lograron embargar un buque escuela de la Armada de Argentina en un puerto de Ghana, aunque luego Argentina lo recuperó en los tribunales debido a que los buques de Guerra no se pueden embargar según la legislación internacional. Este incidente hizo que la Presidenta en dichos momentos, Cristina Fernández de Kirchner, no viajara en el avión presidencial a ciertos países por miedo a un embargo del mismo.
La jurisdicción de los bonos argentinos era el Estado de Nueva York (es bastante habitual en deuda emitida por países dudosos) y en 2014 los holdouts lograron una sentencia a su favor que complicó todo aún más. El juez de Nueva York determinó que los holdouts tenían razón y que no se puede tratar a los bonistas de forma diferenciada. Por tanto el juez bloqueaba los pagos de Argentina a los holdins a través de bancos de EEUU.
Esto hizo que Argentina entrara en 2014 de nuevo en default, esta vez en default selectivo, debido a que no puede pagar sus nuevos bonos de los canjes de 2005 y 2010.
POR FIN UN ACUERDO
La posición de Argentina ha sido sostenible por el buen comportamiento económico de la década pasada (sobre todo por el precio del petróleo) y por la tozudez de sus dirigentes. Sin embargo llevan unos cuantos años con problemas económicos y no tener resuelto el default de 2001 era un problema.
El cambio de Presidente ha traído nuevos aires. Y es que en 2015 se podría haber dejado todo resuelto, pues las clausulas RUFO expiraron entonces, pero no había voluntad de negociar con los fondos buitre.
Sin embargo el nuevo Presidente, Mauricio Macri, en solo unos meses ha logrado llegar a un acuerdo con los holdouts. Además mejorará la situación de bonistas previos. El total de operación costará a Argentina 6.500 millones de dólares. Y esperemos que no haya sorpresas porque antes del 14 de abril tiene que estar aprobado por ambas cámaras.
Han sido negociaciones muy duras, es cierto, y habrían sido más sencillas en 2002. Argentina quiere volver a la ortodoxia económica y este es el camino. ¿La conclusión? En el mundo globalizado en el que vivimos no se puede huir de las obligaciones contraídas, hay que negociar una salida por muy soberano que sea tu país. (El Blog Salmón)