Un proyecto de ley que busca corregir las “distorsiones” que se producen con el nuevo sistema electoral, presentó el diputado de Evopoli, Luciano Cruz-Coke. La idea apunta a eliminar la cifra repartidora y cálculo D’Hondt que se aplica al interior de las coaliciones para elegir a los ganadores, es decir, terminar con el sistema de arrastre que permite que candidatos con bajas votaciones sean electos y competidores con altas votaciones sean excluidos del Congreso.
Para argumentar la propuesta, el proyecto recuerda que en la última elección hubo 20 parlamentarios obtuvieron un escaño obteniendo
menos de un 4% de los votos en su distrito y cita el caso de lo que sucedió en Santiago, en que Giorgio Jacskson arrastró a dos diputados que obtuvieron baja votación.
De hecho, describe lo ocurrido con Alberto Mayol, quien “no obtuvo un escaño en la Cámara de Diputados por el distrito 10, a pesar de haber obtenido 25.299 votos, casi 6 veces más de los que obtuvo la diputada por Revolución Democrática Natalia Castillo, quien contó sólo con 4.452 votos para el mismo distrito.
Casos similares existieron en el Senado, donde Andrea Molina perdió el cupo en competencia por el Senado ante el Senador Independiente pro RN, Kenneth Pugh, pese a que la primera obtuvo un 9,74% de los votos y este último tan solo un 2,15% de los mismos”.
El proyecto -suscrito también por Pepe Auth (PPD), Ricardo Celis (RN) y Jaime Bellolio (UDI)-, sostiene que de aplicarse la modificación , se permitirá “favorecer una negociación en igualdad de condiciones entre partidos pertenecientes a una misma lista electoral, así como “aumentar la representatividad del Congreso Nacional, disminuyendo los casos de arrastres de candidatos con baja votación” “realizar estos ajustes sin afectar la esencia del sistema electoral proporcional D’Hondt, en la medida que se mantiene el incentivo a la formación de coaliciones y el desincentivo a las candidaturas personalistas”.
Cruz-Coke sostuvo que el proyecto “mantiene el sistema proporcional, pero obliga al partido a presentar a su mejor candidato, y no presentar solo a uno potente que arrastre otros, lo que finalmente sobrepone las decisiones partidarias a las ciudadanas”.
Quien celebró la idea fue Alberto Mayol, quien dijo que el sistema actual “no solo es una lesión a la democracia sino que preserva mecanismos contramayoritarios y da un poder administrativo a los partidos en tanto máquinas de gestión de sus propias capacidades de inscripción por sobre la relevancia de los votos”. Agregó que “más allá de la casuística”, el problema es que cuando hay estos mecanismos, los partidos comienzan a ocuparlos. (La Tercera)
