Tesla y ahora Volvo puede que tengan grandes planes para terminar la adicción de los conductores a los combustibles fósiles, sin embargo, la huella medioambiental de las materias primas mineras usadas en las baterías de los autos y la eventual eliminación de desechos están emergiendo como foco de atención.
A medida que el sector minero presenta una cara verde y extrae materias primas del litio al cobalto y el níquel que conforman las baterías eléctricas, el foco en sus estándares medioambientales y métodos de producción eficientes en energía se intensificará. En el final del auge de los vehículos eléctricos está el asunto de mejorar el reciclaje de las baterías de ion de litio y asegurar que el impacto medioambiental también esté contenido.
“Habrá más escrutinio sobre la cadena de suministro de los vehículos eléctricos que la que hay sobre la industria de la electrónica de consumo debido a las credenciales verdes de los vehículos eléctricos”, dice Robert Baylis, analista de la consultora Roskill. “Y el reciclaje probablemente no tendrá un impacto por diez años, y podría no llegar a un volumen significativo por quince a 30 años”, agrega.
Esta semana Volvo dijo que a 2019 todos sus nuevos autos serán eléctricos, mientras que Tesla lanzaría su primer vehículo eléctrico de mercado masivo Modelo 3 este mes. Se necesitará un aumento de doce veces en capacidad de las baterías a 2025, según analistas de UBS.
MINERAS SE PREPARAN
Las empresas mineras ya se están posicionando para cumplir la creciente necesidad de materias primas que se usan en las baterías de ion de litio, pero hay crecientes preocupaciones por su huella medioambiental, especialmente a medida que una serie de nuevas compañías mineras inician su producción para satisfacer las rápidas alzas en la demanda.
El litio se extrae actualmente de salmueras que están debajo de los desiertos de Sudamérica y se evapora usando la energía del sol. Pero una proporción creciente está llegando de la demolición de rocas en Australia y el procesamiento del mineral en China, lo que es más intensivo en energía. Goldman Sachs espera que la adición de capacidad a través de rocas sólidas sea igual a las salmueras a 2020 para satisfacer la demanda de los vehículos eléctricos.
Asimismo, la mayor parte de la nueva oferta está proviniendo de empresas mineras más pequeñas en lugar de jugadores establecidos, según Francis Condon, analista de energía y minería en el administrador de fondos RobecoSAM.
“Estamos empezando a ver que se encuentran nuevas fuentes y que se están involucrando empresas mineras más pequeñas y también empresas no mineras”, afirma. “Algunas de estas oportunidades están surgiendo donde los códigos medioambientales no son tan fuertes y las sociedades no son tan protectoras o inclusivas. Es una combinación de riesgos”, dice.
La mayoría de las materias primas en la batería de un vehículo eléctrico se usan en el cátodo, el electrodo que entrega electricidad cuando la batería está descargando.
Cerca de un 50% de la huella de energía del cátodo de las baterías está consumido en producción de níquel y cobalto. El litio representa entre un 5% y un 20%, dependiendo de si proviene de salares o de fuentes de roca sólida, según David Deak, director técnico de la minera Lithium Americas, y quien antes trabajó en Tesla.
“En el corto plazo, la huella de carbono de las rocas sólidas (de litio) será menos que ideal”, advierte Deak. “Pero sigue siendo extremadamente beneficioso en compensar las emisiones de CO2 que de otra forma provendrían de motores de combustión interna”, apunta.
Agrega: “En el futuro, se puede esperar que las renovables dominen como fuente de energía, reduciendo por lo tanto la huella de CO2 sin importar la intensidad de la energía de la manufactura”.
La chilena SQM, uno de los mayores productores de litio de salmueras, dijo que más de un 97% de su energía proviene del sol, y otros tipos de energía se usan sólo para extraer y transportar la sal a sus plantas. Estima que produce una tonelada de CO2 por tonelada de carbonato de litio producido.
IMPACTO AMBIENTAL
Las grandes empresas mineras están usando cada vez más recursos de energía renovable e intentando reducir su impacto medioambiental, al mismo tiempo que entregan materiales para las baterías de vehículos eléctricos.
El mes pasado, la rusa Norilsk Nickel, la segunda mayor productora de níquel del mundo, firmó un acuerdo con la química europea BASF para entregar suministros para la producción de baterías de litio en Europa.
Norilsk ha comenzado a entregar datos sobre sus emisiones de gases invernadero. El año pasado, emitió más de diez millones de toneladas equivalentes de CO2, pero redujo el uso de carbón en su consumo energético en un 49%, según cifras de la empresa.
“La industria minera necesita continuar mejorando, no puede dormirse en los laureles”, dice Markus Meurer, jefe de ventas globales y marketing de Norilsk. “Los vehículos eléctricos nos dan una oportunidad adicional para mejorar”, agrega.
Aún así, hay consecuencias involuntarias de la repentina demanda de níquel en las baterías, dice. La desviación del metal de su mercado tradicional de acero inoxidable significará mayor suministro desde la producción contaminante de Indonesia y Filipinas.
Para compensar el impacto medioambiental de la minería, deberá haber grandes construcciones de centros de reciclaje, para acompañar la primera ola de vehículos eléctricos, dicen analistas. Actualmente, más de 90% de las baterías de plomo ácido usadas en vehículos convencionales a gasolina son recicladas, versus menos de 5% de las baterías de ion de litio. Se estima que once millones de paquetes de baterías de ion de litio usadas se desecharán entre ahora y 2030, según Li-Cycle, una recicladora de baterías con sede en Canadá. (DF Financial Times)