Ahora el Presidente Boric, estando a cargo de la administración del Estado que idolatró por años, tuvo que tragarse sus palabras. Debió alabar a un Mario Kreutzberger a quien solo ayer llamaba “fascista” en Twitter y reconocer que la Teletón funciona mejor que cualquiera de las reparticiones fiscales, justamente porque se sostiene en algo distinto al principio burocrático: en el elemento voluntario y verdaderamente gratuito (que viene de “gratia”, gracia) que articula y cohesiona a la sociedad civil.
De Jackson y Siches, en tanto, ni supimos, porque las razones que los empujaron fuera del espacio público harían ridículo que ahora se atrevieran a criticar a la Teletón.
Los dioses frenteamplistas han caído del Olimpo teórico y moral. Bienvenidos sean al mundo real. (El Mercurio)
Pablo Ortúzar Madrid
Investigador IES y CPP-UC