Después de un año alejado de la política, el ex presidente de RN, ex senador y ex alcalde, Carlos Larraín, regresa a la contingencia con una dura crítica a la derecha y el rol que ha tenido como oposición al gobierno de la Nueva Mayoría y de Michelle Bachelet, porque «estamos en una coyuntura difícil, las circunstancias lo piden», advirtiendo de paso que hay una desestructuración que podría permitir la aparición de un populista.
En entrevista con El Mercurio, Larraín explica que tras dejar la presidencia de RN «estaba completamente resuelto a no asomar nunca más la nariz a la política», mencionando que la mirada que tiene del país no es optimista.
«Todo estaba anunciado, la Concertación jugó limpio y desde la derecha no hubo reacción alguna. Ni la ‘opinión tranquila’, ese sector profesional moderado, ni el empresariado, movieron un dedo. Nosotros perdimos un diputado por Los Ángeles, Cristóbal Urruticoechea, por 32 votos, es decir 17 personas, porque no tuvo apoderados de mesa», señala.
En ese sentido, precisa que los profesionales y empresarios están disconformes actualmente porque «confiaron ciegamente en la inercia del dinero… El principal empresario chileno apareció como el principal aportante de la campaña de Michelle Bachelet. Se siguió apostando por ese materialismo acrítico propio de la mentalidad liberal y empresaria. Perdíamos todas las votaciones en el Congreso, estaba La Moneda sitiada por la gratuidad universal y se seguía aportando por el PIB. Las palabras claves de la derecha son el PIB y el per cápita, y es evidente que quedaron cortas. La cultura finalmente la hacen personas y eso nos ha fallado».
Respecto a que la oposición no logra atraer a quienes rechazan al gobierno y sus reformas, Larraín argumenta que hay una desconfianza generalizada hacia los partidos políticos que es transversal y que «estamos en un proceso de desestructuración dirigido y no espontáneo de la vida política, que se está preparando para que llegue un hiperaudaz a pegar el manotazo».
En ese sentido, el ex timonel de RN explica que su crítica apunta a personas que no respetan la lógica formal y que es capaz de cualquier cosa por hacerse del poder, colocando como ejemplo Venezuela, Ecuador, Argentina y la discusión de la Constitución en el país.
«Quieren dejar el país en un limbo institucional durante el mayor tiempo posible, siendo que la Constitución vigente ha sido muy eficaz y flexible para asegurar un largo periodo de mucho éxito para Chile. Se tiene a baño maría un supertema para que la próxima elección nos den el garrotazo final. El que más pinta para eso es Marco Enríquez-Ominami, que es un hombre inteligente y quiere llegar al poder por una vía electoral bastante condicionada. El grupo moderado está silencioso y entre ellos hay abogados de primo cartel ¿dónde están?», argumenta.
En esa línea, plantea que lo que debe hacer su sector es “paciencia y resiliencia, aplomo y darle cabida a muchos”.
Para el ex dirigente de RN, la elección municipal es fundamental y estima que en adelante debe existir una oposición que «se concentre en lo esencial y que barra para adentro las disputas», manifestando que una carrera presidencial actual es prematura y que en el momento adecuado votará por quien mejor acompañe los candidatos del sector en las municipales.
En ese aspecto, Larraín sostuvo que Piñera tiene posibilidades de ser el abanderado de la derecha, pero siempre que «asuma un rol opositor muy claro, muy definido. Aquí no caben más oráculos, hay que mojarse las canillas y eso vale para todos”.