Chile y Argentina se verán igualmente afectados por las transformaciones mundiales. Es evidente la conveniencia de encarar riesgos y aprovechar oportunidades de manera conjunta. Pero lo evidente no es necesariamente visible. Es preciso analizar los desafíos y decidir juntos en qué materias aunar fuerzas. Esta constatación motivó a las cancillerías a conformar en 2016 el Foro Estratégico Argentina Chile 2030. Chilenos y argentinos realizamos varias reuniones y preparamos sendos documentos.
¿Qué nuevas iniciativas emprender juntos? Para proponer acuerdos viables hay que conocer las prioridades del otro. Decidimos visitar y consultar a un grupo de pensadores argentinos, y saber cuál es su visión estratégica 2030, y en qué nuevos ámbitos ellos proponen colaborar con Chile. De esas conversaciones emergen con nitidez cuatro prioridades de futuro para Argentina.
La primera es la pampa húmeda y la producción de alimentos, donde poseen ventajas comparativas de nivel mundial, alta productividad y tecnología. Los desarrollos frutícolas ofrecen una coincidencia con Chile para llevar a cabo investigaciones biotecnológicas e iniciativas comerciales e industriales.
La segunda es avanzar a una manufactura especializada y competitiva. Ello implicaría una mayor apertura a mercados en Asia y una convergencia estratégica de Mercosur con la Alianza del Pacífico. Nadie planteó terminar con el Mercosur, sino flexibilizarlo. Para Argentina, las manufacturas con tecnología avanzada serían esenciales para generar nuevas pymes y sostener el empleo.
La tercera es una gran expansión energética, gracias a la explotación del yacimiento de Vaca Muerta. Es también una oportunidad para el intercambio con Chile.
Y la cuarta son los servicios digitales, la creación de empresas de punta, unicornios, alentados por el éxito argentino con empresas como Mercado Libre y la calidad de sus profesionales y científicos.
¿Y cómo se ve a Chile? Mientras Brasil está siempre presente en la reflexión sobre el futuro argentino, Chile solo emerge espontáneamente en dos temas: aprecio por su estabilidad política y económica, e interés en densificar la conectividad en caso que necesiten elevar la conexión con Asia a través del Pacífico.
Sin embargo, cuando se realiza una exploración conjunta del futuro, surgen nuevos temas de alto interés común. En el último documento chileno entregado a nuestros colegas argentinos destacamos cinco áreas principales.
Primero, coordinar nuestra política multilateral en todos los frentes: la democracia y los derechos humanos, reformas del comercio internacional, posición común frente a la pugna China-Estados Unidos, medio ambiente, política y acciones antárticas (Tratado Antártico), iniciativas de paz (acuerdo militar Cruz del Sur), y colaboración en desastres naturales y salvataje.
Segundo, minería, por su enorme potencial en la frontera, donde se sitúan los yacimientos argentinos. Chile puede proveer transporte y logística, ingeniería y experiencia técnica. Para atraer inversiones, el próximo paso es homologar las normas medioambientales de ambos países.
Tercero, energía, elevar las importaciones chilenas de gas natural (en la medida que exista aprovisionamiento seguro) y ampliar la interconexión eléctrica, hoy casi inexistente. Ambos, gas e interconexión, ayudarían a descarbonizar nuestra generación eléctrica.
Cuarto, conectividad, carreteras, pasos, acceso a puertos y fibra óptica. Seleccionar y acelerar conjuntamente los proyectos prioritarios, y mejorar procedimientos para el movimiento expedito de carga, y normas para el libre tránsito de personas. Coordinar circuitos turísticos de calidad mundial.
Quinto, investigación científica y tecnológica. Constituir equipos conjuntos de investigadores, académicos y empresarios para identificar áreas prioritarias de colaboración. Chile tiene ventajas en astronomía y Argentina en el área espacial. También alentar el intercambio profesional y la asociación empresarial en biotecnología, tecnología digital, software e inteligencia artificial, alimentos y hielos.
Cuando levantamos la mirada y pensamos globalmente, aparecen posibilidades que hoy apenas se vislumbran. Proponemos constituir una instancia permanente, conformada por representantes de la sociedad civil, que realice estudios del futuro, efectúe seguimiento de los compromisos y elabore informes periódicos para iluminar a ambos gobiernos. Juntos podemos asimilar a tiempo el tremendo progreso tecnológico que se avecina.
El Mercurio