Chile constructivo

Chile constructivo

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Este 17 de diciembre, cualquiera sea el resultado, Chile concluye el turbulento camino de inseguridad e incertidumbre que se abrió el 18 de octubre de 2019, cuando al son de la violencia desatada y avalada, la desidia dirigencial, la debilidad institucional y la falta de compromiso democrático de ciertos sectores, nuestro Estado de Derecho y democracia tambalearon.

Desde el lunes 18 de diciembre concurrirán entonces, al menos, cuatro tareas clave.

La primera, implementar el resultado constitucional del día anterior. Así, de ganar el A favor, corresponderá implementar el texto constitucional aprobado. Ahí las fuerzas democráticas estarán puestas a prueba, pues las urnas —gusten o disgusten— son vinculantes. Por su parte, de ganar el En contra, corresponderá dar por cerrado definitivamente el capítulo constitucional, acogiéndose a la Constitución actualmente imperante con total sujeción. No hay espacio a terceros procesos ni paquetes de reformas constitucionales, pues cualquier intento de ese tipo es contravenir explícitamente el resultado electoral.

La segunda tarea clave será realmente darle prioridad a la inseguridad cotidiana que experimentan las familias chilenas de la mano de la delincuencia, el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo. Así, el Gobierno se verá en la obligación de presentar antes de que termine el año una agenda definida, con plazos y que distinga claramente aquello que es gestión pública, medida administrativa y legislación faltante. Como corolario de eso, el Congreso Nacional debe decretar el mes de enero del 2024 como el “mes de la seguridad pública”, disponiendo todas las sesiones de Comisión y de Sala que sean necesarias para fiscalizar el cumplimiento de la gestión pública y, paralelamente, para tramitar los proyectos de ley necesarios.

La tercera tarea clave será cerrar un acuerdo previsional con viabilidad política, que decante en la aprobación de una reforma de pensiones no más allá de marzo de 2024. Para eso, parece pertinente evaluar jornadas sucesivas donde participen técnicos expertos, parlamentarios y dirigentes políticos, proceso que pueda ser seguido y escrutado por la ciudadanía. Sería muy potente que los presidentes de la Cámara y del Senado convoquen una instancia de ese tipo la semana siguiente al plebiscito del 17 de diciembre.

Y la cuarta tarea será presentar al país un plan de reactivación económica macizo y contundente. Hoy el país experimenta un estancamiento dramático, acompañado de una emergencia laboral angustiante. El Presidente de la República debe anunciar antes de que termine el año, probablemente a través de una cadena nacional extendida, un plan detallado, metrificado y con acciones concretas. Por cierto, el Congreso debe acompañar, legislar y fiscalizar cada uno de esos anuncios.

Insto a los dirigentes políticos, sociales y comunicacionales a dejar atrás la confrontación, la polarización y el conflicto que tantos años ha teñido nuestra cotidianidad. Y entrar en modo “Chile Constructivo”, partiendo por estas cuatro grandes tareas que —más allá del resultado del 17 de diciembre— serían pasos importantes para recuperar la confianza de las personas e instalar una agenda de seguridades institucionales, públicas, sociales y económicas. (El Mercurio)

Diego Schalper
Diputado RN