Lo cínicos criollos no dan lecciones de honestidad ni creen en la virtud, eso es para los giles, pero emplean la moral como moneda de pago cuando les conviene y la dejan de lado cuando les estorba. Usufructuaron del detestable “modelo” y se adaptaron a él por razones utilitaristas de poder; ahora les parece abominable, porque es hora de cambiar de bando y se dan cuenta de que la fuerza constituyente está en la calle y hay que navegar con la nueva corriente.
El filósofo alemán Peter Sloterdijk dice que vivimos en una época cínica en todos sus extremos; es un cinismo moderno universal y difuso, intangible, pero demoledor. Sí, será devastador el momento en que lenta y subterráneamente con la complicidad de otros tantos “tartufos” chilenos, que levantan sus dedos acusatorios frente a la violencia con un “¿no les dije?”, los cínicos criollos logren imponer finalmente un “nuevo modelo”, con una severa vuelta atrás de progreso en los planos económico, social y político. Libro en blanco para una nueva Constitución. Estado omnipresente y omnipotente en una pantomima de economía de mercado. Cuando nos demos cuenta del error, puede que sea tarde. (El Mercurio Cartas)
Carlos Williamson