El show de anoche de Paul McCartney en el Estadio Nacional será recordado por su listado inagotable de éxitos, por su plenitud artística a los 76 años y por los emotivos homenajes a sus fallecidos camaradas en The Beatles, John Lennon y George Harrison.
Pero en lo extra musical, en la memoria también quedará una escena que no estaba en el libreto. Sobre la segunda mitad del espectáculo, el inglés invitó al público a saludar al presidente Sebastián Piñera, presente en las primeras filas –en la zona VIP Top, cuyas entradas iban de los $340 mil a los $580 mil-, lo que provocó una sonora pifiadera de un sector mayoritario de los espectadores.
Visiblemente incómodo y descolocado, Macca atinó a decir “¡Bruce Springsteen!”, como una manera de sortear el tropezón y recordar al artista conocido como “el jefe”. Luego, cuando los abucheos eran aún más elocuentes, lanzó: “veo que también hay gente de oposición aquí”.
Según distintas fuentes al interior de la organización, fue idea del propio autor de Hey Jude saludar al mandatario, sin que nadie le sugiriera hacerlo o no hacerlo. De alguna manera, recalcan que fue un gesto de “educación” ante su presencia.
Por lo demás, 30 minutos antes del recital, Piñera y parte de su familia se reunieron con el bajista en backstage y se tomaron una foto que luego subió a Instagram.
Luego de las pifias, pasaron pocos minutos para que el Presidente abandonara el sector donde estaba situado.
Y cuando Sir Paul lo nombró, no se paró. Solo sonrió. Y antes que viniera la arrolladora última parte del concierto, con un íntimo homenaje a George Harrison concentrado en una versión de McCartney para la inolvidable “Something”, Piñera ya no estaba en su asiento, perdiéndose el repertorio más Beatles de la noche; cuando vinieron “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Back in the U.S.S.R.”, “Let it Be”, “Hey Jude”, “Birthday”, “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” y la conmovedora “Golden Slumbers” (entre otras), el mandatario se había levantado de su silla. Al parecer, no pasó por camarines y salió de inmediato del lugar.
Tampoco tarareó canciones. Solo se limitó a apreciar el variado repertorio del histórico músico, y miraba su teléfono.
A un lado del Presidente estaba Cecilia Morel, toda vestida de blanco, quien a ratos se paraba y aplaudía entusiasta. La pareja presidencial estaba acompañada con sus dos hijos hombres, Sebastián y Cristóbal. En el mismo sector, deambulaba de un lado para otro Miguel “Negro” Piñera. A diferencia de su hermano, el “Negro” saludaba, se reía, aplaudía, conversaba, se sacaba fotos, gozaba.
Por otro lado, cuando el gobernante entró al coliseo deportivo, pasó desapercibido para la audiencia completa. Desde palco se escucharon algunos vítores a favor, pero un grupo de niñas gritaba “¡qué pague la entrada! ¡Qué pague la entrada!”
Consultado por el inesperado momento que vivió ayer, los representantes ingleses que llevan la prensa del ex Beatle sólo dijeron a La Tercera PM: “Les haremos saber si es que hay alguna reacción”.
Piñera no estuvo junto a sus ministros en el exclusivo Vip del Estadio Nacional. José Ramón Valente, ministro de Economía, se divisaba al otro extremo del sector, pero la mayoría del resto del gabinete que asistió –como el ministro de Hacienda, Felipe Larraín- se encontraba en Pacífico.
Al finalizar la cita, Macca se fue directo desde el escenario al bus que lo traslada junto a su equipo y sus músicos. De ahí partieron directo al sector de Aerocardal, donde tomó su avión privado para despegar con destino a Bueno Aires, la próxima parada de su gira sudamericana.
La Tercera/Agencias