Tras la derrota presidencial de Alejandro Guillier y el golpe que sufrió el PPD en la elección parlamentaria -y que derivó en la renuncia de la mesa-, el senador Felipe Harboe apunta a los errores de ambas campañas y plantea un nuevo rumbo tanto para la alianza de centroizquierda como para su colectividad.
Usted fue reticente a la opción presidencial de Guillier. ¿Cómo lee la derrota?
Creo que esta es la principal derrota política y electoral que ha sufrido la centroizquierda desde el retorno a la democracia. Cuando algunos de los partidos optan por privilegiar la popularidad por sobre una visión de sociedad, se genera en el electorado una confusión. Segundo, los líderes de la Nueva Mayoría no tuvieron a capacidad política para lograr la unidad, léase primarias y lista parlamentaria conjunta. El candidato, por recomendación de un círculo pequeño probablemente, insistió en alejarse y denostar a los partidos políticos. Para remate, una parte del comando encapsuló al candidato tanto en discursos como en acciones. Cuando en la segunda vuelta le hacen decir o él dice, no lo sé, lo de meter la mano a los bolsillos de los empresarios para que hagan patria, es no entender. Entiendo que la lógica que había detrás era ir por la conquista de los votos del Frente Amplio, pero era muy difícil conquistar el FA sin que se fueran los votos de centro y una parte importante del centro político votó definitivamente por Sebastián Piñera.
¿Cuánto influyó ese círculo de Guillier en la derrota?
Es un candidato que, como no viene de la política, su falta de experiencia política le hace confiar en un grupo de gente que eran más por amistad o por familia, pero las candidaturas presidenciales por muy ciudadanas que sean son candidaturas políticas y se requiere gente con experiencia política.
Ricardo Lagos podría haber participado de primarias y facilitar esa unidad.
Cuando el PS toma la decisión de apoyar a un candidato (Alejandro Guillier) y el argumento del presidente del PS públicamente es que es el único candidato cuya popularidad le da una posibilidad de triunfo, lo que está haciendo esa declaración es renunciar a lo que encarnaba Ricardo Lagos, que era una visión de sociedad. A lo mejor con Ricardo Lagos también podríamos haber perdido, pero habríamos perdido con identidad. Y hoy día lo que se desdibujó y por eso es que esta es la principal derrota, es la identidad de la centroizquierda.
¿Se optó por un rostro televisivo, reconocido por la gente pero que no encarnaba el proyecto del bloque?
Valoro la disposición de Alejandro Guillier y tengo una muy buena opinión humana de él, pero embarcarse en una elección presidencial en momento de definiciones estratégicas para una sociedad es una aventura muy difícil y que a mi juicio el comando no estuvo a la altura.
¿En qué no estuvo a la altura?
No fue capaz de articular los apoyos suficientes (…) Es el círculo chico el que tomó las decisiones.
Esta fue la primera experiencia de la Nueva Mayoría. ¿Tiene sentido su continuidad?
Es evidente que la Nueva Mayoría fracasó en su intento de proyectarse como coalición política. Perdimos el gobierno, hubo leyes que no pudieron ser aprobadas, pero soy de aquellos que cree que ni Nueva Mayoría ni Concertación, lo que se requiere es una alianza reformadora progresista nueva, que tiene un componente de renovación generacional pero también de las prácticas políticas y las ideas.
¿Cómo se vislumbra eso en términos de sectores políticos? ¿Junto a la DC?
La DC actuó muchos años como dique de contención hacia la derecha. Ese dique se perforó y mucho público de ese mundo se fue, no solo el DC, también del mundo liberal que no eran militantes. ¿Cómo los recuperamos? Creo que hay que volver a proyectar una alianza reformadora. Si tiene que ver desde la DC hasta otros partidos, podrá ser, pero todavía está muy líquido. Está por venir un reordenamiento, porque con el término del binominal termina la transición política también.
¿Esa alianza la imagina inclinada hacia el FA o a la DC?
El FA tiene un proyecto político distinto. Ellos fueron un pacto electoral, creo que hoy no hay una coalición política y está por verse si puede actuar coherentemente en el Parlamento (…) Gracias a nosotros, a la Nueva Mayoría, que hicimos la reforma al sistema electoral binominal, hoy día ellos tiene representación parlamentaria. En el caso de lo que era la Nueva Mayoría, mi percepción es que vamos a tener un debate respecto de si esta alianza política incluye a la DC y el PC, o si bien si se reordena el mapa. En lo personal, yo me siento más cerca del mundo socialdemócrata, socialcristiano, social-liberal. No tengo mucha vinculación o cercanía con algunos planteamientos del Partido Comunista, lo que no significa que no me haya parecido bien que estuvieran en la Nueva Mayoría.
Bachelet asumió un rol protagónico en la segunda vuelta. ¿Cree que eso perjudicó o que era el deber del gobierno?
Creo que el gobierno lo hizo con buena intención, pero al final del día el debate era entre Piñera y la Presidenta, entre Piñera y el gobierno más bien, y el candidato quedaba un poco al medio. Eso es un problema porque faltó más enfrentamiento, en buen término, entre Guillier y el candidato de derecha, creo que ahí efectivamente se cometió un error.
El PPD sufrió una gran derrota en la parlamentaria.
El PPD fue uno de los partidos que no logró comprender el sistema electoral y más bien conformó listas en función del binominal. Se cometieron errores de inscripción de candidatos y también hubo un problema de proceso. El partido no entendió el mensaje de las municipales donde ya tuvimos una pérdida importante y la mesa, haciendo sus mejores esfuerzos probablemente, conformó una lista que no fue adecuada y que nos tiene en esta situación muy complicada, porque el PPD tiene un comité de senadores muy importante -pero en diputados son ocho o eventualmente siete (si René Alinco pierde el cupo), lo cual genera una falta de influencia en la Cámara. Se cometió un error delicado.
¿Cómo se rearma y se levanta al PPD?
He conversado con Gonzalo Navarrete, Óscar Santelices, Guido Girardi, René Jofré; con los principales líderes del partido, con los diputados que perdieron y con las bases. Entre los pecados que tiene el PPD es la falta de formación de cuadros políticos. No está en las federaciones de estudiantes, en los sindicatos, en la base social. Se descuidó porque estaban todos en la zona de confort, es decir, funcionarios de gobierno. Hay que hacer un debate sobre el domicilio político del PPD, lo he venido planteando hace tiempo. Algunos dijeron “este gallo está fuera del PPD, es derechista”, pero resulta que ese debate que yo planteaba hoy día con los resultados me está dando la razón. Cuando un sector del PPD que tiene la directiva toma la decisión estratégica de virar a la izquierda y decir “vamos a competirle al PS, al PC y al Frente Amplio”, a mi juicio comete un error.
¿En la era de Jaime Quintana?
Es que Quintana probablemente lo dijo, pero el primero que habló de viraje a la izquierda fue Pepe Auth. El viraje a la izquierda, que me parecía que era interesante como concepto, como táctica política es muy malo. Se descuidó el mundo socialdemócrata, liberal. La gente, entre un candidato socialista y un PPD que le plantea que es de izquierda, vota por un PS, entre un PPD y un comunista, vota por el comunista y entre un PPD y el FA vota por el Frente Amplio. El PPD tiene que fortalecer su lucha por las libertades de los derechos reproductivos sexuales, las libertades valóricas. El Estado no tiene por qué meterse en las relaciones sexuales de los chilenos y chilenas, tampoco en las relaciones económicas.
¿Qué puede proponer el PPD?
El PPD fue precursor de muchos temas, pero cuando uno llega a determinados estados de situación tiene que plantearse otros desafíos. Entonces, hagámonos cargo de que la expectativa de vida va a llegar a los 90 años dentro de poco, y qué vamos a hacer si a los 65 años estamos jubilados y a los 55 nadie le da pega a otro. Si ahora tenemos un desarrollo de ciencia y tecnología que te permite modificar los genes humanos, es decir, va a haber gente que va a poder pagar para que su hijo sea más inteligente que otro, el nivel de desigualdad que se puede generar (…) Tenemos que poner esos debates.
Surgió el nombre de Heraldo Muñoz para presidir la mesa. Esta semana él se reunió con Navarrete, Girardi y Quintana. ¿Cómo ve esa alternativa?
Tengo un profundo respeto por el canciller Heraldo Muñoz. Creo que ha hecho un muy buen trabajo en la Cancillería, es un hombre que ha estado siempre cercano al PPD, pero me preocupa que se manosee su nombre por los medios de comunicación como si fuera parte de un lote (…) Él me llamó para juntarnos a conversar. Yo identifico a Heraldo con una posición bastante más cercana del punto de vista ideológico a lo que nosotros hemos planteado que a lo que otros han planteado, entonces me parece una buena carta, pero no me parece que siendo canciller se le meta en una disputa pequeña de la política. Lo que tiene que ocurrir es que si él eventualmente está dispuesto bueno, tendremos que ver la posibilidad de ver primero el debate ideológico de a dónde vamos y luego si él está de acuerdo con la definición ideológica de que pueda eventualmente alguien encabezar el proceso.
Para algunos esa reunión se interpretó como que la opción de Muñoz está siendo impulsada por el girardismo.
El (Muñoz) me manifestó que estaba muy molesto, porque él invitó a su casa, a petición de una de estas personas, a la directiva del PPD y no llegó la directiva, llegó un lote, para conversar sobre los resultados electorales, y terminó saliendo publicada otra cosa.
Algunos dicen que uno de los problemas del PPD es que está demasiado vinculado Girardi.
Yo he planteado también que es un problema de marca, pero no solo por el tema de Girardi. Mi planteamiento en su minuto fue que, además de todos estos problemas, el PPD tiene un problema de marca porque el episodio de SQM golpeó muy fuerte al PPD, particularmente en la municipal. Adicionalmente, porque hay algunos que se han empeñado en hacerlo así, el PPD aparece indefectiblemente unido a la imagen del senador Girardi y hoy día que la imagen del senador Girardi está complicada por lo que ha ocurrido. Pero también cuando le ha ido bien a Girardi le ha ido bien al PPD.
¿Usted está disponible para hacerse cargo como presidente?
No creo que hoy día sea bueno hablar de nombres mientras no se hable de domicilios, porque es distinto un PPD que toma la decisión de ser frenteamplista a otro PPD. Pero sí voy a estar disponible para participar activamente del debate. He tomado la decisión hace rato de dar la pelea desde adentro. Para mí hubiera sido mucho más fácil sacar una ventaja política como disidente y haber clavado el cuchillo a la mesa pero en momentos de crisis es cuando se ven los liderazgos. He tenido un diálogo con el senador Girardi y nuestras diferencias pueden ser políticas, de formas también, pero entendemos que este proceso es tan profundo que se requiere poner las diferencias de lado y abocarnos a ver cómo ayudamos a sacar adelante el PPD.
La Tercera/Agencias