Crece convergencia en torno a viabilizar «tercera vía» en plebiscito de salida

Crece convergencia en torno a viabilizar «tercera vía» en plebiscito de salida

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La discusión no es nueva, sin embargo, por estos días volvió a reflotar entre algunos sectores políticos: la idea de plantear una “tercera vía” o alternativa a las opciones de “Apruebo” y “Rechazo” en el plebiscito de salida de la Convención Constitucional.

El tema ya ha sido motivo de comentarios informales entre algunos legisladores en el Congreso e, incluso, entre convencionales.

Esto, en el contexto de los cuestionamientos al trabajo del órgano constituyente, los que se han ido agudizando luego de que se cayera el informe de la comisión de Sistema Político en la sesión del pleno el viernes pasado.

En este escenario, quienes creen que el camino del “Rechazo” en el plebiscito sería la opción más viable, están convencidos de que no puede ser un “rechazo a secas”, porque el costo político puede terminar siendo muy grande, considerando que en las elecciones de octubre de 2020 más del 70% votó por aprobar cambiar la actual Carta Magna. Por lo mismo, cada sector ha ido sacando sus propios cálculos al respecto.

Ya en enero, en la UDI, durante un encuentro privado que sostuvieron en Codegua la directiva y los convencionales del partido, se planteó que -en caso de que no quedar conformes con el texto de la nueva Constitución-, el sector no debía transformarse en la “voz del rechazo”, sino que ser capaz de plantear una alternativa, por ejemplo, a través de impulsar reformas constitucionales en el Congreso o intentando establecer esa opción en el mismo plebiscito.

De hecho, hace unas semanas un histórico de ese partido, el exsenador Pablo Longueira, con el fin de desdramatizar la eventualidad del “Rechazo” propuso establecer que en caso de que gane esa opción se vuelva a convocar a una nueva elección de convencionales y comenzar un nuevo proceso. Así, el rechazo no aparecería como la continuidad de la actual Constitución.

La discusión ahora volvió a resurgir a raíz de que en las conclusiones del informe de la Comisión de Venecia -solicitado por 23 senadores- se planteó que es posible una tercera vía al “Apruebo” y el “Rechazo”.

En estos momentos son tres al menos las alternativas que circulan entre distintos sectores políticos: primero, que en la papeleta del plebiscito se agregue una tercera alternativa que plantee, por ejemplo, una reforma constitucional desde el Congreso; segundo, que en la alternativa del “Rechazo” se añada “Rechazo para alcanzar un nuevo acuerdo constitucional”, y tercero, como plantea la Comisión de Venecia, intentar alcanzar un acuerdo posterior al plebiscito para impulsar reformas constitucionales.

“Una tercera pregunta en el plebiscito de salida podría descomprimir una falsa polarización”, planteó, en este contexto, la académica y Premio Nacional de Historia, Sol Serrano en entrevista con LT Domingo.

En medio de este debate, el senador Manuel José Ossandón (RN) manifestó ayer, en Canal 13, que “los que queremos que a esta Constitución le vaya bien, vamos a seguir por esto, pero, si no, van a tener que haber alternativas que sean distintas”, agregando que “puede haber un rechazo con reemplazo, con una alternativa distinta (…) o puede ser una tercera raya, que exista otra Constitución que sea hecha de otra forma como, por ejemplo, el proyecto de la Presidenta Bachelet”.

En el mismo canal, una línea similar planteó el presidente de la CPC, Juan Sútil.

LOS ANÁLISIS

En la derecha la idea de rechazar en el plebiscito de salida lo dan casi por descontando, aunque no quieren decirlo abiertamente como una decisión tomada y transmiten que quieren esperar que esté más avanzada la propuesta de la Convención Constitucional. Aún así, es generalizado en ese sector, tanto en la UDI, RN y Evópoli, que la opción que más les conviene es que en el plebiscito no exista un “rechazo a secas”, porque, de lo contrario, nuevamente asumirán el costo político de empujar esa alternativa y les endosarán que no quieren cambiar nada.

Por lo mismo, es que tampoco quieren ser los que empujen públicamente el tema y que sean sectores de la DC, el PPD e, incluso, el PS quienes lo hagan. De hecho, desde Evópoli aseguran que de este último partido también se abrirían a esa opción si es que, entre otras cosas, la cámara que reemplace al Senado queda sin mayores atribuciones.

Como sea, la alternativa que más gusta a Chile Vamos hasta ahora es que la opción del “Rechazo” vaya acompañada con la tarea de buscar un nuevo acuerdo constitucional. Y es que no les convence mucho la idea de poner tres opciones en la papeleta, porque creen que eso terminaría favoreciendo al “Apruebo”.

“Hay que estudiar la opción de una tercera vía”, sostiene el presidente de RN, Francisco Chahuán, agregando que “esta idea hay que plantearse cuando estén aprobadas todas las normas por el pleno, por tanto, no debería plantearse todavía”.

Su par de la DC, Matías Walker, aseguró que “hay mucha gente que votó por el “Apruebo” y que se siente muy desilusionada de la Convención, de la poca capacidad para llegar a acuerdos” y que “sería sano establecer una alternativa que no signifique quedarnos con la Constitución actual y tomar lo mejor del proyecto de Bachelet y el trabajo de la Convención”.

Dentro de los partidos oficialistas, en tanto, transmiten que permitir una “tercera vía” sería reconocer anticipadamente que el “Apruebo” va a perder y que, por ende, el proceso constitucional fracasó.

El senador Juan Ignacio Latorre (RD) indicó que “el proyecto constitucional del gobierno Bachelet dos, el de la Nueva Mayoría, ya pasó su tiempo. No tuvo viabilidad y estamos en otra coyuntura donde hay que dejar que la Convención Constitucional llegue a un buen puerto”. Agregó que lo que se podría hacer es que “algunas materias que han sido controvertidas en el proceso de deliberación, que no lograron los dos tercios pero que estuvieron cerca y son materias donde sigue abierta la discusión, puedan plantearse en el plebiscito de salida. Una fórmula podría ser Apruebo o Rechazo del texto de nueva Constitución en general, pero además poner algunas materias controvertidas en el plebiscito de salida, de tal manera que sea la ciudadanía la que resuelva”.

Su par socialista, Juan Luis Castro, afirmó: “Ya es tarde. La norma, así como los plazos, ya están muy avanzados como para cambiar las reglas. Queda el tercio final de la Convención. Y lo más plausible sería que el gobierno, vía comité político, converse con los representantes de Apruebo Dignidad en la Convención y busquen la sensatez de acuerdos con los otros colectivos de centroizquierda”.

¿QUÉ DICEN LOS CONVENCIONALES?

Aunque hay convencionales de distintos colectivos que en privado transmiten que no les parece una mala idea plantear una tercera vía o un “plan b” para el plebiscito de salida, en público han evitado abordar el tema, pues, dicen, estarían torpedeando su propia labor.

Así, algunos sostienen -como Fuad Chahin (Colectivo del Apruebo)- que el Rechazo “no puede significar que se mantenga la Constitución del 80 y que se debe hacer una reforma para que el Rechazo permita continuar con el proceso”.

Otros plantean, además, que podría llamarse a una comisión especial en caso de que ganase esa alternativa.

Como sea, hay otros constituyentes que lo ven como inviable, al menos por ahora. “Lo veo medio impracticable, a menos que en la Convención siga siendo imposible lograr grandes acuerdos políticos. Solo en la eventualidad de una Constitución incompleta o que produzca una polarización extrema, sería válida la opción de una tercera vía”, sostuvo Raúl Celis, vicepresidente adjunto y convencional RN.

Su par del Colectivo Socialista, Maximiliano Hurtado, señaló que es “totalmente inviable para el país, algunos olvidan la génesis de este proceso (algunos como la Comisión de Venecia no tienen por qué considerarlo), y creen que este es un proceso constituyente como cualquier otro, obviando que en realidad esta fue la salida institucional a una crisis total en el país”.

Como sea, para modificar las alternativas consideradas en el plebiscito de salida se requeriría de una reforma constitucional y, por ende, cumplir con un quórum elevado de dos tercios en el Congreso, por lo que se necesitaría un amplio consenso entre todos los sectores políticos. (La Tercera)

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