Crecimiento económico: perfeccionando desde las bases-Cecilia Cifuentes

Crecimiento económico: perfeccionando desde las bases-Cecilia Cifuentes

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El crecimiento económico es el único camino posible para que Chile alcance los estándares de vida de países desarrollados. Sin embargo, está ausente en el discurso de parte importante del mundo político, y cuando se presenta, la mayoría de las veces se busca a través de la acción del Estado, el cual debería encabezar y dirigir el proceso, mientras el sector privado se limita a seguir los lineamientos de un grupo de iluminados que analiza y determina las acciones a seguir para lograrlo. Esto sería la esencia de terminar con el llamado modelo neoliberal. Sin embargo, esta mirada dirigista no es nueva en Chile si miramos la historia. Fue la que imperó durante gran parte del siglo pasado, y aunque las actuales recetas de desarrollo no son un copy paste de las que se siguieron entonces, sí adolecen de una confianza excesiva en un desarrollo dirigido desde el Estado. Los resultados de esa política fueron deficientes; en los algo más de dos siglos de vida republicana, el peor resultado de crecimiento del ingreso per cápita se tuvo en ese período. En efecto, entre 1810 y 1900, el ingreso per cápita creció a una tasa promedio anual de 1,5%, mientras que en el período de creciente intervencionismo estatal, desde la creación de la Corfo en 1939 hasta 1973, este ritmo de crecimiento se redujo a 1,2%, no obstante el alto precio del cobre de gran parte de ese lapso. Entre 1974 y 2010 la tasa de crecimiento del ingreso per cápita se duplica, llegando a 2,5%, cifra que se mantiene aun excluyendo el período de la bonanza del cobre.

Me imagino ya la reacción a estos números: “Es cierto que el modelo generó buenos resultados, pero se agotó, ahora debemos modificarlo”. Me surgen, entonces, dos preguntas: ¿Es cierto que se agotó o se trata de que hemos “ido poniendo palos en la rueda”? Por otra parte, comparto que se requieren ajustes y cambios, ¿pero consisten en volver a conceptos que ya mostraron su fracaso? Necesitamos ajustes, pero que profundicen las bases del proceso exitoso que tuvimos, y que hemos ido dejando de lado. En esta mirada, dividiría los necesarios ajustes en dos aspectos: los pilares económicos-institucionales y las reformas proproductividad y procompetencia, que son parte de la estructura del modelo de desarrollo.

Nombraría cuatro pilares económicos clave (dejando de lado aspectos jurídicos igualmente importantes): la apertura comercial y financiera, la estabilidad del nivel de precios, la sostenibilidad fiscal y el sistema de capitalización. Ninguno de estos elementos estuvo presente durante gran parte del siglo pasado, en forma coincidente con resultados adversos en materia de desarrollo, ampliando las brechas del PIB per cápita que nos separaban de los países avanzados. En las últimas cuatro décadas se había logrado un consenso muy amplio sobre la importancia de estos elementos, que se ha ido diluyendo.

Hasta ahora casi nadie cuestiona la importancia de la apertura al resto del mundo, tanto en lo comercial como en lo financiero. Tampoco parece cuestionarse la importancia de la estabilidad de precios, a pesar de algunas voces más extremas que plantean revisar la autonomía del Banco Central y/o darle un rol más directo en el fomento del empleo. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los otros dos, que se han debilitado fuertemente. En materia fiscal, llevamos más de una década de deterioro, y hoy nos encontramos con serias dificultades para contener el aumento del endeudamiento público. Sin duda, existe una seria amenaza sobre la sostenibilidad fiscal futura. Algo muy similar ocurre respecto al sistema de capitalización, ¿tan importante es? Así lo pienso, y no solo porque, en iguales condiciones demográficas, entrega mejores pensiones que cualquier otro sistema, sino también por su contribución al ahorro, la inversión, la formalidad laboral y, principalmente, por su impacto favorable en el desarrollo del mercado de capitales, condición esencial para el buen funcionamiento macro. Finalmente, el mercado de capitales chileno, tanto en su dimensión institucional como en su profundidad, descansa en el sistema de capitalización. No en vano la izquierda más radical lleva años tratando de destruirlo, y lo cierto es que en el último año han avanzado en esa meta de una forma que no hubiéramos podido imaginar hace un par de años.

Tenemos entonces dos condiciones básicas para volver a crecer: recuperar la disciplina fiscal y fortalecer el ahorro y la inversión, revirtiendo el deterioro en estos aspectos de la última década. Luego de eso, resulta evidente perfeccionar aspectos estructurales, entre estos, la libre competencia y una mayor eficiencia del Estado, materias en que hay importantes deudas pendientes hace muchos años y que explican en gran parte el casi nulo crecimiento de la productividad en las últimas dos décadas. Y cuando se habla de eficiencia del Estado, se trata principalmente de los problemas de gestión en sus roles clave en materia de educación y capacitación, salud, seguridad pública y políticas urbanas.

Corrigiendo los aspectos anteriores debería ser posible recuperar el crecimiento y por supuesto que una vez fortalecidos los pilares del desarrollo y las variables estructurales, podemos también revisar y mejorar las terminaciones que efectivamente lo requieren, como el fomento a la investigación científica, mayor descentralización, mayor involucramiento de las universidades y otros. Pero si no corregimos las bases, es poco lo que se pueden lucir las terminaciones.

Cecilia Cifuentes

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