Pocos se atreven a proyectar el futuro de la Democracia Cristiana. Un partido que históricamente ha convivido con “dos almas” en su interior hoy parece no tener el equilibrio suficiente para que ambas fuerzas puedan coexistir y paulatinamente las divergencias ideológicas se han ido transformando en diferencias prácticas y concretas que han agudizado un quiebre que se torna aparentemente cada vez más irreconciliable.
El nivel de la crisis que atraviesa la DC es profunda y Carolina Goic, al momento de abandonar la presidencia del partido, aprovechó de hacer un duro diagnóstico.
“Estamos en un proceso que, de no modificarse, nos llevará a la autodestrucción. Será un proceso donde no habrá ganadores, aunque algunos puedan sentir que han ganado una pequeña batalla”, dijo la senadora.
DEBATE PARA SEGUNDA VUELTA
“Tengo dudas de que nuestro Consejo (Nacional) tenga facultades para adoptar decisiones de este tipo”. Así abordó el ex timonel democratacristiano Gutenberg Martínez la determinación de la instancia partidista del lunes de apoyar a Alejandro Guillier de cara a la segunda vuelta.
“Lamento lo que hace Gutenberg Martínez intentando ensuciar la dinámica interna del partido”, fue la rápida respuesta del diputado Víctor Torres, uno de los líderes de la denominada disidencia.
Ambas posturas representan a los sectores más radicales de la DC y que hoy se ven enfrentados por el respaldo al senador independiente, como conflicto principal.
La postura de Martínez -líder de un sector del partido antes denominado como “los guatones”- de no querer expresar su apoyo a Guillier representa al ala, que internamente algunos denominan, más conservadora del partido. En esa línea también se encuentran otras figuras como Mariana Aylwin, quien lidera el grupo “Progresismo con Progreso”, el ex ministro del Interior Jorge Burgos y el senador Ignacio Walker, ambos del denominado grupo de “los príncipes”, y quienes estuvieron detrás de Goic en su apuesta presidencial.
La guerra entre ese grupo y la disidencia que representan parlamentarios como Yasna Provoste, Gabriel Silber o Víctor Torres, a los que se sumarán el próximo año Ximena Rincón y Francisco Huenchumilla, está declarada.
“No movieron un dedo y ahora piden cuentas”, escribió en su cuenta de Twitter el porpio Jorge Burgos para cuestionar el actuar de la disidencia. Lo mismo hizo el intendente de Santiago, Claudio Orrego, también de los principes.
Pero en la disidencia no se amilanan. Diversos miembros aseguraron en privado que las opiniones de figuras como Aylwin o Martínez son “irrelevantes” y que hoy no tienen ningún peso político.
Incluso, interpretaron el temprano abandono de Gutenberg Martínez del último Consejo como una manifestación de que ese sector se mantendrá a un costado de las definiciones partidarias.
APUESTA NO CUMPLIDA
El 29 de abril, dos tercios de los participantes de la Junta Nacional DC apoyaron la idea de que Carolina Goic participara directamente en primarias. Durante la cita se garantizó que pese a tomar ese camino, se construiría un acuerdo parlamentario con el resto de la Nueva Mayoría, pero dicho acuerdo nunca se concretó.
Desde ese momento la relación entre la senadora y gran parte de la bancada de diputados se tornó irreconciliable y tras los malos resultados electorales del domingo su permanencia como presidenta de la DC se hizo insostenible.
“Me equivoqué radicalmente cuando respaldé ir a primera vuelta sin un acuerdo parlamentario. Debimos tenerlo firmado antes”, afirmó ayer el diputado Fuad Chahín.
El líder de “los colorines” se mantiene expectante, en medio de la guerra que mantienen las dos facciones más radicales de la DC. Desde esa vereda acusó al ala conservadora de “querer conducir a la DC a ser un partido mínimo, bisagra, de elite” y a la disidencia por su “falta de disciplina a las decisiones institucionales”.
Chahín aseguró que “o nuestro partido se rectifica de verdad y se reinventa o estamos en un período de decadencia final de la DC”.
JUNTA NACIONAL EN ENERO
La incertidumbre sobre el futuro de la DC se mantendrá, al menos, hasta enero. El Consejo del lunes fijó para ese mes una Junta Nacional que tendrá por objetivo definir las alianzas políticas del partido -en el ala conservadora quieren evitar cualquier pacto con el PC- y una eventual participación en el gobierno si es que Guillier llega a La Moneda.
Según señalan en la DC, la tensión a la que se puede llegar en la máxima instancia partidaria de la DC podría tornarse intolerable. Hay quienes, como el líder del sector “G-35” Jorge Cash, han planteado incluso la idea de llegar a un “quiebre pactado”, con el fin de evitar que un quiebre forzado que lleve a la DC a una inevitable desaparición. (Pulso)