Cuba: el retorno a la Guerra Fría

Cuba: el retorno a la Guerra Fría

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La luchadora por los derechos sindicales María Elena Mir Marrero y el periodista opositor Boris González Arenas consideran que Europa debe entender que Cuba no es ese país de cambios y con una dirigencia consciente de la necesidad de insertarse en el mundo civilizado que el régimen de La Habana intenta mostrar internacionalmente, en su desesperación por encontrar nuevas vías de financiamiento para la prolongación de la que, con 58 años, es ya la más larga dictadura en la historia universal, después de Corea del Norte.

«Si inicialmente la mayoría de los opositores vimos con esperanza las concesiones de Obama, pensando que el castrismo se vería moralmente obligado a flexibilizar aspectos esenciales, los hechos nos quitaron esa ingenuidad, pero aún el mundo democrático no ve que la represión ha aumentado, que la cifra de presos políticos ha crecido y que el discurso oficial retoma las mismas consignas y el mismo tono agresivo de los tiempos de la Guerra Fría», dice a DW Boris González, Vocero de la «Mesa de Unidad de Acción Democrática» (MUAD), que aglutina a importantes agrupaciones y partidos de la oposición en la isla.

SEMINARIO EN BERLÍN

Ambos opositores están de visita en Berlín para participar junto a otros miembros de la Sociedad Civil Independiente en un seminario de la Fundación Konrad Adenauer, que incluye una cargada agenda de encuentros con políticos, partidos e instituciones representativas del concepto de democracia en Alemania. Afirman que ha sido un evento esencial, pues además de trasmitir sus opiniones fundamentadas sobre la verdadera cara represiva y totalitaria de Cuba, creen que en la experiencia de los alemanes tras la caída del Muro de Berlín se podrían encontrar muchas claves para esa transición futura que los cubanos desean.

María Elena Mir, presidenta de la Confederación Obrera Nacional Independiente de Cuba (CONIC) -y que dirige junto al expreso de la Primavera Negra de 2003 Iván Hernández Carrillo la Asociación de Sindicalistas Independientes-, se muestra muy preocupada porque la política complaciente de Estados Unidos y de la Unión Europea no solo obvia la represión del régimen contra el activismo opositor que hoy encabezan en la isla las Damas de Blanco y grupos de amplio impacto en la población como UNPACU, Somos + y FANTU. «Esa ceguera también los hace cómplices de violaciones de derechos que acá en Europa resultan normales: el derecho a la huelga, a recibir un salario justo, a no ser explotados por los dueños, a reclamar ante cualquier abuso laboral», dice a DW, María Elena. «El caso más vergonzoso, entre otros muchos, es el de la construcción de la Manzana de Gómez, un histórico nodo comercial en La Habana, para el cual el gobierno contrató a obreros de la India, a quienes paga 2000 dólares, mientras que a los pocos cubanos que trabajan allí les paga poco más de 200 dólares al mes», señala.

DERECHOS BÁSICOS

Su ya larga experiencia en la oposición cubana les permite a María Elena y a Boris mostrar muchas pruebas y hacer sólidas reflexiones, entre otros temas, sobre la mordaza que el gobierno de Raúl Castro ha comenzado a establecer en torno al movimiento de periodismo independiente que surgió en la isla «incluso dentro del periodismo oficial o protagonizado por jóvenes graduados de las escuelas oficiales de periodismo». Según explica Boris, «se trata de un periodismo que va obligando a los voceros y órganos oficiales a salir de sus clásicos esquemas propagandísticos y eso ya preocupa a un régimen que sólo quiere ganar tiempo y financiamientos externos para traspasar el poder a lo que algunos llaman el neocastrismo».

«Es penoso que a la hora de negociar con la dictadura, se siga desconociendo, por ejemplo, el acoso que sufrimos actualmente organizaciones de la sociedad civil cuyo trabajo consiste en hacer que la población entienda cuáles son sus derechos y qué vías existen para defenderse ante un Estado que viola impunemente esos derechos. Nosotros mismos, a través de CONIC, hemos incluso obligado a que instituciones estatales reconozcan las violaciones de los derechos de muchos trabajadores que han venido a nosotros pidiendo ayuda contra injusticias del gobierno», explica María Elena.

Ambos confían en que los turbulentos vientos que soplan con el triunfo de Trump, el peligro del cada vez más evidente acercamiento entre Moscú y La Habana, y el sentido común que en su opinión había primado antes del 17 de diciembre de 2014 en la política europea hacia Cuba, permitan que Europa descubra que hacer, además de ingenuo, apenas ha traído mejorías cosméticas a la vida del pueblo cubano y no los cambios esenciales que Cuba necesita. (DW)

Amir Valle

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