Culturavirus: ¿Por qué no?-Magdalena Piñera

Culturavirus: ¿Por qué no?-Magdalena Piñera

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En el aniversario N° 150 del Metropolitan Art Museum de Nueva York, su director afirma que —si bien no celebraron “con bombos y platillos”, como tenían planificado— el tráfico del sitio web subió 76%. Cosa parecida reportan el Museo Louvre, el Nacional de Beijing y el Antropológico de Ciudad de México. Para qué decir cómo han aumentado —y se han globalizado— los asistentes online a las funciones de la Ópera de París, de Sídney y al Walt Disney Concert Hall de Los Angeles, por nombrar solo algunos sitios que acogen las artes visuales, escénicas y musicales. Y, por favor, no deje de entrar al Instagram del Covid Art Museum.

Es que una cosa es el coronavirus y sus nefastos efectos sanitarios (estamos muy cerca de alcanzar los 300 mil muertos), en la economía (la cesantía no aflojará fácil) y en la sensación de incertidumbre ante los proyectos de vida que no discrimina por raza, género o nivel socioeconómico. Es una tragedia, pero —en algo— podemos aprovecharnos de ella. El gran Bernard Shaw afirmó sin eufemismo alguno: “Los espejos se emplean para verse la cara; el arte, para verse el alma”. ¿No será este un buen momento para subirnos al carro de las artes?

Ante la vida en tiempos de pandemia, Chile no se ha quedado atrás. Basta ver Onda Media, Cineteca Nacional y Ladera Sur, con una excelente programación de cine y documentales nacionales, y los espectáculos de primer nivel que nos han ofrecido vía streaming el Teatro Municipal de Las Condes, Teatro a Mil, Escenix y el Teatro del Lago. Puerto Ideas y Encuentros El Mercurio no han descansado en viralizar conferencias pertinentes y amplificadoras de la mirada. Y hay más. Con una espléndida exposición fotográfica acerca del oficio de los salineros, el Museo Baburizza de Valparaíso nos confirma que, cuando se quiere, se puede. Súmele el nuevo enfoque digital del Museo de Colchagua que no podemos sino agradecer. Último dato: nunca antes el sitio del Consejo de Monumentos (donde aloja nuestro patrimonio) había tenido tantas visitas.

Todo esto, ¿solo para unos pocos? ¿Lo aprovechan los mismos de siempre o será la oportunidad de convocar a nuevas audiencias? ¿Se sumarán los adultos mayores, los que viven en territorios apartados y los privados de libertad? ¿Podrán los 230.000 profesores convertirse en agentes de difusión de la cultura para sus alumnos, con los cuales hoy se comunican únicamente por internet? ¿Quedarán esos estudiantes tan entusiasmados que —cuando todo esto ya sea historia— se hayan convertido en fieles consumidores de arte, cultura y patrimonio?

Compatriotas, aprovechemos estos “tiempos recios”, al decir de la gran Teresa de Ávila, para fortalecer nuestra capacidad de mirarnos el alma, en el más amplio sentido de la palabra. (El Mercurio)

Magdalena Piñera

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