D. Mansuy: “La derecha no está preparada ni para ganar ni gobernar”

D. Mansuy: “La derecha no está preparada ni para ganar ni gobernar”

Compartir

A pesar de los números que siguen poniendo a Evelyn Matthei en la cumbre de las preferencias presidenciales, Daniel Mansuy ve en la alcaldesa de Providencia una candidatura solitaria.

“¿Dónde están los mattheístas? ¿Quiénes son? No hay muchas respuestas a esa pregunta. Piñera tenía a los piñeristas, era transversal, porque había de todos los partidos. Ahora, la comparación es injusta, porque Piñera fue Presidente dos veces, y nadie espera que Matthei tenga el mismo capital político cuando todavía no ha ganado una elección presidencial. Pero tampoco veo un trabajo que se oriente en esa dirección, que sea visible”, dice.

Referente intelectual de la derecha, académico de la Universidad de los Andes e investigador asociado del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Mansuy ve con preocupación el estado actual de la oposición y es escéptico respecto de que este sector realmente tenga “hambre” de ganar una presidencial para la que debería estar bien posicionado. Y que eso le agrega más riesgo a las opciones de Matthei, cuyo enemigo interno -dice Mansuy- son los propios partidos de Chile Vamos.

¿La derecha ha encontrado el tono, tanto como conglomerado como fuerza opositora, después de que murió Piñera?

Creo que no. Obviamente, la muerte de Piñera produjo durante unos días y semanas esa sensación de ambiente especial, que está imbuido de una emoción muy fuerte. Pero después de eso, la derecha ha ido de tumbo en tumbo, y las derechas -lo digo en plural también- no han encontrado el tono, ni siquiera la manera de situar al Presidente Piñera. ¿Te acuerdas que en su minuto se habló de que la derecha se podría reconstruir a partir de la construcción del legado de Sebastián Piñera? Eso tampoco ha ocurrido. Pero no solo en ese plano, sino que en la manera de enfrentar al gobierno, de plantar banderas, de enfrentar los desafíos que tiene Chile, que al final es lo que los debería convocar. La derecha cumplió el último año un papel -después del partido de Chile- análogo al de la selección chilena. O sea, muy mal, pero realmente muy mal.

¿Por inactividad, falta de vocación de poder? ¿Sensación de que la elección está ganada?

Es sensación de que la elección está ganada, por un lado, pero sumado al hecho de que parece que no fuera tan grave perderla. Porque es evidente que en política nunca está nada ganado y que para la elección falta mucho tiempo y que, además, hay hitos entremedio, como la elección municipal, que te van a marcar la dinámica, pero es como si no…

Entonces, ¿es falta de vocación de poder?

Lo diría de otro modo: de hambre. No veo realmente ganas o entusiasmo por ir con todo a ganar esa elección. Para responder la pregunta más general, creo que falta articulación política en general. Lo que remite a una falta de liderazgo, obviamente. Si nos preguntan ¿en qué está la derecha hoy día? ¿Cuáles son sus dos temas? ¿Cuáles son sus liderazgos más visibles que estén poniendo esos temas? ¿Cobrándole cosas al gobierno? La verdad es que no hay. Y es verdad que hay una candidata, pero las candidatas necesitan coro. Y coro significa un grupo de parlamentarios, dirigentes, que estén sosteniendo esa candidatura. Y eso tampoco hay. No hay una articulación institucional que permita enfrentar con algo de optimismo lo que viene, sabiendo que lo importante es poder gobernar y lo difícil que es hacerlo, especialmente para la derecha.

¿Y cómo se condice esta falta de hambre con el hecho de que la ve confiada en sus opciones presidenciales? ¿No es un contrasentido?

Es que por un lado está confiada, pero equivocadamente confiada, porque pueden pasar muchas cosas, pero es una confianza que tampoco alimenta círculos virtuosos políticos. Hay una consolidación en torno a la candidatura que se ve más promisoria, que es la alcaldesa de Providencia, pero es una confianza que no da resultados políticos, no consolida equipos, no transmite seguridad. Aquí hay una confianza que está fundada en una cosa muy rara, que es como que “nos toca”.

Una cosa medio light…

Una cosa medio light y medio pendular, que te remite después al problema de gobernar. Si sólo vas a ganar porque te toca, o sea, porque más perdió la izquierda que ganó la derecha, después la pregunta es qué se hace el 11 de marzo del 2026. Y esa es la pregunta que debería inquietar más.

¿La derecha está preparada para las dos cosas? ¿Para ganar y para gobernar?

Mi sensación hoy día es que no está preparada ni para lo uno ni para lo otro. No está preparada para ganar, porque, como te decía antes, no tienen liderazgos políticos internos operando de cara a una candidatura exitosa, sino que lo veo todo más bien adormecido. Y para gobernar menos, porque esta es una verdad un poco dura, pero hay que decirla: no sé si la derecha ha sacado las lecciones de lo que fue el 18 de octubre y el fin del gobierno, y la última parte del gobierno de Sebastián Piñera.

¿Qué lecciones debería sacar de eso?

Dos tipos de lecciones. Una: ¿Por qué el país explotó el 18 de octubre? Yo condeno la violencia, pero hubo una dimensión social de la manifestación frente a la cual la derecha no puede guardar silencio. Y dos, creo que lo más duro para el gobierno de Sebastián Piñera no fue tanto el estallido social, sino la desafección de sus parlamentarios en el episodio de los retiros. Fue una derecha que, frente a unas circunstancias muy difíciles de crisis para su propio gobierno, dejó a su Presidente abandonado. ¿Qué te asegura a ti que en una crisis, en un futuro gobierno, la derecha no va a abandonar a su Presidente cuando siente que ya no le sirve? Uno de los hechos más graves de la historia política reciente chilena es que la derecha abandonó a su Presidente en el episodio de retiros. Lo dejó solo en el Parlamento, sin derecho a veto. Eso no se hace, simplemente. Entonces, ¿por qué la derecha lo hizo?

«EL PROBLEMA DE LA CANDIDATURA DE MATTHEI SE LLAMA CHV»

Ud. dice que la municipal va a marcar la dinámica política. Sin embargo, parece que se están poniendo el parche antes de la herida, porque la propia Evelyn Matthei ha dicho que la municipal no es un predictor.

Eso, tal como la frase de Guillermo Ramírez -que hace muy poco dijo que cualquier resultado que esté por arriba del piso bajo que tiene la derecha es un triunfo-, es un parche ante la herida. Están previendo un resultado que no va a ser tan bueno como el esperado, porque no se hizo el trabajo antes y están tratando de fijar un escenario que les permita decir: mire, no nos fue tan bien, pero igual nos fue bien. Pero la política no miente, y las caras de esa noche no nos van a engañar.

Si es que la izquierda mantiene la estantería con alguna alcaldía emblemática y una buena votación de Vodanovic, podría no tener caras tan largas esa noche. Y súmale otro factor, que es que la elección que mide a los partidos es la de concejales. Es probable que el Partido Republicano sea el partido más grande y que su caudal de votación sea igual al de todo Chile Vamos. Y, por tanto, se va a meter otro dato de presión, porque el Partido Republicano, si le va muy bien ese día, va a pasar por caja esa misma noche. Y, por tanto, el escenario político se puede reconfigurar.

¿Es muy anticipada la discusión presidencial que se instaló en la derecha?

Está bien anticipada, pero es natural, porque -salvo Rodolfo Carter- Chile Vamos no parece tener otros candidatos que quieran ir a competir. Evelyn Matthei ha querido mantener la distancia, en el sentido de que ha querido ser más alcaldesa que candidata. Pero los hechos a veces son más fuertes que las ganas. Lo que sí diría yo es que discutir de la primaria antes de la municipal es completamente descabellado. Porque probablemente la conclusión sea, después del resultado de la municipal, que es más interesante que haya una primaria competitiva, porque te lleva gente a votar, consolida una candidatura y da espacio.

En ese sentido, ¿le parece que la de Matthei es una candidatura que va sobreseguro? ¿Que está a firme?

No. Básicamente, por lo que decía antes: es una carrera larga. Y las carreras largas en política son muy peligrosas, porque pueden pasar muchas cosas entremedio. Matthei tiene muchas fortalezas, por cierto. Pero creo que ni siquiera ella piensa que es una candidatura segura. Ni internamente en Chile Vamos, ni después. Pueden pasar muchas cosas de aquí en adelante, sobre todo por lo siguiente. En Francia se suele decir que las elecciones presidenciales se juegan en torno a un tema, a un clivaje. Y que gana la elección el que logra poner el tema, el que logra rayar la cancha de la discusión. Hasta aquí la derecha no ha logrado poner temas relevantes en discusión, incluso en una coyuntura que alimenta sus ideas, como la seguridad y crecimiento.

En este escenario, ¿qué ideas representa Matthei hoy?

Ella tiene una personalidad y una identidad política claras, que todo el mundo conoce, que es parte de sus virtudes. Pero su candidatura no ha puesto ideas sobre la mesa. Lo que te dice su entorno es que están esperando la municipal y salir de la municipalidad. Es posible y legítimo, pero eso es arriesgado, porque si la municipal te cambia la dinámica, puede que sea muy tarde. Por no querer adelantarte mucho, también puedes llegar tarde.

¿Echa de menos que fuera más clara respecto de algunas ideas en esta etapa?

Yo lo puedo entender de parte de ella, no lo puedo entender de parte de la derecha. O sea, uno podría preparar el terreno, y eso significa, por ejemplo, que haya parlamentarios comprometidos con esa candidatura, fijando agenda. Porque hasta ahora se ve solo la candidatura, solitaria. Está conectada con los partidos, pero uno no ve un coro de gente trabajando para ese terreno.

En ese sentido, el 28 de octubre la alcaldesa no solo tendrá que plantear ideas, sino que también crear una articulación con los partidos.

Sí. Y todo esto en atención a la dinámica que nazca a partir de esa noche. Por eso yo creo que todas las estrategias políticas que son estáticas respecto del 28 de octubre son lecturas erradas. O que al menos habrán de ser corregidas. Porque esa noche van a pasar cosas que van a cambiar la dinámica y que te van a obligar a cambiar la estrategia.

¿Y la ve a ella con el liderazgo suficiente para hacer todo eso?

Es una buena pregunta. Yo creo que tiene las ganas y la experiencia para hacerlo. Pero creo que hoy Chile Vamos tiene problemas internos que hacen que esa pega sea muy difícil.

¿Chile Vamos es un lastre para la candidatura de Matthei?

Chile Vamos hoy día es un lastre, sin duda. O sea, hoy día el problema de la candidatura de Matthei se llama Chile Vamos. Son partidos desordenados, que tienen problemas, que no tienen demasiada unidad interna. Pero, al mismo tiempo, Matthei no puede hacer nada sin los partidos, porque no existe algo así como el mattheísmo. Algo a lo que recurría Piñera. Entonces, yo no dudo de su falta de liderazgo. Pero yo diría, ojo, este problema es grande. No veo a Chile Vamos consciente de la magnitud del desafío que viene, ni liderando una cosa que pueda proyectarse y que sirva para gobernar este país.

CHADWICK: «UN ELEFANTE EN LA HABITACIÓN»

¿Cuánto le golpea a la derecha el “caso Audio” por la vinculación de Luis Hermosilla y Andrés Chadwick, y de ambos con el gobierno de Piñera? ¿Ve una postura clara respecto de esto?

Lo que pasa es que es muy difícil tenerla, porque no contamos con toda la información. Entonces, todo lo que uno diga hoy puede quedar mañana anulado, porque se filtró no sé qué conversación. Entonces, yo siento que mucha gente está esperando ver cómo decanta.

O pisando huevos, digamos.

Un poco pisando huevos. Exacto, porque esto puede ser largo. Dicho eso, sin perjuicio de que nuevas revelaciones podrían golpear a la izquierda, es evidente que hay un elefante en la habitación de la derecha y yo creo que ha sido equivocado el modo en que algunos dirigentes han enfrentado esto, porque -sin perjuicio de la presunción de inocencia y de que hay procesos en curso y sin perjuicio de que Andrés Chadwick no sea imputado de nada- esto no es un problema sólo jurídico, sino que también político, del que hay que hacerse cargo. Lo que más me extraña, lo digo con mucha responsabilidad, es el silencio de Andrés Chadwick, que es un dirigente político de primerísima línea, tanto por su papel en la historia de la UDI, como su papel de ministro del Interior en dos gobiernos sucesivos. Es raro que no haya una señal política de parte de él. A mí ese silencio me llama la atención políticamente, no jurídicamente.

¿Ese silencio perjudica a Chile Vamos?

Lo perjudica mucho, porque lo deja un poco de manos atadas. Le es muy difícil a la derecha actuar o decir algo después de ese silencio. (La Tercera)