De plegarias y pecados

De plegarias y pecados

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El Ministro de Hacienda nos ilustró respecto de la última estrategia para afrontar la guerra comercial y la alicaída situación económica y laboral por la cual atraviesa nuestro país: hay que rezar. Sí, leyó bien, hay que rezar. Y ya que estamos en esa, y solo para seguir en la deriva religiosa, ¿no sería mejor una confesión por los pecados cometidos?

El pecado original. La irresponsable generación de expectativas hacia una gran mayoría de los ciudadanos. Entre más alto se cae más fuerte, y se podría escribir un libro con todas las frases y juicios que hoy se han tenido que tragar. Porque cuando defraudar la confianza de los ciudadanos trae costos, las promesas deben hacerse con más mesura e idoneidad.

Arrogantes y soberbios. Se desperdició todo un muy valioso primer año de administración sin hacer prácticamente nada; suponiendo que, por presentarse como los mejores alumnos del curso, las cosas fluirían casi por generación espontánea. Cuando alguien se cree un físico nuclear, quizás puede flaquear en la asignatura de lenguaje o educación física; pero siempre debe destacar en matemáticas o química. Y aquí han reprobado casi todos los ramos.

No hagas a otros lo que no te gusta que te hagan. Los efectos de la guerra comercial son evidentes y desconocerlos sería tan ignorante como pequeño. Pero cuando las actuales autoridades desacreditaron las variables internacionales para fustigar el magro desempeño económico de la administración Bachelet, ¿por qué ahora los ciudadanos deberían dar por buenas esas excusas?

De gobernantes a comentaristas. Creo no recordar otro momento donde con tanta frecuencia -prácticamente a diario- las autoridades económicas analizan, interpretan y valoran cuanta señal hay en el mercado, por más doméstica que ésta sea, para convencernos de que “ahora sí que sí” las cosas están mejorando. Y no mejoran.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, o que viendo se hace el loco. Hace dos meses el Ministro de Hacienda dormía tranquilo con un crecimiento del 3,5% para este año. Hace mucho tiempo que los economistas de prestigio, e independientes, venían diciendo que eso era imposible. Entonces, y ya lo dije hace un tiempo y lo repito ahora: hay aquí incompetencia o se faltó a la verdad, y no sé qué es peor.

Mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. ¡Cómo le gusta a este gobierno capitalizar las ganancias y socializar las pérdidas! Los aciertos son siempre propios, mientras los desastres y errores son de otros. Pero cuando las bolsas del mundo han rentado un 11%, y en Chile han perdido más del 6%, es evidente que aquí estamos haciendo algo muy mal. Y ya no es culpa del gobierno anterior. (La Tercera)

Jorge Navarrete

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