Su principal aporte fue la incorporación del Pilar Solidario que, con financiamiento proveniente de impuestos generales, entrega cuatro nuevos beneficios a aquellos adultos mayores que reúnan los requisitos de edad, focalización y residencia exigidos. Estos son: la Pensión Básica Solidaria (PBS) tanto de Vejez como de Invalidez, y el Aporte Previsional Solidario (APS) de Vejez y de Invalidez. Las primeras entregan un beneficio a quienes no tienen derecho a pensión en ningún régimen previsional, y los segundos complementan a quienes han cotizado al sistema, pero cuya pensión autofinanciada es menor o igual a la Pensión Máxima con Aporte Previsional Solidario (PMAS).
En ambos casos, el principal requisito para acceder al beneficio es pertenecer a un grupo familiar que califique entre los más pobres.
En sus inicios, se focalizó en el 40% de las familias más pobres, extendiéndose, a partir de 2011, hasta el 60% de dichas familias. Hoy la Pensión Básica Solidaria es de $107.304 y la Pensión Máxima con Aporte Previsional Solidario es de $317.085 mensuales.
Desde la entrada en vigencia de la ley hemos sido testigos privilegiados de su aporte en aliviar la pobreza en la vejez y en mejorar la equidad de género. En junio de 2018, el promedio mensual de los beneficios fue de $87.730, que recibió un total de 1.467.016 adultos mayores. De este total de beneficiarios, el 62% fueron mujeres y el 38% hombres. En términos de focalización, aproximadamente un 65% de los adultos mayores del primer quintil son beneficiarios, y para ellos este aporte representa algo más del 55% de sus ingresos monetarios.
Si no existiera el pilar solidario, se estima que la pobreza medida según ingreso de los adultos mayores aumentaría a más del doble, y el indicador de pobreza multidimensional se incrementaría cerca de 50%.
La operación del Pilar Solidario ha significado una importante coordinación interministerial y un riguroso desarrollo de instrumentos técnicos para seleccionar beneficiarios, así como determinar y asignar los recursos fiscales necesarios.
Tanto el primer gobierno del Presidente Piñera como el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet han realizado modificaciones para mejorarlo, velando por el correcto funcionamiento del sistema.
Su naturaleza asistencial, al focalizarse en los más pobres, impide llegar a la clase media, y aunque su limitado presupuesto provee mayor dignidad, no lo hace a niveles que pudieran considerarse suficientes. Estos son algunos de los desafíos que nuevas reformas debieran abordar, cuidando, como se ha venido haciendo desde su creación, del impacto sobre el gasto fiscal, el mercado del trabajo, los incentivos y el ahorro.
Carlos Díaz V.
Macarena Lobos P.
Gonzalo Edwards G.
Ricardo Paredes
Andras Uthoff B.
Miembros Consejo Consultivo Previsional