Inquieta políticamente desde niña, activa desde la adolescencia, ex dirigenta secundaria de los 80, madre y abuela “de esas leonas”, “dicharachera”, líder sindical y territorial, de izquierda, “bien de izquierda, sin hacerle asco a hablar del poder popular”, así describen sus cercanos a Claudia Mix (48), diputada electa del distrito N° 8, miembro del Frente Amplio y militante del Partido Poder.
La diputada, asistente social y gestora cultural, está totalmente fuera de “la norma” dirigencial del Frente Amplio, no viene de la lucha universitaria, aunque “la respeta y conoce”, estudió sus carreras en el formato vespertino, mientras trabajaba, era dirigenta y jefa de hogar. Es reconocida por una postura crítica al interior del frenteamplismo y por “no tener pelos en la lengua” si algo le molesta. Asegura que la diferencia generacional le pesa, al igual que adecuarse “a las temáticas feministas, por un tema de edad y del mundo de donde provengo, no obstante he vivido la discriminación, que me paguen menos por ser mujer y he padecido la violencia intrafamiliar”, razón por la que impulsó la creación de la denominada “bancada femenina” del FA.
Afirma que su diputación va a tener un sello distinto, que no necesita “acercarse a la gente”, porque proviene de años de trabajo y de vivir en un barrio popular en Maipú, en la Villa Arturo Prat, casa que no abandonará. A pesar de que sabe que el trabajo parlamentario se aleja de la construcción territorial y que este le “puede quitar mucho tiempo” para dedicarse a la base frenteamplista, señala que el despliegue territorial será fundamental en su trabajo, que impulsará cambios legislativos con el objetivo de mejorar la participación real y vinculante a nivel local, y que creará, con la mitad de su dieta parlamentaria, un fondo concursable para su distrito, con el fin de financiar iniciativas sociales: “Es mejor que donar la mitad de mi sueldo a mi partido”, dice.
-Este sello de tu procedencia, que tiene un lazo territorial fuerte, ¿sientes que trae consigo choques en las dinámicas de la política cotidiana del Frente Amplio o con los otros diputados de la bancada?
-Yo creo que sí, lo veo y lo leo a diario, incluso dentro de la bancada femenina, porque yo no soy mediática, las mediáticas son Pamela Jiles y Maite Orsini, a las demás ojalá nos pesquen. Y ahí no pesa lo que tú has hecho o no.
-¿Qué es lo que pesa entonces?
-Primero el partido donde militas. Ellas militan en los dos partidos más grandes del Frente Amplio, nos guste o no. Por otro lado, yo vine a existir para la prensa cuando gané. Varias veces fui a actividades de la Bea y en más de alguna oportunidad me decían “salga usted de ahí, que esto es para los candidatos”, y yo tenía que decirle que también lo era y no de cualquier territorio, sino del distrito más grande de Chile, y eso daba lo mismo, porque había otras personas que podían sonar. Cada vez que entrevistaban a Giorgio o a Gabriel en la tele, y ellos tenían que defender que el FA no eran solo los chiquillos venidos de las federaciones, les costaba hasta enunciar nombres, porque no nos conocían, repetían a los mismos siempre.
-Pero sus resultados parecen demostrar que no necesitó tanto de esa mediatización…
-Es que, así y todo, nosotros irrumpimos, sacamos la mayoría en la lista y eso nos permitió sacar a otro parlamentario, hasta le gané al Pepe Auth, que nadie se lo esperaba. Entonces, parece que era de verdad que la votación responde a la lógica popular, a la capacidad de involucrarse en el territorio. Imagínate que yo nunca fui a un debate en televisión, nunca me invitaron, tampoco local, porque había que pagar cien lucas, porque no puede ser que entremos en esa lógica. Es como lo que pasa con las secretarias en el Congreso ahora, que se van los parlamentarios y ellas te ofrecen sus servicios, es como si resetearas las confianzas y las lealtades, yo creo que eso no puede ser, de hecho, yo llego con un secretario y con una abogada que es trans. Nosotros venimos a mostrar que las cosas se pueden hacer distintas, por qué entrevistar a los que llevan treinta años trabajando ahí, no es un tema de discriminación laboral, ellas tienen derecho a ofrecer sus servicios, pero es hora de cambiar las lógicas.
-En esa misma lógica, ¿qué es lo que más le choca de llegar a esta mole imponente que es el Congreso, que tiene una base de trato o “diplomacia” política muy distinta a la del mundo político social?
-Con el tiempo fui entendiendo que todas esas estructuras se construyen para hacer permanecer esas lógicas conservadoras. Cuando fui a conocer el Congreso en Valparaíso, supimos que las reglas de vestimenta, por ejemplo, eran autoimpuestas. En la sede de Santiago, a mi equipo no los dejaron subir por el ascensor, porque venía una autoridad, entonces, esas prácticas a una le incomodan y le molestan. Tiene que ver con una cuestión de principios. Pero yo no llego con ninguna sumisión, ellos son compañeros de trabajo, como cualquiera, somos parte de una institución que tenemos que cuidar, pero en función de la democracia, de las decisiones internas, pero no hay que perpetuar las discriminaciones y prejuicios que hay en su interior. Dicen que van a llegar estos veinte cabros chicos a revolver el gallinero, que va a estar más entretenido, pero nosotros no vamos a eso, vamos a revolver el gallinero cuestionando las estructuras, la herencia pinochetista, ahí se va a revolver el gallinero.
EL FA NO ES IGUAL AL PC
-A casi un año de la creación del proyecto frenteamplista, han tenido triunfos electorales, pero vivido más de alguna crisis política, ¿cómo ves los desafíos del Frente Amplio?
-Hablar hace un año de lo que era el Frente Amplio, a hacerlo hoy día, que tiene una pequeña cuota de poder, obviamente es distinto, aunque a este conglomerado claramente le hace falta más experiencia. Tuvimos errores políticos que nos costaron caro, y son experiencias que hemos sabido reparar, como el caso de Mayol, aunque después uno se va dando cuenta de que hay conflictos que no son tan reales. Hay un sector de la política chilena que solo ve Facebook, pero al final a la gente común que andaba en la calle tú le preguntabas qué opinaba y no tenía idea de lo que estaba pasando. Yo creo que el desafío hoy en día es poder afianzar un proyecto más cercano, ciudadano y profundamente democrático, donde seamos capaces de consultar y dialogar con las bases y en el territorio cada una de las iniciativas que llevemos al Parlamento, y otras.
-¿Han podido superar las tensiones por la discusión de segunda vuelta y las críticas a la negociación a puertas cerradas con la Nueva Mayoría?
-Producto de esta inexperiencia y de ahora estar en espacios que antes no estábamos, lo que nos pasó en las conversaciones de segunda vuelta y el apoyo o no apoyo a Guillier, fue una falta de madurez. Dejamos de ser proyecto colectivo, en la medida en que dejamos libre la decisión, si al final todos terminamos votando por Guillier. Entonces, era mejor dar un argumento de peso y asumirlo. Nos faltó ser más atrevidos, aunque nos hubiésemos equivocado. Además, siguen con estas reuniones, que nos enteramos todos por la prensa, de que se estaban juntando tres diputados son sectores de la Nueva Mayoría. Independientemente de la buena intención, ¿no era mejor que lo hubiéramos conversado primero?
-¿Han explicitado esa molestia al interior de la bancada?
-La verdad es que sí, y quedó la embarrada en el chat de WhatsApp, ellos tratando de ponerse el parche antes de la herida, que la Nueva Mayoría le dio una connotación distinta, pero eso siempre va a pasar, a lo mejor es verdad que no lo hicieron con mala intención, pero por último avisar que los estaban invitando a conversar a nombre de la bancada. Pero yo creo que aprendieron y los remeció un poco la molestia de nosotros. Porque yo no estoy dispuesta a que asuman una vocería que no le he encargado a nadie, ni a que hablen por mí. Les dije “que yo sepa a nadie de este grupo le he encargado representarme”. Si RD quiere ir a hablar como RD, porque tienen una bancada importante, se entiende, pero que no vayan a hablar a nombre del Frente Amplio, cuando no lo hemos discutido. Y hay otro problema más, que lo hicimos saber como partido. Ellos, después de este impasse, convocaron a las orgánicas que tenían representación parlamentaria a resolver el tema, ¿pero qué pasa con las que no tienen representación parlamentaria?, ¿dejan de participar en los espacios de decisión del FA? Entonces, ¿en dónde queda el espacio de decisión, en la bancada o en la Mesa Política del Frente Amplio? Finalmente, se planteó un protocolo de trabajo junto con la mesa para solucionarlo.
-En esa línea, el alcalde Sharp señaló que había que evitar la “parlamentarización” del Frente Amplio, porque se podía perder el modelo movimientista y territorial del mismo. Cómo parlamentaria, ¿qué medidas propondrías tomar, ante fuerzas que son más institucionalizadas en el FA?
-Creo que Jorge lo dijo perfecto, ese fue nuestro planteamiento, no puede ser que todas las decisiones del FA sean tomadas en el Parlamento. No solo porque dejas fuera a cinco fuerzas que no tienen esa representación, sino porque con esto muere el Frente Amplio en el territorio, porque todos los comunales, que funcionan y existen, responden a la Mesa Política. No hay que desafectar a las bases y a los independientes, si no va a haber un grave problema de poder en el Frente Amplio. Y eso se ve hasta la hora en que se hablaba de los comités parlamentarios, comenzó a sonar Crispi para un comité, Tomás Hirsch para otro comité, y una se pregunta en qué momento nos preguntaron. Es distinto que nos juntemos los 20 y nos demos cuenta que Miguel tiene ocho votos, y ahí estás jodido, va a salir, pero hay que competir, abrir el debate. Además, los parlamentarios antiguos se acostumbraron a estar solos, eran como voceros naturales del Frente Amplio, muchas veces tuvimos conflictos con ellos, porque se arrancaban con los tarros, pero hoy tienen que entender que hay 18 más que tienen derecho a opinar y no siempre vamos a estar de acuerdo. Entonces, ¿qué es lo más saludable? Que las decisiones se compartan y se discutan con la Mesa Política y en la bancada.
-Pasando al tema de alianzas y proyecciones políticas del Frente Amplio. Más allá de la labor parlamentaria y administrativa en el Congreso, cómo ves el trabajo con las fuerzas de la Nueva Mayoría, con sectores del PS, el PPD, el PC…
-Uno no es quién para negarles el ingreso a las bases de esos partidos o la posibilidad de participar en los territorios, pero es sano tener claro que hay militantes de esos partidos que están cuestionados, formalizados y hasta imputados por corrupción y malversación, entonces, no es llegar y decir juntemos todo con chicle y aquí no ha pasado nada. Somos proyectos sumamente distintos, nosotros estamos irrumpiendo en la política nacional y vamos a seguir creciendo, pero ellos tienen que asumir que se acabó la Nueva Mayoría y generar alguna conversación más allá de lo administrativo. Pero es súper claro, por ejemplo, que en el PRO hay temas que no han sido transparentados, entonces, no es llegar y hacer borrón y cuenta nueva. Obviamente hay que evitar que la derecha sea una mayoría en el Congreso, pero nosotros vamos a ser una oposición distinta a ellos, vamos a ser oposición, pero no constructiva como lo dijo Bitar, o Isabel Allende o Girardi, eso significa el mal menor, omitir cosas; nosotros vamos a ser una oposición dura, muy dura y radical en los temas que sintamos que va a salir perjudicada la ciudadanía y vamos a resistir a la derecha y los sectores conservadores de la Nueva Mayoría en el Congreso.
-Pero esa postura, tan dura con la Nueva Mayoría, tampoco es un gran consenso en el Frente Amplio…
-No, hay algunos en el Frente Amplio que creen que somos igual al PC, que solo hay diferencias de forma, pero esa es la posición de RD. Nosotros creemos que hay diferencias mucho más profundas y que pasan por asumir la responsabilidad de lo que no se hizo, asumir aquella promesa incumplida, terminamos el Gobierno de Bachelet sin una nueva Constitución, que es muchísimo más importante que el voto en el extranjero o la eliminación del binominal.
«BANCADA FEMENINA»
-Las diputadas frenteamplistas armaron la “bancada femenina”, ¿cuál es el objetivo de este espacio, impulsar la línea legislativa feminista?
-En realidad, muy sinceramente, ese espacio no nace para poner énfasis en las demandas de género, nace a propósito de la legítima aspiración de tres parlamentarios de acceder a la presidencia de la Cámara. Ellos tienen todo el derecho de aspirar a eso, pero nosotros también, todas y cada una, entonces no es una “bancada feminista”, porque no nace solamente con el fin de reivindicar la lucha feminista…
-Entonces nace para hacerle contrapeso a la hegemonía de los hombres en la bancada del Frente Amplio…
-Sí, porque si hubiera sido feminista, habríamos incluido a compañeros que también se sintieran identificados con la lucha feminista. Entonces, en el fondo nosotras decimos que estamos disponibles para aspirar y disputar todos los espacios, las presidencias de las comisiones, las vocerías, incluso la presidencia de la Cámara. Pero es un espacio interesante, no sé cómo va a terminar, peor hasta ahora ha sido interesante conocernos, hay que ver si la voz de la orgánica va a pesar más, por ejemplo, en el caso de las compañeras de RD, que son tres.
-Pero, con todo este discurso de impronta feminista, del proceso de emancipación, igualdad de derechos y lucha antipatriarcal, hasta en su campaña presidencial, ¿no ves como preocupación el hecho de que hayan tenido que armar una bancada especial para poder impulsar la idea, al interior de la bancada frenteamplista, de que una diputada del FA también podía presidir o liderar los distintos espacios de la Cámara?
-Por qué tuvimos que hacer esto, porque aunque somos el tercio de la bancada, a la hora de proponer nombres para asumir esa responsabilidad, ni el PH ni RD propusieron a sus compañeras. Entonces, está la propuesta de las vocerías paritarias de los diputados, y vamos a insistir en que se respete esa propuesta. Incluso uno de los diputados del FA dijo “oye, pero si nos organizamos nosotros los hombres”… Bueno háganlo, es como la reacción más bruta. Háganlo, entiendan que no es una organización en contra de ustedes, ojalá ustedes lograran valorar esta decisión por lo que es, aportar al debate, generar la legítima expectativa de que nosotras también podemos. Claro, está el argumento de que no tenemos experiencia, que deben ser algunos de los que ya estaban en el Congreso, pero ¿por qué no peleamos la presidencia de la Cámara el tercer año y no ahora? Entonces, en dos años demás que aprendemos. Nosotras no tenemos que pedirle permiso a nadie para aspirar a lo mismo que aspiran ellos. Nadie dice que no lo hagan, pero debatamos en igualdad de condiciones. (El Mostrador)