Persona se define como “sustancia individual de naturaleza racional”. Es decir, es un ser único en su especie y que piensa. Orienta su vida racionalmente. Al menos eso es lo que se supone. Es un ser no determinado por su naturaleza, es decir libre. Cada ser personal construye su propia historia, biografía y deja una huella de su mismidad en el mundo. Es por esta mismidad, ser único, que su vida es sagrada, posee una dignidad intrínseca por el hecho de ser. Su racionalidad, como algo diferenciador, ya la tenían claro los griegos.
Aristóteles habla de “sustancia animal” con una diferenciación específica, su racionalidad. Por lo mismo, es habitual pensar que porque el hombre posee razón se comporta racionalmente. Esto supone que sus acciones se basan en conclusiones a las que llega desde la lógica, desde el pensamiento. Muchas veces no es así.
En muchos casos las reflexiones no son más que una fachada, una excusa superficial sobre una decisión irracional ya tomada. Aquí surge el término de “Disonancia Cognitiva”, “decir A y hacer Z” para intentar mantener la “consistencia interna” de las “creencias interiorizadas”. Esto es abiertamente un “autoengaño” que genera malestar y mueve a intentos de cambios de conductas, al menos en palabras, que muchas veces no se concretan en actos. Estas acciones humanas hacen que quien la ve desde fuera racionalmente no crea en la honestidad del cambio, produciéndose un “cortocircuito racional”. Algo no encaja. De eso hemos tenido mucho en el último tiempo. La política chilena está llena de eso y los “jóvenes soñadores” que hoy son gobierno son los expertos en el tema. Todo lo que hacen o dicen tiene un “tweet” o acción anterior que dice todo lo contrario a sus supuestas acciones en el hoy. Viven autoengañándose.
La semana pasada el Presidente volviendo de vacaciones, sin sentido de realidad y no considerando los verdaderos problemas país, anunció una “caleta con perspectiva de género”, lo que le valió las burlas racionales de todos los sectores. Claramente no es el problema país prioritario y no es más que darle un nombre ideológico a algo de sentido común. El problema es que es el Presidente quien la inaugura como si fuese lo importante.
La racionalidad de los chilenos reclama y el Presidente, sin poder aguantar la presión psicológica de la crítica, hace lo que sabe que debe hacer, pero que no quiere hacer. La “píldora” de convocar consultivamente al Cosena molestó al PC, sin duda y al FA también. Todos sabemos que en sus “creencias interiorizadas” la violencia les es servil y que la criminalidad es relativa a su causa. Eso es irracional sin duda, por lo que la razón los lleva a maquillar el tema diciendo que “perseguirán a los criminales como perros” y otras frases rimbombantes, pero haciendo poco. Todas las leyes que ayudan a controlar la violencia, el crimen organizado y la migración las votaron en el pasado en contra. Odian a las fuerzas militares y hoy para “maquillar” llaman al Cosena como organismo consultivo y no resolutiva. Por tanto veremos si esto se traduce en acciones.
Esto mismo lo vemos en educación, las nuevas autoridades parecieran responder más a sus “creencias interiorizadas” y no a la necesidad real. En Atacama donde la reforma ha demostrado ser un desastre, en vez de anular las reformas, ponen un “peón perfecto” en nombre de la inclusión. Es de los “propios” y no siendo de la zona, podrá cortar los hilos necesarios frente al descontento que saben que está por venir. A cargo de educación alguien que al menos ha demostrado ser bastante mal educado y altamente ideologizado, lo que deja claro que el tema de mejorar la educación nunca ha sido el foco.
La disonancia cognitiva abunda. Hablan de “superioridad moral” y no saben lo que es la moral. Instan a condenar el “robo” desde leyes y crean mecanismos para desfalcar al Estado. Dicen ser los “defensores del pueblo” y “lucran” de lo destinado a los más pobres. Hablan de gestión y de agenda pro crecimiento e “irracionalmente” hacen precisamente lo que perpetua el decrecer, hoy batimos récord, hace mucho Chile no estaba tan mal. Insisten en su preocupación por mejoras laborales y sus acciones “irracionales” hacen que el empleo se precarice, hoy también los números son los peores en mucho tiempo.
Son abiertamente los “curas gaticas”, “predican, pero no practican”. Sólo decir que, tal vez la disonancia cognitiva que más indigna, es la del “favorito”, Giorgio Jackson. Ese que se sentía moralmente superior y que por sus actos contra la moral misma ha sido más que cuestionado. Hoy se va a España a hacer clases. Podría enseñar cualquier cosa, pero va a enseñar ética , es la disonancia cognitiva encarnada. (El Líbero)
Magdalena Merbilháa